El país necesita con urgencia incorporar en el sistema tributario mecanismos que protejan las finanzas públicas de fraudes como la evasión o fórmulas turbias de elusión, considerando las altísimas tasas que se observan de estas prácticas.
Cuando la tasa de evasión tributaria llega a niveles que pueden representar un 30% o más, como ocurre hoy en nuestro país, la sociedad está frente a un problema mayor. Se trata simplemente de un fraude mayúsculo al Fisco. Es decir, estamos aceptando que una parte importante del PIB sea apropiada por quienes, generalmente, disponen de los mayores ingresos. Si ello es demostrable, y lo es, significa que la tasa impositiva real es la mitad de la que pagan efectivamente esos contribuyentes si la evasión llega a un 50%.
Evadir es un incentivo perverso para un país que necesita redistribuir el ingreso nacional, sea en subsidios o bienes públicos para brindar un mejor bienestar a todos sus habitantes. Especialmente desastroso lo es si la concentración de la riqueza o los ingresos lleva el coeficiente de Gini a cifras cercanos a 1. En Chile es 0,46, en Canadá 0,31; donde, 1 corresponde a la máxima concentración de los ingresos en un país.
Lo que ocurre es que con cualquier reforma tributaria en Chile que implique subir la carga tributaria se estaría lidiando con la reacción de sectores contrarios a esa reforma, normalmente partidos políticos de derecha, lo que puede llevar a una respuesta que implique posiblemente una mayor evasión o nuevas formas de elusión de concretarse un alza de la tasa impositiva.
En la actualidad se conoce la carga tributaria aproximada de cada país. También se sabe qué diferencias existen entre países en cuanto a la carga tributaria respecto del PIB. Asimismo, es posible observar y relacionar el nivel socioeconómico de cada país con la distribución de los ingresos que genera su actividad económica, igualmente, lo que pagan en impuestos los distintos grupos de contribuyentes, la carga tributaria total y qué porcentaje de evasión existe respecto del PIB.
Un país puede estimar la carga tributaria que sería necesario recaudar en recursos que el Estado requiere para asegurar una mejor distribución del ingreso, suponiendo una satisfactoria gestión pública para obtener los mayores recursos posibles destinados a ampliar y/o mejorar la base de bienes públicos y otorgar mejores subsidios. Las pensiones, el sistema educacional, de salud, de seguridad ciudadana, son generalmente los gastos sociales prioritarios del Estado.
Los gobiernos pueden hoy disponer de sistemas digitales de última generación que incluyen AI para los procesos involucrados en el cobro y recaudación de impuestos. El cruce de abundantes datos de transacciones y documentación que circulan en la economía permite el diseño de sistemas inteligentes que pesquisen las conductas tributarias, establezcan patrones y hagan seguimiento de todo lo que aparezca como evasión, como también prácticas de elusión de impuestos. Mientras mayor sea el empleo de plataformas digitales y aplicaciones asistidas por algoritmos inteligentes en el cálculo de la declaración y pago de impuestos de forma automatizada es esperable un mayor control sobre la evasión y la elusión.
Los datos tributarios disponibles y los que se generan a partir de la apertura de los datos de las cuentas bancarias hace posible cuantificar la tasa de evasión y elusión por cada tipo de impuestos y llegar a identificar sectores, grupos, personas naturales y jurídicas que evaden y eluden impuestos, como también los montos.
Con el apoyo de múltiples bases de datos disponibles y de sistemas informáticos inteligentes se está en condiciones de calcular periódicamente – pese a su complejidad – la tasa de evasión y elusión, con lo cual es posible calcular la tasa real de cada impuesto que paga un contribuyente.
Si la inflación afecta el valor de las rentas de toda la población, especialmente a los de más bajos ingresos, la evasión afecta también al valor de los ingresos que deja de percibir el país a través del sistema tributario. Existe un sistema institucional que a través del Banco Central como entidad autónoma está mandatado para enfrentar y contener la inflación, sin embargo, no existe un sistema que se haga cargo de enfrentar y reducir la evasión tributaria, considerando que el SII no ha demostrado poder hacerlo eficazmente.
En consecuencia, conocida la carga tributaria en un periodo, dada la tasa impositiva aplicada por cada tipo de impuesto, si el cobro por esa tasa demuestra una evasión de un 20% para un determinado tipo de impuesto, el gobierno podría subir la tasa aplicada para ese mismo tipo de impuesto en el mismo porcentaje de la evasión. Lo anterior, implica estimar primeramente la carga tributaria óptima que permita recaudar los recursos del presupuesto fiscal, suponiendo que no existe evasión. Obviamente, sería una materia que requiere acuerdo político junto con aceptar la metodología para su cálculo.
La carga tributaria óptima sería aquella que se aplicaría en un determinado plazo – donde la evasión es cero – para asegurar el financiamiento de un Proyecto País que brinde determinados servicios, bienes públicos, subsidios, y garantice los gastos permanentes del Estado. El Proyecto País es una materia para consensuar políticamente que puede ser ratificado a través de una consulta ciudadana.
Si el Estado demuestra que hubo evasión, éste debe tener la facultad de actuar y aplicar no solo sanciones legales, sino también resarcirse, subiendo la tasa del tipo de impuesto que presentó evasión en un período determinado.
El equilibrio de la carga tributaria, es decir, el conjunto de tasas aplicadas a los contribuyentes se logra cuando la evasión tienda cero. De allí en adelante será posible incluso rebajar determinadas tasas lo que a la larga puede permitir disminuir la carga tributaria total, como incentivo al pago integral de los impuestos.
Thomas Piketty ha sostenido con datos irrebatibles que, si el rendimiento del capital supera la tasa de crecimiento de la economía, se deduce que la riqueza se concentrará cada vez más, lo que a su vez lleva a aumentos alarmantes de la desigualdad, lo que no sólo es injusto, sino que socava los valores democráticos y meritocráticos, la confianza en las instituciones y la cohesión social.
La tasa de ganancia del capital en Chile se ve incrementada por la alta evasión y la elusión de impuestos lo que solo en parte se ve reflejado en el coeficiente de Gini, ya que las ganancias ocultas en la evasión y elusión son ignoradas. La desigualdad estructural en nuestro país debe ser explicada con información y datos históricos provenientes de la concentración de la riqueza y esa es una tarea pendiente.
El pacto fiscal subyacente debería partir por lograr un consenso respecto del costo de un plan estratégico de desarrollo económico sostenible y equitativo por el lado del gasto y, por otro, de los ingresos tributarios que el Estado debiera recaudar para cumplir su rol y su misión. Luego, a partir de los montos a recaudar se podrán establecer las tasas para los distintos tipos de impuestos. La evasión y la elusión son medibles, por lo tanto, mientras no se reduzcan o crezcan, el porcentaje de esos ingresos no recaudados puede trasladarse a las tasas de impuestos lo que hará subir la carga tributaria total.
El país necesita con urgencia incorporar en el sistema tributario mecanismos que protejan las finanzas públicas de fraudes como la evasión o fórmulas turbias de elusión, considerando las altísimas tasas que se observan de estas prácticas. El sistema tributario debe poder reaccionar tempranamente y minimizar la tendencia a no pagar impuestos, utilizando mecanismos reactivos ante la evasión y la elusión para desincentivarlas.
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