![Claudia Sheinbaum no es solo la primera línea de defensa de Latinoamérica](https://media-front.elmostrador.cl/2025/02/000_36GY3NE-700x394.jpg)
Claudia Sheinbaum no es solo la primera línea de defensa de Latinoamérica
Desde una posición soberana y digna, Sheinbaum decidió colaborar con EE.UU. Pero no solo se ha convertido en la primera línea de defensa latinoamericana en contra de las políticas de Trump, sino en una lideresa de la izquierda y el progresismo.
Se vienen tiempos bastante difíciles para EE.UU., pero también para el mundo. Trump, como presidente de la primera potencia mundial y aprovechando los vientos de su contundente triunfo, esta redefiniendo rápidamente el siglo XXI, al tener una visión de la realidad y del mundo errática y egoísta para los considerandos democráticos.
Sus declaraciones autoritarias, parroquiales y voluntaristas, demuestran que él con sus amigos ricos ven “irresponsablemente” a EE.UU. como su “gran empresa”, una proteccionista y aislada del resto del mundo, una donde puede realizar e imponer alianzas transaccionales/flexibles que generen beneficios en el corto plazo y sin preocuparse de la subsistencia colectiva mundial, de los impactos como el calentamiento global y la pérdida de valores civilizatorios en pro de un realismo hobbesiano, tribal en esencia, impulsado por una derecha extrema y sus intereses.
Trump, no solo esta destruyendo la democracia y ahondando clivajes presentes desde la Guerra Civil de 1861-1865 en EE.UU., sino que entre un aislacionismo y un intervencionismo expansivo, impulsivo e imperial en esencia (“Destino Manifiesto”), posiblemente respaldado por el uso de la fuerza (nueva Diplomacia de la Cañonera y del Gran Garrote), favorece la ruptura de las normas y condiciones que facilitan relaciones internacionales pacíficas y cooperativas y, por lo mismo, pone más incertidumbre y amenazas a un mundo que ya padece una “poli” y una “permacrisis” con estructuras multilaterales debilitadas con guerras genocidas y nuevos liderazgos autoritarios/populistas.
Entre las barbaridades de convertir a Canadá en el estado 51 de Estados Unidos, apoderarse de Groenlandia o el canal de Panamá, echar a los palestinos de Gaza a Jordania y Egipto o cambiarle nombre al Golfo de México, en un mensaje en Truth Social, dijo que la Unión Europea “debe compensar su grandísimo déficit con EE.UU. mediante la compra a gran escala de nuestro petróleo y gas. De lo contrario, ¡aranceles hasta el final!”.
Y ya anunció nuevos aranceles del 25% a todo el acero y aluminio importado a EE.UU.; a China (su rival estratégico) le impuso 10% más; a Canadá (dice que el déficit comercial con Ottawa es un subsidio) y México les ha exigido detener el flujo de migrantes (hay 5 millones de mexicanos sin papeles) y la droga (fentanilo), so pena de imponer aranceles del 25% a los productos provenientes de esos países (en función de ganancias y éxitos a la fuerza rápidos), lo que puede desatar una guerra comercial sin precedentes por la complejidad de la globalización.
Estas políticas bravuconas y abusivas han causado contraargumentaciones, reordenamientos (espacios para otras potencias) y refuerzo de alianzas a nivel internacional (ej., Europa, Escandinavia, Brasil-México) para hacer frente a sus acciones perturbadoras.
Precisamente, en este escenario la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en la primera línea enfrenta a su bizarro vecino del norte, el presidente Donald Trump. Y como dice Michael Shifter, del Diálogo Interamericano, “no se me ocurren dos personalidades más diferentes”. Y así es.
Ella empezó su carrera en la academia, es científica, de temple sereno y métodos rigurosos, de una importante trayectoria política con fuerte preocupación social. Él, por otro lado, es una “outsider” que armó su figura en la televisión y con dinero, cuestiona la ciencia y usa la apuesta, la sorpresa y el poder como herramienta de la política en función de sus intereses y de su círculo plutocrático.
Desde una posición soberana y digna, Sheinbaum decidió colaborar con EE.UU. (“no es con la imposición de aranceles como se resuelven los problemas, sino hablando y dialogando…”) mandando a 10 mil miembros de las FF.AA. a punto clave de la frontera para limitar los cruces en la frontera.
Pero también puso de manifiesto que, si bien “nuestros paisanos y paisanas son héroes y heroínas, trabajadores que apoyan a sus familias y a la economía de México (las remesas son cerca del 4% del PIB y superan los US$ 63.300 millones)… también contribuyen a la economía de EE.UU… Somos de los mejores trabajadores del campo, de la construcción, de los servicios, del turismo, profesionistas, científicos… EE.UU. no sería quien es sin las mexicanas y los mexicanos que trabajan del otro lado de la frontera”.
Tampoco se quedó corta en rechazar con fuerza las “calumnias de Trump de que el gobierno de México tiene alianzas con organizaciones criminales”. Dijo que “si en algún lugar existe tal alianza es en las armerías de los EE.UU. que venden armas de alto poder a estos grupos criminales” y acusó que Estados Unidos no toma medidas concretas para la venta interna de drogas y el lavado de dinero y le sugirió a Washington atender su crisis de salud por el consumo de opioides.
Le recordó que México ha incautado 40 toneladas de droga en los pocos meses que está en el poder. Previendo posibles futuros, por último, recalcó que “nadie se atreva a violar la soberanía porque México es un país libre, soberano e independiente y las y los mexicanos siempre estamos para defender a nuestra patria”.
México y EE.UU. tienen una de las relaciones comerciales más grandes del mundo gracias al Tratado entre México, EE.UU. y Canadá (T-MEC – 2020) firmado con Trump en el poder y sucesor del TLC de América del Norte (1994). Esto y la cercanía han hecho que el intercambio comercial sea enorme, dinámico, constante y que cualquier alteración tenga grandes efectos sobre miles de trabajadores y empresas.
México es el principal afectado de una interrupción, debido a que el 80% de sus exportaciones van a EE.UU. Sin embargo, Trump, en su política de “promesa hecha, promesa cumplida”, ha insistido en los aranceles, a pesar de que pueden significar un repunte en la inflación, afectando a miles de estadounidenses.
Se piensa que por ser México el país más chico, al ser el más dependiente del T-MEC, es quien más tendrá que ceder con la política del poder desnudo, pero lo cierto es que EE.UU. también necesita a México. En este mundo globalizado, el aislamiento relativo planteado por Trump en función de sus intereses tendrá consecuencias, tal como se lo aleccionó la presidenta Sheinbaum, al decir que México esta preparado y dio órdenes de implementar un plan de medidas arancelarias y no arancelarias “en defensa de los intereses de México”.
Expresó: “Ustedes votaron a favor de construir un muro… bueno, mis queridos estadounidenses, incluso si no entienden mucho de geografía, ya que para ustedes América es su país y no un continente, es importante que antes de colocar los primeros ladrillos, descubran que fuera de este muro (hay) 7 mil millones de personas…”.
Y agregó: “Pero como realmente no conoces el término ‘personas’, los llamaremos ‘consumidores’. (Son) 7 mil millones dispuestos a sustituir su iPhone por un Samsung o un Huawei… sustituir a Levi’s por Zara o Massimo Dutti… podemos fácilmente dejar de comprar vehículos Ford o Chevrolet y sustituirlos (por vehículos asiáticos o europeos que son técnicamente muy superiores)… Esos 7 mil millones también pueden dejar de suscribirse a Direct TV, dejar de ver películas de Hollywood y comenzar a ver más producciones latinoamericanas o europeas (de mejor) calidad…”.
“ Aunque parezca increíble, puedes saltarte Disney… hay otros destinos excelentes… Hasta en México hay hamburguesas mejores que las de McDonald’s y con mejor contenido nutricional… ¿Alguien ha visto pirámides en EE.UU.?… Ninguna de ellas está en Estados Unidos…¡qué vergüenza para Trump, las habría comprado y revendido!… Sabemos que Adidas existe y no solo Nike y podemos empezar a consumir tenis mexicanos como el Panam”, continuó la mandataria mexicana.
Y finalizó señalando: “Sabemos mucho más de lo que crees… Sabemos, por ejemplo, que si estos 7 mil millones no compran sus productos, habrá desempleo y su economía colapsará hasta el punto de que nos rogarán que derribemos el fatídico muro (racista)… No queríamos, pero si querías un muro, vas a conseguir un muro”.
Pero Claudia Sheinbaum no solo se ha convertido en la primera línea de defensa latinoamericana en contra de las políticas de Trump, sino en una lideresa de la izquierda y el progresismo.
Con su estilo prudente, movido, de fuerte compromiso social, cercano (recorrió 32 mil 449 km y se reunió con los 32 gobiernos estatales para definir proyectos estratégicos), sus trece grandes metas (10° economía del mundo, 1.5 millones de empleos especializados, 50% de lo consumido hecho en México, incluyendo compras del Gobierno, Top 5 del turismo mundial, diminución de la pobreza, creación de empresas estratégicas en 12 polos de bienestar, etc.) y sus enormes logros en los escasos meses de gobierno (más de 22 millones de empleos formales, inflación controlada, aumento del salario mínimo en 135%, disminución de la pobreza y desigualdad, cifra récord de reservas internacionales, reconocimiento y derechos plenos de los pueblos y comunidades indígenas y afrodescendientes de México, inclusión de género y diversidad, recuperación de las privatizadas Pemex y CFE como empresas del pueblo de México, etc.), le ha dado una nueva fisonomía más socialdemócrata a un México que se encamina a una nueva estatura política estratégica.
No es casualidad, entonces, que la presidenta Sheinbaum goce de una popularidad inédita del 80% y que Trump se haya encontrado con una contraargumentación inteligente y potente que pondrá a prueba sus intereses egoístas y excentricidades. ¡Fuerza, presidenta!
- El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.