La articulación comunitaria para la prevención de incendios forestales: un factor clave
Si miramos al exterior, están las experiencias de Australia, Canadá y otros países que cuentan con programas comunitarios para prevenir incendios forestales.
La historia de la Región de Valparaíso ha estado marcada por desastres naturales, varios de origen humano, como los incendios forestales. Ahora que estamos en plena época de estos desastres, nos iría bien recordar que a lo largo de la historia, la buena organización de las comunidades locales ha sido clave para superar las adversidades de esta índole por su propio esfuerzo, más que por apoyo técnico externo o gubernamental.
Ejemplos hay varios. Recuerdo con especial atención cuando en los noventa existían comunidades organizadas en los cerros de Valparaíso: la sociedad civil mediante organizaciones sociales, deportivas, ambientales y juntas de vecinos, con el apoyo del Instituto de Ecología Política, se preparaban para los incendios forestales del período estival.
Ni autoridades ni medios de comunicación se acercaban a los cerros. Solo quedaba la solidaridad vecinal, que en poco tiempo construía nuevas viviendas. En la conciencia popular estaba siempre presente la voracidad del fuego.
En sectores periurbanos, los vecinos cortaban los matorrales y árboles, como pinos y eucaliptos cercanos a casas e instalaciones. También se limpiaba la basura de las quebradas, y se hacían talleres educativos para niños y familias mediante diaporamas, música y días de campo, y se daba especial cuidado a los ancianos y las familias vulnerables. Se entendía, entonces, que los incendios forestales eran un problema de todos, y debían hacerse actividades de prevención periódicamente. Se elaboraban croquis participativos y se hacía seguimiento de parte de los líderes, exigiendo el cumplimiento de compromisos vecino por vecino; se hacían patrullas de vigilancia con los más jóvenes y se dictaban clases de ecología: recién comenzaba a asomar el concepto de educación ambiental.
Si miramos al exterior, están las experiencias de Australia, Canadá y otros países que cuentan con programas comunitarios para prevenir incendios forestales. Estos enfatizan la responsabilidad individual y compartida para prevenir incendios. Sus programas educan a los residentes sobre cómo reducir riesgos y prepararse para emergencias, y se coordinan con municipios para financiar la construcción de cortafuegos y coordinar el pastoreo dirigido, entre otras medidas de prevención.
Tomando en cuenta entonces los ejemplos chilenos de los noventa y complementando con las medidas que se toman en otros países, podemos ver que entre las principales herramientas para la articulación comunitaria contra los incendios forestales están:
1) La capacitación participativa y la difusión eficaz: es esencial que las comunidades se eduquen respecto de cómo actuar en caso de emergencia: hacia dónde deben evacuar, quiénes deben salir primero, quiénes son los líderes de emergencia por sector, etc.
2) La planificación comunitaria: es necesario trabajar en planes comunitarios de prevención de incendios forestales que incluyan la identificación de riesgos, la creación de estrategias de mitigación y la asignación de roles y responsabilidades.
3) La reducción de biocombustible: mantener el entorno limpio y libre de material combustible como hojas secas y maleza, y extraer basuras y vidrios puede reducir significativamente el riesgo.
4) La coordinación con autoridades capacitadas: trabajar en conjunto con las autoridades locales y organizaciones especializadas como Bomberos y la Corporación Nacional Forestal (CONAF), para así desarrollar y ejecutar planes de prevención y respuesta.
5) La utilización de toda la tecnología posible: implementar sistemas de monitoreo y alerta temprana que puedan detectar incendios rápidamente y permitan una respuesta oportuna.
6) La promoción de una cultura de prevención de incendios forestales: fomentar la prevención y responsabilidad entre los miembros de la comunidad, asegurándose de que todos comprendan la importancia de sus acciones en la prevención de incendios y se coordinen para evitarlos.
Hoy más que nunca una sociedad civil debe estar organizada e informada, debe ser capaz de enfrentar este tipo de problemas en coordinación con autoridades capacitadas y contar con una coordinación público-privada efectiva. Si nos preparamos con las herramientas que provee la ciencia y la experiencia, podemos construir comunidades más resilientes y preparadas para hacer frente a los incendios forestales.
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