En muchos casos, exhiben características propias de un movimiento político o incluso de un partido, al promover activamente narrativas y estrategias que aseguren la continuidad del sistema, priorizando sus intereses corporativos por encima de las necesidades sociales.
Actualmente, las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) pueden considerarse uno de los grupos más influyentes en la esfera política y económica de Chile. Estas entidades no solo actúan como una industria con altas utilidades para su patrimonio, fundamentada en la gestión de los ahorros previsionales, sino que también obtienen ingresos significativos a través de las comisiones cobradas a sus afiliados, consolidando así su posición en el sistema financiero nacional.
En 2024, las AFP han demostrado una vez más su capacidad de generar utilidades significativas para ellas mismas y lo dicen en nuestra propia cara. Las utilidades de las siete administradoras totalizaron $183.346 millones a marzo, un aumento de 63,9% versus los primeros tres meses de 2023 (La Tercera). Utilidades de las AFP suben 35% al tercer trimestre y acumulan US$527 millones en el año impulsadas por el encaje (Diario Financiero).
La rentabilidad sobre el patrimonio (ROE) es un indicador clave que mide la utilidad generada en relación con los fondos propios de una empresa. Dicho de otra forma, se calcula dividiendo el beneficio neto entre el patrimonio de la empresa. Es así como “la rentabilidad sobre el capital de las AFP (ROE, por sus siglas en inglés), calculada como el promedio entre los años 2011 a 2021 es de 22,5%”, según indica el informe de impacto regulatorio que acompaña la propuesta de reforma a las pensiones.
Por otro lado, las AFP han operado con un notable vínculo político, evidenciado por la participación de diversas figuras asociadas a ciertos partidos que han desempeñado un rol clave en impedir reformas significativas que podrían afectar al sistema. No solo es la defensa al sistema de AFP que ha mantenido la derecha en general y ahora el partido Republicano en particular, el problema es mayor y más profundo.
Un caso ilustrativo es el de AFP Cuprum, cuyo directorio, años atrás, estuvo liderado por Ernesto Silva Bafalluy (UDI). Este economista estuvo acompañado por Carlos Bombal (UDI), exsenador por Santiago, y Pablo Wagner San Martín (UDI), quien más tarde asumiría como subsecretario de Minería durante el primer mandato de Sebastián Piñera.
Otro caso es el del directorio de AFP Provida que también ha contado con destacadas figuras políticas. Joaquín Vial Ruiz-Tagle (DC), exdirector de Presupuestos durante el gobierno de Frei Ruiz-Tagle, ejerció como presidente. Entre los directores se incluyeron Ximena Rincón (ex DC y actual Demócrata), senadora en la actualidad; Jorge Marshall Rivera (PPD), exministro y subsecretario de Economía en el gobierno de Aylwin y luego consejero del Banco Central; Cristina Bitar, conocida por liderar las campañas de Joaquín Lavín; y Osvaldo Puccio (PS), exministro secretario general de Gobierno en la administración de Lagos.
Hoy en día, las AFP tienen una acción más directa para ejercer como un movimiento o partido político. Ahí tenemos las declaraciones de la Asociación de AFP que señala rimbombantes opiniones políticas como la realizada por la presidenta de la Asociación, quien calificó la reforma previsional del gobierno como un “retroceso”, argumentando que no cumple con las expectativas de la ciudadanía y que podría debilitar el sistema actual.
Recordemos que la Asociación respondió a críticas del gobierno por una minuta en la que se exponían observaciones sobre las reformas propuestas. La entidad afirmó que expresar ideas no debe ser considerado ilegítimo, subrayando su derecho a participar en el debate público. También tenemos a la presidenta de la Asociación advirtió sobre la necesidad de ajustar la edad de jubilación y aumentar las tasas de cotización para garantizar la sostenibilidad del sistema.
La afirmación de que las AFP actúan como movimientos o partidos políticos merece ser analizada cuidadosamente. Se debe tener presente que las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) son instituciones cuyo objetivo declarado es gestionar fondos de pensiones y asegurar la rentabilidad de los ahorros previsionales de los afiliados mediante inversiones, tal como lo establece su marco normativo en Chile. Pero en materia comunicacional la Asociación de AFP en ocasiones realiza declaraciones públicas que buscan influir en la discusión sobre las reformas al sistema de pensiones.
Caracterizar a las AFP como un “movimiento o partido político” es un asunto debatible, ya que no presentan una estructura formal ni objetivos propios de un partido político. Para algunos, su rol podría entenderse más como el de un grupo de interés que representa los intereses del sector previsional dueños de las AFP. Pero claramente es un actor de poder que ejerce una acción política sobre una de la más importante reforma de política pública de las últimas décadas, impulsada por tres gobiernos de distinto color político.
Es importante recordar que las AFP destinan significativos recursos a publicidad, siendo grandes auspiciadores en medios de comunicación masiva como la televisión. Esto puede tener un impacto en la línea editorial de los programas, dado que los medios suelen depender de los ingresos publicitarios para su financiamiento.
Estudios sobre el periodismo y la publicidad destacan que esta dependencia económica influye en la selección y tratamiento de los contenidos, priorizando temas que no perjudiquen los intereses de sus auspiciadores, como lo evidencia un estudio de los profesores Abraham Santibáñez y Enrique Vergara, titulado “Periodismo y publicidad: claves y ambigüedades de una relación promiscua” (2008). Por lo tanto, es menos probable que en estos espacios se dé lugar a críticas fuertes al sistema previsional que gestionan las AFP. Este fenómeno no solo afecta la diversidad informativa, sino también la percepción pública sobre temas clave de interés social.
El sistema de pensiones chileno enfrenta un momento crítico, con una reforma previsional que ha sido obstruida en el Congreso, dificultando avances hacia un modelo más equitativo, donde las jubilaciones continúan siendo bajas para una parte significativa de los pensionados. Por otro lado, las AFP han sido cuestionadas por generar ganancias significativas, aun en contextos de bajas rentabilidades para los afiliados, lo que refuerza la percepción de asimetrías en el sistema. La reforma busca no solo elevar las pensiones, sino también introducir mecanismos de solidaridad y ampliar la cobertura, pero su avance sigue siendo un desafío político y social.
Finalmente, las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) deben ser entendidas en su verdadera naturaleza: una industria cuya finalidad principal es generar ganancias económicas para sus dueños. Además, operan como un grupo de interés que utiliza su influencia política, mediática y económica para proteger y perpetuar el modelo que sustenta sus beneficios. En muchos casos, exhiben características propias de un movimiento político o incluso de un partido, al promover activamente narrativas y estrategias que aseguren la continuidad del sistema, priorizando sus intereses corporativos por encima de las necesidades sociales.
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