En 2009, el exsocialista logró un 20% de los votos, debilitando a Eduardo Frei y fortaleciendo la opción de Sebastián Piñera. De ahí en adelante, Enríquez-Ominami pasó a ser una verdadera pesadilla para la centroizquierda.
Faltan poco más de nueve meses para la elección presidencial y ya tenemos al primer candidato oficial que correrá a primera vuelta, José Antonio Kast. Hasta la semana pasada solo contábamos con un precandidato a las primarias de la derecha –al menos a eso aspira Johannes Kaiser– y Vlado Mirosevic por el oficialismo, a los que se suma la candidata-no candidata Evelyn Matthei. Uso esta ironía para reflejar el curioso estatus que tiene la exalcaldesa.
En la práctica, es la candidata que lleva más tiempo en campaña –más de un año–, pero aún no sabemos si será la carta única del sector o competirá con otros líderes de Chile Vamos. Por el momento, tenemos la paradoja de que el único partido que la ha proclamado es RN, pese a que ella es el rostro de la UDI. Cosas de la política chilena.
Lo cierto es que José Antonio Kast se presentará por tercera vez como presidenciable, luego de los intentos de 2017, en que obtuvo 7.93% de los votos en primera vuelta y en 2021, en que pasó al balotaje –enfrentando a Boric– con el 27.91% de los sufragios.
Ya en esa elección, JAK le propinó un duro golpe a Chile Vamos, dejando fuera de carrera a Sebastián Sichel. Desde ese momento, el líder de los republicanos fue restándole votos a la centroderecha, hasta llegar a su momento culminante en 2023, cuando obtuvo la mayoría del Consejo Constitucional, alcanzando 23 de 51 consejeros. Sin embargo, el resultado del plebiscito, le significó un fuerte revés electoral, lo que fue seguido de la renuncia de varios de sus mediáticos compañeros de ruta, como Tere Marinovic, Rojo Edwards, Gonzalo de la Carrera y Johannes Kaiser.
De a poco comenzó a notarse el declive de Kast, tironeado por ambos costados. Por un lado, la centroderecha lo acusaba de mantener posiciones extremas, además de pasarle la factura por el triunfo de Boric y, por otro, sus propios exsocios lo criticaban por un pragmatismo que lo alejaba de las duras posturas que compartían en el pasado. De ahí que la irrupción de Johannes Kaiser se le endosó al propio José Antonio Kast. La semana pasada Kaiser señaló que el “ciclo de JAK” había terminado. A buen entendedor, pocas palabras.
Además, Republicanos ha sufrido en el último tiempo golpes importantes como el desafuero y prisión de Mauricio Ojeda –exmilitante del partido– y la detención de un exconvencional de la colectividad acusado de abusos sexuales.
Entonces, la derecha más extrema quedó fraccionada en dos (Kaiser y Kast) y, por tanto, la derecha en tres, sumada Evelyn, o incluso cuatro, en caso de que se integre a la carrera Franco Parisi. Como es sabido, no hay peor estrategia que ir divididos a una elección. De hecho, en las recientes municipales y de gobernadores, Chile Vamos solo logró imponerse por muy poco al oficialismo, después de que dos meses antes la apuesta era que arrasarían.
Incluso, en gobernadores perdieron en regiones clave como Valparaíso, Metropolitana y La Araucanía, un reducto considerado fijo por la derecha.
Sin duda, el anuncio oficial de José Antonio Kast provocará un aumento de la velocidad para designar a las cartas presidenciales, no solo en la derecha sino también en el oficialismo, que hoy solo tiene a Vlado Mirosevic como autoproclamado, pese a que ni siquiera figura en ninguna encuesta. Y, claro, la verdadera carrera comenzará en marzo, cuando cada bloque tenga definidos sus candidatos. Recordemos que en enero de 2021 seguían en la pole position Jadue y Lavín, JAK estaba muy lejos atrás y Boric no aparecía en ningún sondeo de opinión pública.
Hasta ahora tenemos una certeza: la derecha al menos llevará dos candidatos a primera vuelta –JAK y Evelyn– y con eso provocarán una importante dispersión de votos, sin contar con los ya mencionados Kaiser y Parisi, que, en caso de que los dos o uno de ellos no vaya a primarias, podrían generar un impacto impensable hasta hace unos meses: si el oficialismo llegara a ir en lista única, podría provocar una sorpresa mayor.
José Antonio Kast se mueve entre 5 y 10 puntos en las encuestas actualmente, siendo superado en algunas por Kaiser (la de la UDP). Si llegara a aumentar su votación –recordemos el casi 28% de 2021– podría convertirse en un espejo del fenómeno ME-O para la ex Concertación.
En 2009, el exsocialista logró un 20% de los votos, debilitando a Eduardo Frei y fortaleciendo la opción de Sebastián Piñera. De ahí en adelante, Enríquez-Ominami pasó a ser una verdadera pesadilla para la centroizquierda, torpedeando constantemente al sector las otras tres veces en que se presentó a la carrera presidencial.
Bueno, la verdad es que la derecha tradicional podría tener más de un ME-O en estas elecciones: Kaiser, JAK, Parisi, esos que provienen de la misma raíz histórica, pero que terminan desplegando una agenda basada en la crítica permanente a sus excompañeros de ruta, cultivan el culto a la personalidad y, lo que es peor, se transforman en una piedra en el zapato para su propio sector
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