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La erosión de las democracias y su falso enemigo: las diversidades Opinión

La erosión de las democracias y su falso enemigo: las diversidades

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Constanza Canepa
Por : Constanza Canepa Directora Jurídica de Fundación Iguales
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No debemos engañarnos. Este panorama global complejo no solo supone una amenaza inminente en contra de grupos históricamente marginados, sino que lo que está en juego es el sistema de derechos humanos tal como lo conocemos desde 1948, lo que facilita la erosión de los sistemas democráticos.


Amenazas y retrocesos sin precedentes en derechos. Esas fueron las primeras noticias de este año para millones de personas de la diversidad sexual y de género a nivel mundial. Si bien el panorama es oscuro, durante estos días también hemos observado potentes actos de valentía y avances institucionales, que nos inspiran a resistir en tiempos complejos.

Por una parte, recibimos con alarma el cambio en las políticas de Meta que, en nombre de la “libertad de expresión”, hoy permiten la emisión de discursos de odio en contra de la comunidad LGBTIQ+, impunemente. De esta forma, quienes utilizan las redes de Meta actualmente pueden referir a las personas de la diversidad sexual y de género, entre otras cosas, como “enfermas mentales”. Pudimos evidenciar los efectos de aquello de primera fuente, pues los comentarios violentos, patologizantes y discriminatorios en nuestras redes sociales aumentaron exponencialmente a partir de esta modificación. 

Por otra parte, el presidente Trump asumió el mandato de los Estados Unidos enfatizando en su postura antiderechos. Acompañado de los oligarcas del Big Tech, Trump decretó una institucionalidad binaria, el cierre de programas de diversidad e inclusión y la persecución a las infancias trans, entre otros retrocesos en materia de derechos humanos para la comunidad LGBTIQ+. Todo esto, bajo la promesa de una “era dorada”. 

Finalmente, el presidente Milei, asiduo de formar parte de los líderes ultraderecha, sostuvo un discurso extremadamente violento en el Foro Económico Mundial de Davos. Nuevamente escudándose en una noción falaz de libertad, Milei acusa a la comunidad LGBTIQ+ y a los movimientos feministas como las principales causas del fracaso de diversas naciones, como la que él preside. Bajo esta lógica, el presidente argentino declaró que buscará eliminar la ley de identidad de género, el cupo laboral trans y la figura del femicidio. 

Las expresiones de Trump y Milei son un claro ejemplo de discursos de odio. Los mandatarios reproducen dichos degradantes dirigidos hacia la comunidad LGBTIQ+, posicionando a las personas que la componen como “el enemigo”. La clave en estos discursos consiste en afirmar que las características inherentes a estos grupos es lo que pone en peligro la nación. Lo anterior, persigue desviar la atención acerca de los verdaderos desafíos que son incapaces de enfrentar: la seguridad, la corrupción, la crisis climática, entre otros. Esto no es algo nuevo en las narrativas autoritarias.

Sin perjuicio de todo lo anterior, estas posturas extremas han encontrado resistencia. 

En primer lugar, observamos conmovidas el sermón realizado por la obispa Mariann Edgar Budde, quien clamó por piedad hacia las personas de la comunidad LGBTIQ+ y migrantes frente a Trump. La obispo se consolidó como un ícono de valentía al negarse a pedir disculpas, luego de que el presidente estadounidense la atacó, exigiéndoselas. 

Asimismo, vemos con admiración la resistencia colectiva de las comunidades LGBTIQ+ trasandinas, quienes 48 horas después de los dichos odiantes de su presidente, se congregaron masivamente en Buenos Aires para expresar con fuerza que no tienen miedo y que no permitirán que sus identidades sean marginadas. En respuesta a la violencia radical ejercida por su presidente, el próximo 1 de febrero se ha convocado a una “Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antiracista”. 

También celebramos los avances institucionales que reconocen los derechos humanos de las personas LGBTIQA+. Por ejemplo, en Tailandia entró en vigencia la ley de matrimonio igualitario, convirtiéndose en el primer país del Sudeste Asiático en contar con esta normativa. A su vez, la Corte Constitucional de Colombia ordenó habilitar la identidad no binaria en las cédulas de identidad digitales, exhortando al Congreso de dicho país a tomar medidas para proteger los derechos de las personas de género no binario.   

No debemos engañarnos. Este panorama global complejo no solo supone una amenaza inminente en contra de grupos históricamente marginados, sino que lo que está en juego es el sistema de derechos humanos tal como lo conocemos desde 1948, lo que facilita la erosión de los sistemas democráticos.

Ante este escenario de abrumadora incertidumbre, es esencial masificar los ejemplos de resistencia y valentía que nos recuerdan que no estamos solas frente a la adversidad. Hoy más que nunca, resulta fundamental unirnos en la defensa de los derechos humanos.   

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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