Apostar por la tecnología cuántica es apostar por el futuro de Chile
La computación cuántica, con el reciente anuncio del chip Willow de Google, se presenta como un avance tecnológico con un potencial transformador que nos invita a reflexionar sobre su impacto social y económico. El impacto que pueden tener las nuevas tecnologías en nuestra sociedad tiene el potencial de reproducir la desigualdad como también colaborar en su superación.
¿Imaginan encontrar nuevas formas de energía o la cura para enfermedades como el cáncer?
A diferencia de los procesadores tradicionales, estos chips utilizan cúbits, basados en principios de la mecánica cuántica, que permiten realizar cálculos de una complejidad inimaginable hasta ahora. Imaginen simular el comportamiento de moléculas para desarrollar nuevos fármacos: una tarea titánica para la computación clásica, pero potencialmente trivial para un ordenador cuántico. Willow ha transformado el panorama al demostrar que, a medida que se incrementa el número de cúbits, los errores disminuyen y el tiempo de cómputo aumenta. Las implicaciones son enormes, ya que sugiere que a medida que los sistemas de computación cuántica aumentan en tamaño, también aumenta su precisión.
La computación cuántica promete revolucionar campos como la medicina, con diagnósticos tempranos y tratamientos personalizados; la lucha contra el cambio climático, con nuevos materiales para la captura de carbono y la energía renovable; la logística, con la optimización de rutas y vehículos autónomos; y la ciberseguridad, con sistemas de encriptación robustos y ciberdefensa avanzada. Se trata de un cambio tecnológico que transformará nuestro futuro.
Sin embargo, ¿cómo podemos asegurarnos de que la computación cuántica no agrave las brechas existentes? ¿Cómo podemos evitar que Willow y sus sucesores se conviertan en herramientas de acumulación de capital en manos de las grandes corporaciones tecnológicas, profundizando la desigualdad a nivel global y local?
Es crucial que Chile se sume a esta y para ello se requiere una estrategia nacional para la computación cuántica, la que va a necesitar abordar diversos asuntos. Financiamiento para la investigación en universidades y centros de investigación. Programas de becas para estudiantes de posgrado en áreas relacionadas con la computación cuántica. Producir un debate nacional sobre las implicaciones éticas y sociales de la computación cuántica.
Chile se encuentra en la antesala de una transformación tecnológica que promete redefinir el mundo tal como lo conocemos: el giro cuántico. No podemos permitirnos ser simples espectadores. Contamos con el talento, las instituciones y el ecosistema para ser protagonistas, pero necesitamos una visión audaz y una estrategia nacional que nos impulse. La clave radica en la inversión en investigación y desarrollo, fomentando la colaboración entre el sector público, la academia y la industria. Debemos formar a las nuevas generaciones en las habilidades que esta nueva era exige. Apostar por la tecnología cuántica es apostar por el futuro de Chile. El mundo avanza a pasos agigantados, y nosotros debemos estar a la altura. Es hora de actuar con determinación y convertirnos en líderes de esta revolución.