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La resiliencia de las comunas pequeñas ante el olvido del poder central Opinión Imagen de archivo (AgenciaUno)

La resiliencia de las comunas pequeñas ante el olvido del poder central

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En Penco seguimos careciendo de vehículos especializados, suficientes brigadistas y sistemas de alerta temprana. Esta precariedad no solo compromete la eficiencia de la respuesta, sino también la seguridad de quienes están en primera línea del combate al fuego.


Las altas temperaturas ya están aquí y, con ellas, llega la amenaza constante de los incendios forestales. Como alcalde de Penco, sé muy bien lo que significa enfrentarse a esta temporada con recursos limitados y sin la atención que merecemos desde el poder central.

Las regiones hemos aprendido, muchas veces a costa de nuestras propias pérdidas, que no podemos esperar soluciones rápidas ni efectivas desde Santiago. Aquí, en comunas como la nuestra, la preparación no es opcional: es una cuestión de supervivencia.

En Chile, los incendios forestales han alcanzado cifras alarmantes. Según la Corporación Nacional Forestal (Conaf), durante la temporada 2022-2023 se registraron más de 7 mil incendios a nivel nacional, que consumieron más de 300 mil hectáreas de vegetación.

La Región del Biobío, donde se encuentra nuestra comuna, ha sido una de las más afectadas históricamente. Esta estadística no solo es un número; son familias que pierden sus hogares, comunidades que ven destruidos sus ecosistemas y vidas que se ven alteradas para siempre.

Este año enfrentamos un escenario particular. Tanto el delegado presidencial como el gobernador del Biobío y yo mismo hemos asumido recientemente nuestras funciones. Estamos en un periodo de adaptación, pero la realidad no espera. La amenaza de incendios forestales está a la vuelta de la esquina y con nuestras comunidades en riesgo no tenemos tiempo para equivocarnos.

Es un desafío doble: liderar una comuna pequeña que debe estar lista para enfrentar cualquier emergencia, mientras lidiamos con la burocracia y la falta de recursos que históricamente han afectado a las regiones.

En Penco, sabemos lo que está en juego. Nuestra comuna no solo tiene extensas áreas forestales cercanas a zonas habitadas, sino también una economía que se tambalea cada vez que el desastre golpea. Y, sin embargo, seguimos viendo cómo los recursos y las soluciones se quedan concentrados en la capital, mientras las regiones debemos lidiar con las consecuencias.

La prevención es clave, pero no podemos hacerlo solos. Necesitamos refuerzos como brigadas de emergencia, con equipamiento adecuado y planes preventivos diseñados para nuestras realidades locales. No es lo mismo enfrentar un incendio en Penco que en una comuna metropolitana, y es momento de que las políticas públicas lo reflejen. Además, la falta de un enfoque diferenciado en la asignación de recursos agrava la inequidad territorial.

Estamos tomando medidas con los pocos recursos que tenemos, pero no podemos negar que estas son insuficientes frente a la magnitud de los desafíos que enfrentamos. Si algo me ha enseñado mi experiencia como concejal y consejero regional es que la fortaleza de una comuna pequeña radica en su gente, en su capacidad de unirse y salir adelante, incluso cuando el apoyo externo brilla por su ausencia.

La Conaf, el principal organismo encargado de combatir incendios forestales, ha señalado en múltiples ocasiones la necesidad de incrementar la infraestructura y los equipos en regiones como la nuestra. En Penco seguimos careciendo de vehículos especializados, suficientes brigadistas y sistemas de alerta temprana.

Esta precariedad no solo compromete la eficiencia de la respuesta, sino también la seguridad de quienes están en primera línea del combate al fuego.

Mi llamado al Gobierno es claro: no nos dejen solos. No podemos permitir que la historia se repita, con comunidades devastadas y familias enteras perdiéndolo todo. La prevención de los incendios forestales es una responsabilidad compartida y exigimos que se nos tome en serio. No queremos caridad, queremos herramientas. Queremos que se nos dé lo necesario para cuidar a nuestra gente y proteger nuestro territorio.

Sé que en Penco no nos rendiremos. Pero también sé que el futuro de nuestras comunas depende de decisiones que no siempre se toman aquí. Es hora de que esas decisiones incluyan a las regiones, a nuestras familias y a nuestra realidad. No hay tiempo que perder.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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