Taiwán en la mira de China: ¿ejercicios militares o ensayos de invasión?

Mientras la atención mundial está concentrada en cada anuncio y decisión que adopta Donald Trump respecto de Ucrania y Medio Oriente, entre otros temas, China no pierde el tiempo y ha intensificado su estrategia de presión multidimensional sobre Taiwán, que combina maniobras militares provocativas y operaciones encubiertas que socavan la infraestructura crítica de la isla.

El miércoles, China llevó a cabo ejercicios militares con fuego real a tan solo 74 kilómetros de las costas suroccidentales de Taiwán, específicamente cerca de las ciudades de Kaohsiung y Pingtung. Estas maniobras incluyeron la incursión de 32 aeronaves chinas, entre ellas, cazas J-11, aviones KJ-500 y drones que cruzaron la línea media del Estrecho de Taiwán y penetraron en la Zona de Identificación de Defensa Aérea taiwanesa.

Esta es la novena incursión china de este tipo en lo que va de 2025 y la quinta de febrero.

El Ministerio de Defensa de Taiwán condenó estas acciones, calificándolas de “provocativas y peligrosas”, y acusó a Beijing de violar las normas internacionales y poner en riesgo la seguridad regional.

Además de las demostraciones militares abiertas, China parece estar empleando tácticas de guerra híbrida para desestabilizar a Taiwán. Esta misma semana, la Guardia Costera taiwanesa detuvo al carguero “Hong Tai”, de bandera togolesa y tripulado por ocho ciudadanos chinos, tras la ruptura de un cable submarino de telecomunicaciones que conecta la isla principal con el archipiélago de las Pescadores.

Aunque la investigación está en curso, las autoridades taiwanesas no descartan que se trate de una “intrusión en zona gris” por parte de Beijing, una táctica destinada a desestabilizar sin llegar a un conflicto armado abierto.

El punto es que estas operaciones militares no serían eventos aislados. Según el almirante Samuel Paparo, comandante del Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos, las maniobras chinas alrededor de Taiwán “no son ejercicios, como ellos los denominan, sino ensayos” para una posible “unificación forzada” de la isla con el continente. Paparo destacó que la creciente frecuencia y magnitud de estos ejercicios podrían servir de pretexto para encubrir una invasión real, señalando que “la excusa de un ejercicio podría ocultar una movilización real”.

Estos incidentes subrayan la complejidad y la gravedad de la amenaza que enfrenta Taiwán. La combinación de ejercicios militares agresivos y operaciones encubiertas contra infraestructuras críticas sugiere una estrategia integral por parte de China para coaccionar a la isla y avanzar en sus objetivos de tomar el control de ella.

Es por eso que la comunidad internacional debe prestar mayor atención a estas dinámicas, y considerar medidas para apoyar la estabilidad y la seguridad en la región del Indo-Pacífico. Sobre todo, considerando la ambigüedad del Gobierno de Donald Trump frente a este tipo de temas.

Asimismo, la situación actual exige una respuesta coordinada que incluya el fortalecimiento de alianzas regionales, el refuerzo de las capacidades defensivas de Taiwán y el establecimiento de mecanismos de disuasión efectivos para contrarrestar las tácticas de guerra híbrida empleadas por China.

Solo mediante una acción colectiva y decidida se podrá garantizar la paz y la estabilidad en esta estratégica zona del mundo y proteger a Taiwán, una democracia de 24 millones de habitantes bajo constante amenaza china.