Es crucial que, como ciudadanos y habitantes chilenos, participemos activamente en la consulta pública sobre el Plan Nacional de Data Centers.
El reciente lanzamiento del Plan Nacional de Data Centers por parte del Gobierno de Chile nos brinda una excelente ocasión para reflexionar sobre las oportunidades que conlleva tener una política pública orientada al desarrollo de infraestructura tecnológica. Este plan no solo busca fortalecer el ecosistema digital del país, sino que también abre un camino hacia la innovación y el crecimiento económico sostenido.
Por lo mismo, desde el 29 de octubre de este año se está realizando la respectiva consulta pública, en donde tenemos la oportunidad de plantear nuestra voz sobre este tema.
Es fundamental que Chile no se limite a ser un mero proveedor de infraestructura. La clave del éxito radica en fomentar desarrollos tecnológicos realizados dentro del país que respondan tanto a necesidades locales como globales.
La ubicación geográfica estratégica de Chile y su creciente infraestructura tecnológica deben aprovecharse para convertirse en un hub de innovación. Esto implica incentivar la creación de patentes y productos tecnológicos desarrollados en Chile, los cuales puedan ofrecer soluciones a problemas locales y, al mismo tiempo, competir a nivel internacional.
Contar con data centers ubicados físicamente en Chile representa una ventaja competitiva significativa. No solo permite una mejor gestión de la información y los recursos locales, sino que también atrae inversiones extranjeras y posiciona al país como líder en tecnología en la región. La inversión en investigación y desarrollo (I+D) es crucial para generar productos y servicios innovadores que puedan ser comercializados globalmente, beneficiando tanto a la economía local como global.
Si bien el contar con desarrollo de infraestructura a nivel local es una oportunidad, es importante tener conciencia de su impacto. A nivel mundial, el impacto medioambiental de los data centers es un tema de creciente preocupación. Según un informe de la International Energy Agency (IEA), los data centers consumen aproximadamente el 1% de la electricidad mundial, y esta cifra se espera que aumente significativamente en los próximos años.
Sin embargo, el impacto ambiental de los data centers no se limita solo a su consumo energético. Otros factores, como el uso de agua, el desperdicio electrónico y la emisión de gases de efecto invernadero, también juegan un papel importante.
Para abordar estos desafíos, es clave adoptar un enfoque de sostenibilidad que abarque todo el ciclo de vida de los data centers, desde la extracción de materias primas hasta el fin de su vida útil. Esto incluye el uso de energías renovables, la implementación de tecnologías de eficiencia energética y la gestión adecuada de los residuos electrónicos.
Ejemplos de esto los podemos encontrar en proveedores de cloud computing públicos, que hacen uso eficiente de su infraestructura a partir de modelos de responsabilidad compartida. Bajo este modelo, el proveedor de infraestructura se encarga de la infraestructura física y la seguridad hasta la capa de virtualización, mientras que los clientes son responsables de la administración del sistema operativo invitado y de cualquier software de aplicaciones asociado.
Este enfoque permite a los clientes implementar prácticas sostenibles en sus entornos de TI, reduciendo así su huella de carbono. No obstante, para que ello ocurra, es esencial que los desarrollos en arquitecturas tecnológicas, despliegues de software y diseño de algoritmos también se realicen de manera sostenible.
Esto implica diseñar sistemas que sean eficientes en términos de consumo de recursos y que minimicen su impacto ambiental y, para ello, la formación de especialistas debe considerar en su currículum base la incorporación de estos principios.
En resumen, para mitigar el impacto medioambiental de los data centers, es necesario adoptar un enfoque holístico que incluya la sostenibilidad en todas las etapas del ciclo de vida, así como la colaboración entre proveedores de infraestructura, servicios y clientes para implementar prácticas sostenibles.
Finalmente, es crucial que, como ciudadanos y habitantes chilenos, participemos activamente en la consulta pública sobre el Plan Nacional de Data Centers. Nuestra voz y nuestras opiniones son fundamentales para asegurar que esta política pública refleje las necesidades en este ámbito, y nos hagan aprovechar esta oportunidad de manera responsable como país.