En un año que recién comienza, queda una pregunta abierta: ¿se impondrá finalmente la transparencia, o seguirán los más de 100 mil millones de pesos de Santiago desapareciendo en la penumbra de un sistema que parece diseñado para eludirla?
En la Municipalidad de Santiago se ha forjado una inquietante convergencia entre la izquierda y la derecha, cuya consecuencia directa ha sido la opacidad en el manejo de recursos públicos de la Corporación de Desarrollo de Santiago (Cordesan). Esta práctica, iniciada desde que hay registros públicos, y mantenida por las administraciones PPD, RN y del PC, ahora se está perpetuando una vez más con Mario Desbordes (RN), y plantea serias preocupaciones sobre la rendición de cuentas en nuestras democracias locales.
La Cordesan, entidad que ha recibido más de 100 mil millones de pesos provenientes de la Municipalidad de Santiago, opera con una grave falta de transparencia. Los vecinos y vecinas, y la ciudadanía en general, apenas saben cómo se gastan estos recursos, ni el destino de los bienes y espacios públicos que administra, como teatros, fondas y auditorios.
A pesar de que hace años la Contraloría determinó que las corporaciones municipales deben cumplir con la Ley de Transparencia, la Cordesan ha resistido la medida, amparándose en su carácter de derecho privado. Desde Fundación América Transparente hemos llevado esta problemática a distintas instancias: el Consejo para la Transparencia, la Corte de Apelaciones y la Corte Suprema.
En todas hemos logrado fallos favorables que respaldan nuestro derecho a acceder a información sobre el uso de los recursos públicos aun en estas corporaciones. Sin embargo, en Santiago, los obstáculos persisten.
El argumento de la Cordesan para evadir la transparencia es insostenible. Aunque formalmente sea una corporación privada, su funcionamiento depende íntegramente de fondos municipales. Y es que estas entidades son, en la práctica, una extensión del municipio, ejecutando labores como seguridad ciudadana o pavimentación, tareas que deberían ser fiscalizadas rigurosamente. Además, los alcaldes participan activamente en sus directorios o designan a dedo y sin concurso a quienes los lideran.
Pese a ello, en Santiago, el Concejo Municipal aprueba anualmente millonarios traspasos de recursos sin recibir información detallada sobre su destino ni tampoco un reporte detallado de los recursos utilizados el año anterior. Irací Hassler, crítica de la Cordesan durante su primera campaña a alcaldesa, prometió mayor transparencia, incluso firmando un acuerdo con el Consejo para la Transparencia al inicio de su gestión. Sin embargo, su administración no cumplió, replicando la opacidad que antes condenaba y abultando cada año el multimillonario monto de fondos públicos cuyo destino queda oculto y sin fiscalización ciudadana.
En Fundación América Transparente hemos solicitado acceso a los gastos de la Cordesan desde agosto de 2023, enfrentando constantes negativas tanto de la corporación como del municipio. A pesar de los fallos del Consejo para la Transparencia y las sanciones impuestas por este al director ejecutivo y a la presidenta del directorio de la corporación, el incumplimiento ha sido sistemático.
En noviembre de 2024, ante la persistente negativa, recurrimos a la Corte de Apelaciones presentando un recurso de protección, pero, una vez más, y en dos oportunidades, la Cordesan no respondió con entregar la información en los plazos que le puso la Corte.
Con la llegada de una nueva administración, esperábamos un cambio. Durante su campaña, Mario Desbordes prometió una auditoría a la Cordesan, pero hasta ahora no ha cumplido. En lugar de transparencia, hemos visto la misma resistencia y opacidad que caracterizó a la administración anterior: la semana pasada, la Cordesan finalmente contestó a la Corte de Apelaciones, argumentando recién ahora que su carácter privado la exime de la Ley de Transparencia.
Mientras los procesos legales avanzan, la ciudadanía sigue sin saber cómo se gastan y abultan los recursos que deberían estar destinados exclusivamente a mejorar la comuna.
La historia de la Cordesan no solo revela un grave problema de falta de transparencia, sino también la consolidación de una práctica política donde izquierda y derecha parecen unidas en la opacidad. Si no actuamos con firmeza para exigir rendición de cuentas, seguiremos enfrentándonos a un sistema que prioriza los intereses particulares por sobre el bien común.
En un año que recién comienza, queda una pregunta abierta: ¿se impondrá finalmente la transparencia, o seguirán los más de 100 mil millones de pesos de Santiago desapareciendo en la penumbra de un sistema que parece diseñado para eludirla?
Inscríbete en nuestro Newsletter El Mostrador Opinión, No te pierdas las columnas de opinión más destacadas de la semana en tu correo. Todos los domingos a las 10am.