Los magnates de la tecnología mundial junto a Trump y el celular de palo de Boric

Para nadie fue una sorpresa ver a los multimillonarios Elon Musk, Mark Zuckerberg, Jeff  Bezos y a los directores ejecutivos de Google y TikTok, entre otros, en los actos de investidura  del presidente estadounidense Donald Trump. Por supuesto, tampoco es un misterio la  conexión que estos personajes tienen con las doctrinas del magnate-presidente y sus  anhelos de crecimiento, amparados bajo el “ideal de mundo” del controvertido mandatario. Las propuestas de recortes de impuestos, una agresiva desregulación (que incluye el de la  manoseada “libre expresión”) y un proteccionismo nacionalista de las empresas abren nuevas posibilidades para estos zares de la industria tecnológica y de las comunicaciones formales e informales (sí, esas que son un gigantesco depósito de noticias falsas). 

Este “ideal de mundo” de Trump no es más que un modelo avasallador que se ha establecido con un éxito indiscutido y con cierta tufarada monopólica en un significativo número de habitantes del planeta, moldeando sus estilos vida, para no hablar de manipulación consentida. 

Se acepta, sin mucha resistencia intelectual y con menos cuestionamiento, utilizar las plataformas de estos titanes de la tecnología. Por ende, abrazamos sin ser muy conscientes de ello el “ideal de mundo” del actual 47° presidente de los EE.UU. 

Frente a este panorama global, no deja de llamar la atención el “acto de rebeldía” del presidente chileno Gabriel Boric, quien durante la inauguración de la 10ª versión del  Congreso Futuro mostró su actual dispositivo móvil: un “celular de palo”, con una sola  función: llamar por teléfono. El romántico llamado a volver a lo análogo, proclamado en esta nueva ‘performance presidencial’, está a la altura de las descabelladas peroratas de Trump, considerando la contradicción misma y el evento en el que se hizo: aquel en el que se exponía, debatía y discutía sobre el futuro tecnológico del mundo. 

Llevado a términos políticos, hay una derecha tradicional y una derecha más extrema que, de la mano de una ideología cercana a Trump, han sabido sacar ganancias de esta visión de mundo del presidente norteamericano y -de más está decirlo- han sido alumnos aventajados de la misma. Una visión que desorbita los límites de la ética y flirtea con la desinformación delirante. 

Pero, así mismo, en la otra vereda existe una izquierda anacrónica, que ha sido subyugada  por esta realidad abrumadora y en constante evolución. Apenas logran articular discursos para enfrentarla y que no pasan de ser unos berrinches escritos, sin mucho efecto. No existe  contrapeso y están lejos de derrotar a esta verdadera Hidra, invencible frente a un “celular de  palo” como arma de contienda.