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Un cierre de verano con sabor a victoria para el oficialismo y un dilema para la oposición
Lo interesante de este panorama es que generó una fisura dentro de la oposición, debido al acuerdo de pensiones. Mientras la derecha considera la delincuencia, los asaltos y los robos como la principal preocupación del país, las pensiones ocupan apenas el quinto lugar en su lista de prioridades.
De acuerdo con el último GPS Ciudadano de Datavoz, los dos temas prioritarios para la población al cerrar enero eran la delincuencia y las pensiones. Por ello, el cierre del año legislativo dejó al oficialismo con motivos para celebrar. Con la reforma de pensiones aprobada y la implementación del nuevo Ministerio de Seguridad en marcha, el Gobierno logró concretar avances en ambas prioridades manifestadas por la ciudadanía y podrá seguir mostrando logros desde marzo a medida que se vayan concretando ambas iniciativas.
Para La Moneda, cerrar el verano con estos logros supone una inyección de oxígeno político y la posibilidad de una narrativa de eficiencia en la gestión que obviamente será cuestionada por sus detractores, pero con igual o mayor fuerza será alabada y exagerada por sus partidarios.
Así ya ha sido visto en redes sociales, donde, sin atisbo de sonrojarse, los que antes rechazaban el sistema de cotización individual y las políticas de seguridad, ahora celebran un acuerdo que refuerza la cotización individual y enfatizan con orgullo que la mayor cantidad de leyes aprobadas por este Gobierno sea en temas, precisamente, de seguridad.
Pero lo anterior es casi puramente anecdótico. Lo realmente interesante de este nuevo panorama es que generó una fisura dentro de la oposición, debido al acuerdo de pensiones. Mientras la derecha considera la delincuencia, los asaltos y los robos como la principal preocupación del país, las pensiones ocupan apenas el quinto lugar en su lista de prioridades, detrás de la inmigración, la corrupción y el mercado laboral.
Para los partidarios del Gobierno, en cambio, la reforma previsional era el asunto más urgente y prioritario. Esto explica por qué el oficialismo no enfrentó costos políticos significativos al aprobar un acuerdo que, aunque se aleja de las posiciones iniciales de la izquierda, permite cerrar un debate que la ciudadanía y particularmente su electorado querían ver resuelto.
Para la oposición, sin embargo, la situación es más compleja. No solo porque la reforma previsional no figuraba entre sus urgencias, sino también porque los liderazgos de derecha aparecen divididos respecto a la estrategia política a seguir. Y esto es medular.
La encuesta de Datavoz entrega otro dato clave. Se les consultó a los ciudadanos qué tipo de liderazgo los representa mejor entre uno que busca acuerdos, aunque ello implique ceder, y otro que defiende sus posturas con firmeza, aunque eso aumente los conflictos.
Si bien en otros momentos políticos la respuesta ha sido diferente, al cerrar el tercer año del actual Gobierno, 3 de cada 4 de sus partidarios prefieren liderazgos que buscan acuerdos y solo 1 desearía que se mantenga firme en las posturas originales; en cambio, entre los opositores la mitad busca acuerdos y la otra mitad prefiere líderes que mantengan posturas firmes. Esta división en la oposición complica su capacidad de articular una estrategia común ad portas de un momento clave del ciclo político.
¿Por qué esto es importante más allá de enero? Porque lo que ocurrió en el cierre legislativo impactará directamente las negociaciones para la conformación de listas parlamentarias, que se definirán de aquí a abril.
La izquierda llega a este proceso con una mejor posición: el impulso de los acuerdos recientes facilita el camino hacia pactos electorales más sólidos. En contraste, la derecha enfrenta mayores obstáculos para llegar a consensos internos.
Así, el oficialismo entrará a la temporada política que comienza en marzo con un aire renovado y con la posibilidad de crecer en su posición, mientras la oposición enfrenta un dilema estratégico: ¿priorizar la unidad para dar señales de gobernabilidad o mantenerse fiel a posturas intransigentes? La respuesta a esta pregunta marcará el tono de la contienda electoral que se avecina y definirá si la derecha logra retener la ventaja competitiva que aún ostenta de cara a los desafíos que vienen.
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