Uno de los principales criterios de distinción social en Chile (y que determina las oportunidades laborales) es el colegio donde la persona cursó su enseñanza media.
En la sociedad del conocimiento, los países y las regiones compiten desesperadamente por producir, retener y captar talentos para generar desarrollo a través de la innovación. En nuestro país esa tendencia adquiere niveles más allá de lo razonable y eficiente (como desde hace más de una década nos repite OCDE), generando una tendencia al capitalismo de amigos (crony capitalism), más preocupado de captar rentas privadas que de generar innovación.
Los estudios realizados por Seminarium en 2003, 2013 y 2023 sobre las elites chilenas muestran que estas tienen una alta predilección por la concentración, lo que les permite generar capital social de lazos fuertes (bonding social capital). Así, los resultados del Informe 2023 de las elites muestran:
De hecho, uno de los principales criterios de distinción social en Chile (y que determina las oportunidades laborales) es el colegio donde la persona cursó su enseñanza media. Veamos cuál es la situación en el Chile de hoy a la luz de los resultados PAES para ingreso a la universidad en 2025, considerando los 100 colegios con mejores puntajes promedio (Top 100).
Considerando los resultados totales PAES, los colegios particulares pagados (PP) obtuvieron un promedio de 743 puntos en las pruebas de Matemática y Competencia Lectora, mientras que los particulares subvencionados (PS) apenas alcanzaron los 597 puntos, los Municipales 562 y Servicios Locales de Educación 546 puntos.
De esta forma, si nos concentramos en los colegios de elites (TOP 100) veremos que 98 de los 100 son particulares pagados, mientras uno es municipal (44°) y otro es particular subvencionado (80°).
Las mensualidades y las cuotas de incorporación de estos colegios Top constituyen una barrera de entrada intransponible para quien no forma parte de la clase alta chilena.
Los 100 colegios con mayores puntajes promedio de la PAES (TOP 100) albergan 6.630 postulantes, de los cuales 5.032 son de la Región Metropolitana de Santiago. Es decir, tres de cada cuatro postulantes.
Increíble resulta observar que, de Santiago al norte no existe ningún colegio que califique entre los 100 mejores del país (salvo el Colegio Serena, con 15 alumnos y localizado en el último lugar de los 100 mejores). Más aún, es insólito que ningún colegio de alta calidad se localice en la macrozona norte del país, área donde se extrae el principal recurso de exportación de Chile.
En particular destaca que el 58,3% de los postulantes de los 100 colegios con mejores promedios PAES son de comunas del Barrio Alto de Santiago, con destaque para Las Condes (1.132), Lo Barnechea (852), Vitacura (764) y Providencia (548). Todos ellos colegios particulares.
Si bien los medios nacionales destacan que un colegio de Chiguayante haya obtenido el primer lugar nacional promedio PAES (883,71 puntos con 12 alumnos), lo cierto es que los colegios TOP 100 localizados en regiones poseen un número reducido de alumnos por promoción (43 promedio). Entre los colegios de regiones ubicados en los primeros 25 lugares ese número de alumnos se reduce aún más: 21 postulantes.
En cambio, en la RM de Santiago las promociones son de 80 alumnos promedio por colegio top 100. En particular destacan la gran cantidad de postulantes de colegios tradicionales como Saint George’s (189), The Grange School (142) y Verbo Divino (141).
Siguiendo el camino de la formación profesional de estos talentos es posible observar que esa gran cantidad de postulantes se canalizan hacia las universidades de Santiago. En efecto, la capacidad de retención de Talentos de la RM de Santiago es casi absoluta, ya que el 96% de quienes se formaron en colegios de allí, pasan a estudiar en universidades de esa región, según datos de SIES 2023.
Las universidades de Santiago captan adicionalmente talentos de otras regiones, especialmente de las regiones aledañas (O’Higgins, Valparaíso, Maule), pero también de regiones de las macrozonas norte y austral.
Estos datos confirman una vez más que “el lugar donde se nace y crece condiciona el futuro de las personas”, como mostró RIMISP en sus estudios sobre América Latina de 2013 y 2021, destacando el incremento de las inequidades territoriales en Chile con posterioridad a la pandemia COVID-19.
Estudios internacionales muestran que “los talentos están en todas partes, pero no las oportunidades” (ROSER, 2019) y, con ello, los países dilapidan este principal recurso de la sociedad del conocimiento, vital para la innovación. En Chile, los efectos de esta concentración de talentos son peores. Porque las tendencias a generar carteles y el tráfico de influencias para capturar rentas de la población ahogan la innovación y la libre competencia. En los últimos años ello ha quedado patente con casos emblemáticos como Penta, Ley de Pesca y diversas colusiones.
Así, la hiperconcentración de talentos y oportunidades en Chile no es ni nueva ni propia de nuestro país. Por el contrario, es un problema complejo y sistémico, enraizado en el modelo de desarrollo centralizado.
Consecuentemente es necesario descubrir la hebra de la madeja desde donde es más eficiente tirar. Un paso importante ha sido la elección de gobernadores regionales. Ahora es esencial y urgente dotarlos de capacidades técnicas para gobernar su territorio, de verdad. Y ello comienza por adquirir una clara comprensión de su región y sus desafíos y de construir una gobernanza con los actores regionales del desarrollo en torno a una estrategia consensuada.
Para ello se requiere incorporar urgentemente nuevos talentos a los gobiernos regionales. De otra forma las elites santiaguinas continuarán dando las cartas a su favor, ahogando la competencia y la innovación, y el país desperdiciará sus oportunidades de desarrollo.
La formación de verdaderas élites regionales calificadas es un gran desafío para las universidades estatales y de vocación pública de las regiones, así como lo es contribuir a generar un sistema escolar de calidad que la alimente.