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Economía humanista de Joseph Ramos Opinión

Economía humanista de Joseph Ramos

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Andrés Sanfuentes Vergara
Por : Andrés Sanfuentes Vergara Economista, académico. Presidente de BancoEstado entre el año 1990 y el año 2000.
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Es el título de un reciente libro que escribió Joe y que tuve el privilegio de leer, pues es clarificador. Está destinado especialmente a los economistas a quienes trata de humanizar. En mi caso aprendí mucho y se lo agradezco.


El libro parte por definir los significados que tiene la “economía” y su principal agente, el “homo economicus”, como lo llaman los autores clásicos, y avanzahasta “la mano invisible” en la terminología de Adam Smith. Ahí se describe a un personaje individualista, con sentimientos egoístas y preocupado especialmente de maximizar los logros materiales durante su existencia. Este ser humano es el que ha creado la “economía de mercado” en la que debe desenvolverse el mundo actual.

El autor aporta elementos humanistas al pensamiento científico, ampliando sus intenciones de interpretar el mundo actual con una visión limitada de su complejidad,  como es habitual en la mayoría de los economistas, dedicados especialmente a labores en que prima el funcionamiento de los mercados, dado que el Estado es calificado como ineficiente y alejado del bienestar social.

El mundo actual se ha ido haciendo cada vez más complejo y diversificado, tanto en las personas como en las instituciones, y los problemas no solo se resuelven mediante la eficiencia de los mercados o la intervención estatal. La incorporación del componente humanista de la realidad actual permite el análisis de las diferencias de personalidad y de sentimientos. Es una economía preocupada de satisfacer las necesidades materiales y no del amor y el sentido de la vida. No se interesa por la ética, y supone que lo demás es una constante que debe despreocuparse y centrarse en la escasez, el “costo de oportunidad” y el “ceteris paribus”, lo demás constante.

Joe Ramos tiene una especial habilidad para incorporar en su análisis nuevos “seres” y ambientes, utilizando “el dilema del prisionero” y las personas “decentes” como elementos ilustrativos, así como las personas de Diego y Juan, para jugar con el egoísmo humano. 

Los determinantes de la felicidad, el tiempo libre, el ocio, además del ingreso, se unen al placer, el bienestar, el amor, la virtud, el poder y el prestigio que aparecen como los componentes esenciales de las aspiraciones humanas.

Para lograrlos es esencial la complementación de la competencia y la cooperación entre amigos y enemigos. Son esenciales tanto en la esfera social como política, como lo muestra la actual discusión sobre la reforma de pensiones.

Según el autor, el nivel de ingreso es adictivo, en el sentido de que se incorpora con rapidez. Los logros de ayer son poco hoy. Eso explicaría que la sociedad actual haya asimilado y desdeñe los logros obtenidos en los 30 años de gobierno de la Concertación, así como la aparición de nuevas y diversas carencias, lo cual sería uno de los principales factores que explicaría el estallido social, en que se unieron las diferentes peticiones para resolver los problemas de desigualdad, inseguridad, salud, educación, empleo, salarios y habitacionales. Se unieron grupos diferentes para reclamar por sus carencias locales. Fue una muestra de cómo ha cambiado la sociedad chilena, que no consideró los enfoques tradicionales.

Ramos plantea una frase que es muy significativa: en el mercado cada peso tiene un valor; en la política cada persona tiene un voto.

El autor no solamente hace valiosas consideraciones generales de tipo humanista. También plantea temas actuales a partir de los cuales se generan polémicas especialmente de carácter ético: la compra y venta de votos en esferas políticas y sociales, la venta de sangre y de órganos humanos, la compra y venta de recién nacidos, los arriendos de madres, el sindicalismo, la reforma de la previsión, la salud, los ingresos a la educación y el empleo.

La novedad y profundidad de los temas planteados hacen necesaria no solo su lectura y discusión en grupos interesados, sino la necesidad de cada persona de tenerlo “a mano”. Si desea seguir participando en una actividad de mercado, tiene que leerlo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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