Publicidad
Unir fuerzas por la Antártica: colaboración y talento joven ante el cambio climático Opinión

Unir fuerzas por la Antártica: colaboración y talento joven ante el cambio climático

Publicidad
Pamela Santibáñez Ávila
Por : Pamela Santibáñez Ávila Bióloga Marina Doctora en Ecología Académica de la Universidad de Magallanes
Ver Más

Uno de los mayores desafíos será resolver la incorporación, inserción y retención de los futuros investigadores antárticos en Chile, en beneficio de la generación de conocimiento que permita enfrentar la crisis climática actual.


La Antártica no es solo un vasto desierto compuesto por un gran casquete de hielo; es esencial para la humanidad, ya que tiene un impacto directo en las condiciones ambientales y climáticas que permiten la vida tal como la conocemos. Su influencia se extiende mucho más allá de su ubicación meridional, afectando directamente el nivel del mar, la circulación oceánica y la regulación térmica del planeta, principalmente a través de su impacto en el albedo terrestre.

El casquete polar antártico, que contiene el 85 % del hielo glaciar del planeta, enfrenta un derretimiento acelerado en algunos sectores, como consecuencia del calentamiento global. Este fenómeno tiene graves repercusiones para las costas chilenas, manifestándose en el aumento del nivel del mar y en la intensificación de las marejadas, la disminución de las playas y la destrucción de la infraestructura costera, que son algunas de las consecuencias que ya estamos observando, lo que pone de manifiesto la vulnerabilidad de nuestro país ante los efectos del cambio climático.

Asimismo, la Antártica juega un rol crucial en la circulación termohalina, una suerte de “cinta transportadora” de energía calórica en los océanos, que distribuye de manera equilibrada la radiación solar en todo el planeta.

En un escenario donde el calentamiento global está a punto de superar el límite de los 1,5 °C, con impactos irreversibles en el país, es imperativo planificar estratégicamente cómo generar conocimiento desde el territorio antártico, a partir del estudio del derretimiento de los glaciares, que afecta directamente el aumento del nivel del mar, hasta investigaciones sobre los ecosistemas antárticos, verdaderos centinelas de la variación en los patrones climáticos globales.

Integrar este conocimiento con tecnologías emergentes y enfoques interdisciplinarios permitirá desarrollar soluciones innovadoras para la mitigación y la adaptación, resguardando el futuro del planeta.

Dado el gran número de instituciones que participan directa e indirectamente en la generación de conocimiento antártico, es fundamental que este plan estratégico sea complementario y sinérgico. El objetivo debe ser generar conocimiento que permita nutrir políticas, programas y planes de adaptación al cambio climático, desde un continente dedicado a la ciencia y la paz. 

Tenemos la responsabilidad de fortalecer las capacidades del sistema antártico de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) en todos los ámbitos posibles, con énfasis en la formación de los futuros científicos y científicas, así como en la inserción de investigadores jóvenes en el sistema CTCI nacional. Es necesario aumentar los mecanismos de financiamiento para la investigación, todo de manera estratégica, sinérgica y complementaria entre las instituciones chilenas vinculadas a la generación de conocimiento polar.

Esto debe ir de la mano con la creación, mejora y fortalecimiento de la infraestructura científica antártica, tanto en el continente como en sitios claves como Punta Arenas, asegurando acceso a equipamiento e instrumentos para los grupos que trabajan en esta área.

El desarrollo científico debe ir más allá de la generación de conocimiento propiamente tal, generando vínculos con su entorno sociocultural y abriendo oportunidades económicas y de desarrollo comunitario, como propone el Centro Antártico Internacional (CAI).

La construcción del CAI es una manifestación de la voluntad de Magallanes de asumir su identidad antártica, demostrando un compromiso con la protección del territorio a través del fortalecimiento de la investigación y su divulgación.

La misión del CAI es investigar, divulgar y vincular el sistema antártico a través de la facilitación y gestión de una infraestructura habilitante, transfiriendo el conocimiento colaborativo, proporcionando una experiencia polar accesible y eficiente de manera vanguardista, inspiradora y transformadora. Experiencias de otras ciudades polares demuestran que iniciativas de este tipo pueden potenciar el turismo, la educación y las actividades sociales.

En cuanto al fortalecimiento del recurso humano, Chile cuenta con cerca de 890 personas generando conocimiento antártico en los últimos 10 años, de las cuales cerca del 85 % se encuentra en etapas tempranas de formación científica.

Este fenómeno, evidenciado también en la alta participación de investigadores jóvenes en el Congreso Internacional de Ciencia Antártica realizado en Pucón (OSC SCAR 2024), plantea un desafío claro: no basta con formar nuevos talentos; es necesario incorporar, insertar y retener a profesionales altamente capacitados. Para lograrlo, se requiere un plan sinérgico entre todas las instituciones del país, aprovechando el potencial de los talentos jóvenes existentes.

Entre 2014 y 2023, las 10 instituciones con mayor personal científico asociado a proyectos antárticos son: Universidad de Chile, Universidad de Concepción, Universidad Austral de Chile, Universidad de Santiago de Chile, Universidad de la Frontera, Universidad de Magallanes, Universidad Andrés Bello, Universidad Mayor, Instituto Antártico Chileno y Universidad Federico Santa María. Las investigadoras y los investigadores de estas instituciones no solo generan conocimiento en diversas disciplinas, sino que también realizan divulgación, comunicación y transferencia de la ciencia antártica, aportando significativamente a la comprensión del territorio y a la preparación frente a la crisis climática.

En este contexto, el proyecto Nodo Laboratorio Natural Antártico, de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), liderado por el Instituto Antártico Chileno, la Universidad de Magallanes, el Centro IDEAL de la Universidad Austral de Chile y el Instituto BASE de la Universidad de Chile, debe construir una hoja de ruta para los próximos 10 años. Sus objetivos principales son fortalecer las capacidades en CTCI antártica y su sostenibilidad, así como vincular la ciencia y tecnología con el desarrollo socioeconómico de las regiones circundantes.

Para alcanzar estos objetivos, el Nodo Antártico plantea una estrategia clave en un contexto de recursos limitados: centrar esfuerzos. Esto implica convocar, colaborar, coordinar y complementar a las distintas partes e instituciones del sistema antártico nacional. Uno de los mayores desafíos será resolver la incorporación, inserción y retención de las y los futuros investigadores antárticos en Chile, en beneficio de la generación de conocimiento que permita enfrentar la crisis climática actual.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

Inscríbete en nuestro Newsletter El Mostrador Opinión, No te pierdas las columnas de opinión más destacadas de la semana en tu correo. Todos los domingos a las 10am.

Publicidad

Tendencias