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2025: la oportunidad cuántica de Chile
El Año Internacional de la Cuántica es una invitación a que Chile mire hacia el futuro con ambición. Contamos con una base científica sólida, un ecosistema de innovación en crecimiento y una posición geopolítica estratégica para liderar en América Latina.
El 2025 ha sido proclamado por las Naciones Unidas como el Año Internacional de la Ciencia y Tecnología Cuántica, un reconocimiento al impacto transformador que esta disciplina tendrá en la economía global, la seguridad y el desarrollo sostenible. Pero más allá de los números y los avances científicos, este año nos recuerda que detrás de cada gran innovación hay personas: investigadores que dedican su vida a explorar lo desconocido, emprendedores que apuestan por lo imposible y jóvenes que sueñan con un futuro donde los beneficios de la tecnología cuántica formen parte de su día a día.
Este momento clave no solo lo celebramos en Chile, sino que el mundo entero fue testigo del evento inaugural de este año, la Ceremonia de Apertura del Año Internacional de la Ciencia y las Tecnologías Cuánticas, organizada por la UNESCO los días 4 y 5 de febrero en París. Es un punto de encuentro global donde se compartieron ideas, desafíos y aspiraciones, un recordatorio de que la innovación no ocurre en el vacío, sino en una comunidad de mentes apasionadas que buscan cambiar el mundo.
Las tecnologías cuánticas no son solo una promesa futurista. Ya están redefiniendo industrias estratégicas como la ciberseguridad, las telecomunicaciones y la optimización de procesos industriales. A medida que el mundo transita hacia soluciones más eficientes y sustentables, los avances en computación cuántica permiten resolver problemas complejos en segundos, desde la simulación de nuevos materiales hasta la mejora en la logística y la distribución energética. Pero más allá de la eficiencia y la seguridad que aporta esta disciplina, esta revolución trata de algo aún más fundamental: la capacidad humana de imaginar y construir un futuro mejor.
Sin embargo, no basta con maravillarnos con el potencial de esta tecnología: debemos actuar.
La soberanía digital se ha convertido en un tema crítico, ya que el dominio de estas tecnologías influirá directamente en la protección de las comunicaciones, las transacciones financieras y el desarrollo de nuevas capacidades científicas. En este contexto, Chile debe definir su rol y acelerar su adopción para no depender de soluciones extranjeras.
Afortunadamente, ya existen avances. Empresas como Sequre Quantum están desarrollando tecnología cuántica de primer nivel, mientras la academia consolida su participación en redes de colaboración internacional. A pesar de esto, aún falta una estrategia integral que articule esfuerzos públicos y privados para impulsar la formación de talento especializado y fomentar la inversión en este sector clave. Y aquí es donde está nuestra gran oportunidad: convertirnos en protagonistas y no en espectadores de la revolución cuántica.
El Año Internacional de la Cuántica es una invitación a que Chile mire hacia el futuro con ambición. Contamos con una base científica sólida, un ecosistema de innovación en crecimiento y una posición geopolítica estratégica para liderar en América Latina. Pero sin políticas públicas claras y un compromiso real con la investigación y el desarrollo, corremos el riesgo de quedarnos rezagados en una de las mayores transformaciones tecnológicas del siglo.
La revolución cuántica ya está en marcha. La pregunta no es si ocurrirá, sino quiénes estarán preparados para liderarla. ¿Vamos a esperar o tomaremos el desafío? Porque al final del día, la ciencia no es solo ecuaciones y algoritmos: es la historia de personas que se atreven a cambiar el mundo.
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