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Ya no hacen falta las isapres: Fonasa será el gran comprador de prestaciones privadas Opinión

Ya no hacen falta las isapres: Fonasa será el gran comprador de prestaciones privadas

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Marcos Vergara I.
Por : Marcos Vergara I. Ph.D. Profesor Asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Adscrito al Programa de Políticas y Gestión de la Escuela de Salud Pública.
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En un contexto de buena posibilidad, Fonasa empieza a configurarse como el gran comprador de prestaciones privadas para beneficiarios del sistema público, fortaleciendo la Modalidad de Libre Elección, heredera del viejo Sermena.


Bachelet se fue al lago Caburgua a reflexionar acerca de su potencial candidatura a la Presidencia, mientras la izquierda, esta vez efectivamente unida, espera con ansiedad lo que la expresidenta resuelva. No pude dejar de recordar a Hernán Büchi, cuando subió a la montaña con idéntico propósito a fines de los ochenta. Y de Büchi sí quiero hablar, dejemos tranquila a Bachelet por ahora.

Hernán Büchi privatizó el sector de la salud en Chile. Podemos separar la historia del sector salud en dos grandes períodos: antes de Büchi (AB) y después de Büchi (DB). Preciso es reconocer, sin embargo, que la solución de 1968, el Sermena, tenía cogollos, brotes, de privatización, para dar en el gusto a los empleados de la república y a los médicos. Pero poca cosa, porque la hospitalización de tales empleados siguió verificándose en los hospitales públicos, en los pensionados, eso sí.

Cuando Büchi llegó a salud, antes de que llegara al Ministerio de Hacienda, dio rienda suelta a la astuta creación del régimen, las Instituciones de Salud Previsional (Isapre). La maniobra consistió en movilizar el impuesto específico para salud de las personas, en aquel entonces un 4%, a la compra de un seguro previsional privado que a su vez intensificaría la compra de servicios en el sector privado, promoviendo su desarrollo.

Es decir, consistió en poner a disposición del sector privado un flujo de dinero no despreciable, que más tarde creció al 6% y luego al 7%.

El desarrollo de la oferta privada de servicios médicos creció significativamente. Cuando uno mira los números, la curva de incremento de las camas privadas sigue estrechamente a la curva de crecimiento de los afiliados al nuevo sistema, que migraron desde el sistema público en la medida que su impuesto específico les permitía adquirir uno de estos nuevos seguros privados.

A la fecha, prácticamente la mitad de los servicios médicos que se producen en Chile son producidos en el sector privado. Antes de Büchi (AB), Sermena incluido, las cifras eran desalentadoras.

Mientras tanto, no está de más decirlo, he ahí la red asistencial pública, donde se despliegan esfuerzos para universalizar la atención primaria (hay unos proyectos piloto en funcionamiento) y los hospitales públicos son estrangulados presupuestariamente bajo el yugo de la política fiscal y son sindicados por múltiples agencias como ineficientes, improductivos y, a lo mejor, corruptos. Esta es la situación. Ahora bien, como las listas de espera son el flagelo distintivo de la performance de la red pública, las imputaciones de ineficiencia hacen sentido a la ciudadanía.

Entonces, por tales razones y otras más, de índole político, en un contexto de buena posibilidad, Fonasa se empieza configurarse como el gran comprador de prestaciones privadas para beneficiarios del sistema público, fortaleciendo la Modalidad de Libre Elección –heredera del viejo Sermena– y desarrollando, a propósito de ofrecer una lona más robusta a los recién llegados desde el mundo en decadencia de las isapres, una modalidad de Cobertura Complementaria (MCC) basada en seguros complementarios que muchos ya han venido pagando, habida cuenta de las licitaciones orientadas a resolver las listas de espera quirúrgicas a través de compra directa en el sector privado.

A esto cabe agregar, a mi juicio, el proyecto de ley que acaba de ingresar a trámite al Parlamento, donde se reconoce al Fonasa como el seguro público y gran comprador del sistema.

Es decir, las isapres, en decadencia, serán sustituidas por el propio Fonasa para seguir comprando en el sector privado. Reconozcamos, entonces, la trascendencia de la maniobra de Büchi y la creciente privatización del sector salud, cuyo devenir no ha cesado y a nadie se le ocurriría detener.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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