Es urgente que avancemos en la discusión por una nueva legislación que nos permita identificar el nivel de violencia que presentan los videojuegos digitales, algo que permitiría regular mayormente este mercado y apoyar el mayor desarrollo en las distintas étapas cognitivas en los menores de edad.
La cultura de los videojuegos ha calado hondo en las sociedades. Según cifras oficiales, existen 10 países desarrollados en que, al menos, un 17% de las personas, en promedio, declara destinar más de seis horas a la semana a los videojuegos.
En Chile, se estima que después de la pandemia un 52% de las personas destina entre cinco a diez horas de la semana al uso de videojuegos, lo que significa un aumento del 62% respecto del periodo previo.
Por esto, es importante que desde nuestra vereda legislativa apoyemos a las familias en el establecimiento de límites saludables para este tipo de actividades recreativas, sobre todo en el caso de los menores de edad, que están vulnerables al acceso de juegos digitales que no colaboran al mayor desarrollo cognitivo que tanto requieren en su etapa de desarrollo académico.
En la Cámara de Diputados llevamos mucho tiempo intentando priorizar un proyecto educativo relativo a establecer la obligación de advertir el nivel de violencia presente en la publicidad de los videojuegos y también en los videojuegos digitales. Ahora bien, es sencillo decirlo, pero sin acciones no hay resultados.
Por ello, el año 2022 ingresé un proyecto sobre protección de los derechos de los consumidores, para establecer la obligación de advertir los niveles de violencia presentes en los videojuegos y su publicidad, el que fue refundido con otras dos iniciativas similares, y hace algunas semanas la bancada PPD ingresó otra iniciativa en la misma línea, pero los avances en el trámite legislativo son nulos, ya que sigue en primer trámite en la Comisión de Futuro, Ciencias y Tecnología.
Hago un llamado al Congreso Nacional a trabajar con mayor celeridad, y al Gobierno a apoyar iniciativas que buscan ayudar a nuestras futuras generaciones, porque está claro que la actual Ley 20.756, que exige el etiquetado en la carcasa del videojuego respecto a su nivel de violencia no es suficiente, ya que en los últimos años los videojuegos no solamente son adquiridos en formatos físicos sino también digitales, lo que no permite incluir la etiqueta o leyenda que impone la ley.
Es urgente que avancemos en la discusión por una nueva legislación que nos permita identificar el nivel de violencia que presentan los videojuegos digitales, algo que permitiría regular mayormente este mercado y apoyar el mayor desarrollo en las distintas etapas cognitivas en los menores de edad.
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