Hubo una expansión presupuestaria que fue insuficiente para el cierre. Ya sabemos de la sobrestimación de los ingresos fiscales; es decir, plata no hay. Esta vez, como en el cuento del lobo, era cierto.
Un hecho inédito se ha verificado en el mundo hospitalario público al cierre de la gestión 2024. No hubo toda la expansión presupuestaria esperada para el cierre del año, como ha sido habitual desde el 2000, dada la persistencia de un presupuesto que nunca cubre los gastos en que los hospitales finalmente incurren.
Le denominamos “presupuesto de apertura” en el entendido de que después, poco a poco, vendrá el de cierre, con toda la expansión correspondiente, el raspado de la olla. A eso estamos acostumbrados. Pero, claro, tal “presupuesto de apertura” insuficiente no es raro, porque no son los hospitales los que formulan sus presupuestos –eso ni siquiera se discute, no hay dónde–, sino algún estratega de la política fiscal sentado en una oficina ubicada en algún lugar entre Mac-Iver y Teatinos.
Y, bueno, eso también ocurre porque habrá hospitales ineficientes –ya se nos ha dicho bastante– que gastan mucho más de lo que deberían para lo que producen y esto podría ser un modo de contenerlos, solo que los formuladores de presupuestos no siempre son capaces de distinguirlos de quienes hacen bien su trabajo.
Una historia conocida en el sector es el servicio de la deuda de los endeudados, a vista y paciencia de los que no se endeudan y que ajustan sus gastos a sus posibilidades de financiamiento, con no poca disconformidad en la organización. Ya nos decían algunos jefes de servicios que éramos ingenuos al no endeudarnos.
Pero este año hubo una expansión presupuestaria que fue insuficiente para el cierre. Ya sabemos de la sobrestimación de los ingresos fiscales; es decir, plata no hay. Esta vez, como en el cuento del lobo, era cierto. Y entonces echamos mano al porvenir. Se cierra la ejecución presupuestaria 2024 con la apertura anticipada del Presupuesto de 2025, el que de partida, una vez formulado, no alcanzará para cubrir la operación de todo el año, en el evento de que los gastos de los hospitales fueran los mismos que los de 2024.
Se perpetúa el defecto, no se asumen los mayores gastos. Para la mayoría de los hospitales públicos de Chile, el presupuesto de apertura 2025 cubriría en el subtítulo 22, de bienes y servicios, alrededor de 9.5 meses de la operación del año si gastaran lo mismo que en 2024.
Y ahora, con el cierre 2024 contra el Presupuesto 2025, estimamos que tal presupuesto de apertura cubrirá unos ocho meses de operación en una situación como la descrita. Pan para hoy y hambre para mañana. Una gran bicicletón.
Y listo no más, usía: no sé qué más decir sobre la materia antes de que me lleven al cadalso.
Inscríbete en nuestro Newsletter El Mostrador Opinión, No te pierdas las columnas de opinión más destacadas de la semana en tu correo. Todos los domingos a las 10am.