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El lago Villarrica: un hito en la protección ambiental y cultural Opinión Crédito foto: De Draceane – Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=87074829

El lago Villarrica: un hito en la protección ambiental y cultural

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José Montalva Feuerhake
Por : José Montalva Feuerhake Abogado, exdelegado presidencial Araucanía.
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Si bien este plan llega tarde —pues la contaminación del lago es un problema que se arrastra desde hace años—, su aprobación es una excelente noticia para Villarrica, Pucón, Curarrehue y toda la cuenca del río Toltén.


El lago Villarrica, conocido en mapudungún como Mallolafquen, es uno de los tesoros naturales más emblemáticos de la Región de La Araucanía. Sus aguas cristalinas, rodeadas de volcanes y bosques nativos, no solo son un atractivo turístico de clase mundial, sino también un espacio de profunda significación cultural para las comunidades mapuche que habitan en sus riberas. Sin embargo, durante décadas, este lago ha enfrentado una creciente amenaza: la contaminación por fósforo y nitrógeno, cuyos niveles superaban en más de un 80 % la norma establecida. Esta situación, que parecía irreversible, comenzó a cambiar gracias al esfuerzo conjunto de organizaciones sociales, territoriales, ambientales y autoridades, logrando un hito histórico en Chile: la declaración del lago Villarrica como zona saturada y, recientemente, la aprobación del primer Plan de Descontaminación de Aguas Superficiales del país.

Este logro no es menor. Durante el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, se reconoció por primera vez la gravedad del problema y se dio el primer paso al declarar al lago como zona saturada. Este fue un momento crucial, pues evidenció que la contaminación no solo afectaba al ecosistema, sino también a la calidad de vida de quienes dependen de sus aguas para subsistir, recrearse y mantener sus tradiciones. Sin embargo, la declaración fue solo el comienzo. El verdadero desafío era diseñar un plan que no solo abordara la contaminación, sino que también respetara y valorara la cultura y las demandas de las comunidades mapuche que históricamente han cuidado este territorio.

El recientemente aprobado Plan de Descontaminación del Lago Villarrica es un ejemplo de cómo las políticas públicas pueden y deben integrar la participación ciudadana y el respeto a los estándares internacionales, como el Convenio 169 de la OIT, que garantiza los derechos de los pueblos originarios. Este plan no solo busca reducir los niveles de fósforo y nitrógeno, sino que también incorpora una mirada cultural, reconociendo la relación ancestral que las comunidades mapuche tienen con el lago y su entorno. Es un avance significativo que demuestra que es posible conciliar el desarrollo con la protección ambiental y el respeto a las tradiciones locales.

Marca un precedente no solo en la gestión ambiental, sino también en la forma en que entendemos el desarrollo. En una región como La Araucanía, donde urge generar empleos, mejorar las condiciones de vida y atraer inversiones públicas y privadas, es fundamental establecer límites claros: el crecimiento económico no puede ser a costa del medioambiente ni de la cultura. No nos sirve un progreso que destruye el lugar donde vivimos o que ignora cómo queremos habitar nuestro territorio.

El lago Villarrica es un símbolo de lo que debe ser el desarrollo sostenible. Necesitamos inversiones que generen riqueza, pero también que sean compatibles con la protección del medioambiente y la valoración de la vida y la cultura de un pueblo vivo, como el pueblo mapuche. Este plan de descontaminación es un paso en esa dirección. Bienvenida sea la regulación y la tecnología al servicio de las personas, desde soluciones sanitarias hasta mejoras en infraestructura pública y privada. Bienvenido el Plan de Descontaminación del Lago Villarrica, que esperamos marque un antes y un después en la gestión ambiental de nuestro país.

Este plan no solo es una herramienta para limpiar el lago, sino también una oportunidad para reflexionar sobre el tipo de desarrollo que queremos para nuestra región. Necesitamos políticas públicas que, como este plan, mejoren la vida de todos, protejan nuestro patrimonio natural y cultural, y nos permitan mirar al futuro con esperanza. En unos años más, cuando veamos los resultados de este esfuerzo, esperamos poder decir, como ocurre con el Plan de Descontaminación Atmosférica de Temuco y Padre Las Casas, que valió la pena. Porque, al final, no hay progreso real si no es sostenible, ni futuro posible si no cuidamos el presente. El lago Villarrica nos lo recuerda, y este plan es un paso crucial para honrar ese legado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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