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Geopolítica de la IA (VIII): el debut internacional del vicepresidente Vance
Las palabras matutinas calaron hondo. Un frío viento político movió de inmediato la agenda de IA de la UE.
Todavía resuenan en París y en el mundo las palabras del vicepresidente de USA J. D. Vance en el AI Action Summit (10 and 11 February 2025), donde el presidente Macron pretendía, con el impulso de Mistral –el modelo de IA con el que quiere competir con China y USA–, convertirse en la estrella del evento.
Sin embargo, el debut del vicepresidente Vance fue sólido: “No estoy aquí esta mañana para hablar de IA y seguridad, cual fue el tema de la conferencia de un par de años atrás; estoy aquí para hablar de IA y oportunidades”, partió diciendo Vance. Y acto seguido enumeró los cuatro puntos en los cuales se enfocarán (transcripción textual):
“Número uno: esta administración garantizará que la tecnología de IA estadounidense siga siendo el referente mundial de excelencia y que seamos el socio preferido por otros países y, por supuesto, por las empresas a medida que amplían su propio uso de la IA.
Número dos: creemos que una regulación excesiva del sector de la IA podría sofocar una industria transformadora justo cuando está despegando, por lo que haremos todo lo posible para fomentar políticas de IA que impulsen el crecimiento. Me agrada ver ese enfoque desregulador integrándose en muchas de las conversaciones de esta conferencia.
Número tres: creemos firmemente que la IA debe permanecer libre de sesgos ideológicos y que la IA estadounidense no debe ser cooptada como una herramienta de censura autoritaria.
Y finalmente, número cuatro: La administración Trump mantendrá un enfoque de crecimiento pro-trabajador para la IA, de modo que pueda convertirse en una poderosa herramienta de creación de empleo en los Estados Unidos”.
Las palabras matutinas calaron hondo. Un frío viento político movió de inmediato la agenda de IA de la UE. Unas horas después, por la tarde, y a raíz de la falta de consenso en torno a las políticas regulatorias, en particular por parte del vicepresidente de EE. UU. J. D. Vance, la Comisión Europea agregó la Directiva de responsabilidad sobre IA a la lista de actos legislativos que planea retirar en su programa de trabajo final para 2025.
Entre las muchas medidas para asegurar la responsabilidad civil extracontractual subjetiva por daños causados mediante usos de IA, la Directiva en cuestión introduce la denominada “presunción de causalidad” (presunción iuris tantum de la relación de causalidad en caso de culpa). que eximirá a las víctimas de tener que explicar detalladamente la manera en que determinada falta u omisión ha provocado el daño; y el acceso a las pruebas presentadas por empresas o proveedores, cuando se trate de IA de alto riesgo.
Se trata de dos poderosas herramientas jurídicas a favor de las personas, los usuarios y consumidores de IA que, eventualmente, podrían afectar el mercado europeo de la inteligencia artificial en el sentido de ralentizarlo, haciéndolo perder competitividad con USA y China. Pero la claridad en cuanto a la política de no regulación o regulación mínima de IA de la administración Trump, ha producido el efecto de dejar las cosas en suspenso en la UE.
Es que estamos inmersos y atravesamos un tiempo muy complejo; en medio de una coyuntura geopolítica que bien puede correr unos miligrados el curso de la historia. Los jugadores están muy conscientes de eso, gracias, precisamente, a la IA.
La firmeza de la administración Trump, probablemente, inducirá un replanteamiento desregulador o regulador diferente de la situación normativa europea. En la UE, sobre todo Francia, empiezan a sentirse perdedores. El presidente Macron tiene una visión con mucha perspectiva histórica. Sabe que están retrasados. Está intentando alcanzar, en alguna especialidad de la IA, a China y USA.
Ha propuesto para la IA una estrategia estilo “Notre Dame de París”, es decir, una estrategia que crea una Comisión especial con amplios poderes para conceder permisos y acelerar la construcción de IA. Una Comisión con amplios poderes, como lo fue la que se creó para reconstruir la catedral de Notre Dame, después del incendio del 15 de abril del año 2019, es lo que se necesitaría para impulsar el desarrollo de la IA, según el presidente Macron.
La retirada de la directiva sobre responsabilidad, más que una señal de claudicación normativa, puede ser expresión de realismo geopolítico, es decir, de constatación de pérdida de influencia y liderazgo en el desarrollo de los acontecimientos regionales y mundiales.
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