Publicidad
El modelo económico chileno y su dependencia del cobre Opinión

El modelo económico chileno y su dependencia del cobre

Publicidad
Carolina Erices
Por : Carolina Erices Profesora del Departamento de Ingeniería Comercial USM
Ver Más

Sin una política de Estado orientada al consenso que impulse la innovación y la diversificación, es probable que Chile continúe enfrentando un periodo de bajo crecimiento económico, lo que conllevaría una pérdida de competitividad a nivel global.


El modelo económico chileno actual se caracteriza por su fuerte dependencia de los recursos naturales, especialmente del cobre, que representa alrededor del 10% del PIB y más del 50% de las exportaciones.

Esta estructura, aunque ha generado un crecimiento económico significativo en el pasado, enfrenta serias limitaciones. La concentración en sectores primarios ha expuesto a nuestro país a vulnerabilidades, como la fluctuación de los precios de los commodities y el impacto del cambio climático. A medida que las proyecciones de crecimiento para 2024 oscilan entre el 2% y el 2,6%, y con expectativas de un PIB tendencial por debajo del 2% hasta 2034, es evidente que el país se enfrenta a desafíos estructurales significativos.

A corto plazo, la política monetaria y fiscal ha sido clave para mitigar los efectos de la desaceleración. No obstante, estas medidas no son suficientes para impulsar un crecimiento sostenido. El Producto Interno Bruto (PIB) de Chile ha mantenido una relación estrecha con las fluctuaciones de los precios del cobre, lo que lo expone a los ciclos volátiles del mercado internacional, disminuyendo la capacidad de crecimiento estable.

En el contexto de la globalización, los desafíos son aún mayores. Chile enfrenta la necesidad de modernizar su economía, alejándose de una estrategia que dependa exclusivamente de los recursos naturales hacia un enfoque más diversificado y sostenible.

Ante estos desafíos, surge la necesidad de replantear el modelo económico chileno hacia uno más sostenible y diversificado. Hoy, Chile tiene una oportunidad única de reconfigurar su modelo económico mediante la implementación de una nueva matriz energética centrada en energías renovables. Este enfoque no solo diversifica nuestra base económica, sino que también promueve la sostenibilidad y la resiliencia frente a las fluctuaciones del mercado global.

Gracias a su geografía, nuestro país posee una ventaja comparativa notable para el desarrollo de energías renovables, particularmente en los campos solar y eólico. Se estima que el potencial solar de Chile alcanza los 1.000 GW, mientras que el potencial eólico se sitúa en torno a los 200 GW. La implementación de políticas que incentiven la inversión en estas áreas no solo puede transformar a Chile en un líder en exportaciones de energía limpia, sino también en generar un nuevo sector económico que complemente su tradicional pilar minero, contribuyendo al crecimiento del PIB y diversificación productiva.

Es necesario incrementar la inversión en investigación y desarrollo (I+D), lo cual representa solo el 0,5% del PIB actual, un nivel significativamente bajo en comparación con otras economías avanzadas. Invertir en tecnologías limpias y sostenibles mejorará la eficiencia energética en hasta un 20%, al mismo tiempo que se impulsará la creación de empleos en sectores emergentes como la energía verde, con una proyección de más de 70.000 nuevos empleos para 2030.

La modernización de la infraestructura energética, con la integración de tecnologías verdes como redes eléctricas inteligentes y sistemas de almacenamiento de energía, es clave para asegurar la robustez del sistema. Además, se debe garantizar que las comunidades locales se beneficien de la transición energética, creando un entorno inclusivo para el desarrollo económico.

Fomentar la educación y capacitación en energías renovables es esencial, ya que el 70% de los empleos en energías renovables estarán relacionados con la formación técnica y profesional en los próximos 10 años.

Sin embargo, la falta de una estrategia de largo plazo y de políticas que promuevan la diversificación económica sigue siendo un obstáculo importante. A pesar de que existen avances positivos en sectores clave como la tecnología, las energías renovables y la minería, sin una política de Estado orientada al consenso que impulse la innovación y la diversificación, es probable que Chile continúe enfrentando un periodo de bajo crecimiento económico, lo que conllevaría una pérdida de competitividad a nivel global.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

Inscríbete en nuestro Newsletter El Mostrador Opinión, No te pierdas las columnas de opinión más destacadas de la semana en tu correo. Todos los domingos a las 10am.

Publicidad

Tendencias