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Hayek y los mercados de predicciones Opinión

Hayek y los mercados de predicciones

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las ideas de F.A. Hayek nos señalan la importancia y el rol que pueden jugar los mercados para el futuro de la política y de la democracia.


El Premio Nobel de Economía F. A. Hayek señaló, en una famosa entrevista en Chile para la revista Realidad, que en su vida había hecho apenas un descubrimiento y sólo dos invenciones, cosas por las cuales ganaría el Premio Nobel en 1974. El descubrimiento, según Hayek, fue su análisis y comprensión de que el sistema de precios en el mercado cumple un rol epistemológico—es decir, es un medio de generación y comunicación de información que se encuentra dispersa en la sociedad (véase, aquí y aquí). Relativo al sistema de precios, Hayek argumenta en El uso del conocimiento en la sociedad que, a través de este sistema y la interacción descentralizada entre oferentes y demandantes en el mercado, la economía o “catalaxia” se va ordenando y ajustando a los cambios de manera que esta va produciendo precios “racionales”. Dichos precios, señala Hayek, reflejan la información relevante en la sociedad, de manera que los precios son señales económicas o sintéticas que abarcan el conocimiento fragmentado de muchas personas distintas

Para entender esta idea, Hayek en su ensayo usa el famoso ejemplo de las latas de estaño.Explica como si, por ejemplo, hubiese un nuevo uso más útil del estaño o si disminuyeran las reservas de estaño, a través del sistema de precios todos recibirían la información de que el estaño ahora vale más al ver que su precio sube. Esto señalaría—rápidamente—que el estaño se ha convertido en un bien más valioso para la sociedad en su conjunto y esto es además una señal rápida para que los consumidores economicen (ahorren) en su uso y para que los productores aumenten su producción de estaño. La maravilla de este ajuste, señala Hayek, es que los agentes económicos son guiados por el sistema de precios—como si esta fuese una mano invisible—,de manera que estos actúen de forma racional con los recursos: suben los precios y los compradores consumen menos y los productores producen más; bajan los precios y los compradores consumen más y los productores producen menos, haciendo un uso racional y bastante eficiente de los recursos. Pero quizás el gran “milagro” económico de todo esto, sugiere Hayek, es que basta con la simple señal de subida/bajada de precios para promover la racionalidad económica en todo el sistema, sin la necesidad de que todos (o ninguno) de los agentes sepan explícitamente la razón para este mayor/menor valor. Es decir, el sistema de precios economiza en información y ahorra recursos epistemológicos o de conocimiento, haciendo que el sistema económico sea racional con poca información recolectada, ya que los agentes no necesitan saber el porqué de los precios, sino que sólo necesitan saber que estos subieron o bajaron para actuar de manera económica.  

Así las cosas, los precios son, en cierto sentido, señales simbólicas que representan la valoración social de los bienes en todo momento, como si reflejasen un gran proceso de subasta social con los recursos escasos. De la misma forma, para activos “especulativos” y mercados de apuestas con predicciones, como los tratados en estas líneas, el análisis es el mismo que hizo Hayek para con el estaño, excepto que en este caso lo que manda son las opiniones de las personas sobre el futuro o sobre las futuras probabilidades de que ocurran determinados eventos. Estas personas, informadas mediante información pública y clasificada, cuantitativa y cualitativa, determinan el precio de las acciones y la probabilidad de que ocurran ciertos eventos y, como veremos, pueden producir útiles predicciones sobre el futuro, las que mejores o más acertadas serán en tanto la información necesaria esté disponible y los agentes tengan una buena interpretación de ellos, y mientras dichos mercados sean líquidos y competitivos. 

Con el auge del internet y de los mercados digitales, las antes imprácticas y limitadas casas de apuesta se digitalizaron y democratizaron, de manera que hoy cualquier persona con acceso a un computador y cuenta bancaria puede apostar sobre la venidera elección presidencial, sobre los cambios de tasas de la Reserva Federal, o, quizás ingenuamente, a que la selección chilena clasificará al Mundial. Esto es lo que se conoce hoy en día como los famosos “mercados de predicción”. Los mercados de predicción son mercados que permiten predecir resultados específicos utilizando incentivos financieros (ganancias y pérdidas), ya que las personas apuestan en estos mercados pensando en la probabilidad de que ocurran o no determinados eventos. Siguiendo a Hayek, estos mercados permiten “recolectar” el conocimiento disperso de los inversionistas respecto a lo que la multitud de estos piensa que es la probabilidad del acontecimiento. Se puede considerar que los mercados de predicción pertenecen al concepto más general de “epsitemic-crowd-sourcing”, que está especialmente diseñado para agregar información descentralizada sobre determinados temas de interés para obtener una mejor predicción. Inspirados en las ideas de F. A. Hayek, el objetivo principal de los mercados de predicción es obtener creencias agregadas sobre un resultado futuro, al agregar todo el conocimiento disperso en la sociedad y poder hacer predicciones racionales (pero no perfectas) del futuro basadas en el conocimiento que tienen los agentes a lo largo del tiempo (ver aquí). 

Una de las más famosas plataformas de mercados de predicción es Polymarket. En ella se comercian “acciones” de un evento específico que pagará un dólar si el evento ocurre y cero si el evento no ocurre. Estas se transan a precios siempre menores (o iguales) a un dólar, debido al riesgo de que el evento no ocurra. Con la rapidez de internet y la gran base de usuarios (el mercado sobre la elección presidencial de los Estados Unidos tuvo un volumen de 3.600 millones de dólares apostados solo en esta plataforma), se llega relativamente rápido a un precio de equilibrio que va cambiando en función de las noticias. Este precio, usualmente referido como “X centavos por dólar”, puede ser interpretado como la probabilidad estimada de que el evento ocurra, por ejemplo, el precio de mercado de una acción que paga un dólar si Justin Trudeau renuncia hoy tiene un precio de 53 centavos de dólar hoy 6 de enero a las 12:00, es decir, una probabilidad estimada de 53 % (poco después de escribir esto subió el precio, producto del anuncio de una conferencia de prensa, y finalmente se hicieron los pagos ante el anuncio de que efectivamente renunciaría).

La intuición hayekiana es que las predicciones de estos sistemas, al estar basadas en un agregado amplio del conocimiento fragmentado de los agentes, serían mejores que los métodos de predicción alternativos basados en modelos estadísticos diseñados por académicos en sus torres de marfil. En base a su análisis, podemos argumentar que la suma de la información descentralizada y subjetiva en dichos mercados sería mejor predictor que cualquier método “científico” u “objetivo” creado por académicos expertos en encuestas electorales. Esta hipótesis es confirmada por la evidencia. Según Berg, Nelson y Rietz (2008), los mercados de predicciones fueron mejores que el 74 % de las encuestas en predecir los resultados de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos entre 1988 y 2005. 

Un ejemplo ilustrativo es el caso de Iowa en 2024. En 2024, Ann Selzer, una de las encuestadoras más precisas y prestigiosas, reconocida por su rigor científico, seriedad e imparcialidad, publicó una encuesta que decía que Kamala Harris ganaría en el estado de Iowa con una ventaja de tres puntos porcentuales —un Estado considerado sólidamente republicano hace años. La reacción de los mercados de predicciones fue subir levemente la probabilidad de que ganara Kamala de 10 % a 20 %, manteniendo, no obstante, la predicción general de dicho mercado respecto a que Trump ganaría por paliza, predicción que sería efectivamente vindicada cuatro días después con la victoria de Trump por 13,2 % en dicho Estado. Ningún predictor tenía más información que la encuestadora, pero la información descentralizada, cualitativa y de tincada que cada inversor tenía resultó, mediante la coordinación del sistema de precios y sus incentivos, suficiente para ganarle a la mejor encuestadora. En definitiva, las ideas de F. A. Hayek nos señalan la importancia y el rol que pueden jugar los mercados para el futuro de la política y de la democracia, arrojando luz respecto a la importancia de la agregación de la información y respecto a cómo los mercados muchas veces resultan ser “más sabios” que el mejor encuestador o el mejor politólogo. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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