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El coqueteo de Rusia con la Tercera Guerra Mundial Opinión

El coqueteo de Rusia con la Tercera Guerra Mundial

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Alberto Rojas
Por : Alberto Rojas Director del Observatorio de Asuntos Internacionales, Facultad de Humanidades y Comunicaciones, Universidad Finis Terrae. @arojas_inter
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Es urgente fortalecer los mecanismos de disuasión y control de armas, para evitar que Rusia siga siendo una amenaza para Ucrania y el resto de Europa, y acabe arrastrando al mundo a una nueva era de confrontación nuclear sin precedentes.


Es muy probable que la violenta discusión del viernes pasado en el Salón Oval de la Casa Blanca entre el presidente Donald Trump; su vicepresidente, J. D. Vance, y el mandatario ucraniano, Volodimir Zelenski, pase a la historia como uno de los momentos más tensos y vergonzosos de la diplomacia estadounidense. Un episodio inédito, en el que Trump incluso acusó a Zelenski de “estar jugando” con la Tercera Guerra Mundial, supuestamente, por no aceptar unas negociaciones con Rusia que más parecen una capitulación incondicional ante el país invasor.

En este contexto, es importante aclarar que el único país que realmente ha amenazado con desencadenar una posible Tercera Guerra Mundial convencional o no, ha sido Rusia.

En primer lugar, Rusia es la mayor potencia nuclear del mundo. Según el último informe del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), en 2024 Rusia contaba con 5.580 ojivas nucleares, superando a Estados Unidos, que poseía 5.044, y a China, que ha incrementado su arsenal a 410. Asimismo, el presidente Vladimir Putin ha demostrado estar dispuesto a utilizar la amenaza nuclear como herramienta de presión y disuasión, lo que ha exacerbado la tensión en Europa y el resto del mundo.

Uno de los episodios más recientes de esta estrategia de intimidación ocurrió cuando Suecia y Finlandia anunciaron su intención de ingresar en la OTAN, tras la invasión rusa a Ucrania, en 2022. Moscú advirtió que, si estos países se sumaban a la Alianza Atlántica, Rusia tomaría “medidas técnico-militares”, insinuando la posibilidad de desplegar armas nucleares en la región. A pesar de la presión rusa, Finlandia formalizó su adhesión a la OTAN en abril de 2023, mientras que Suecia completó su ingreso en marzo de 2024.

Otro paso significativo en la disuasión nuclear rusa ocurrió en junio de 2023, cuando Moscú desplegó misiles Iskander y ojivas nucleares en Bielorrusia. Esta fue la primera vez desde la desaparición de la Unión Soviética que Rusia emplazaba armas nucleares fuera de su territorio, una acción que el Kremlin justificó como respuesta a la creciente cooperación militar entre la OTAN y Ucrania. Los misiles Iskander, con un alcance de hasta 500 km, pueden llevar cargas nucleares y representan una amenaza directa para países europeos como Polonia y Alemania.

Pero quizás la más aterradora de las armas en desarrollo por Rusia es el torpedo nuclear Poseidón, un dron submarino autónomo capaz de transportar una ojiva de hasta 2 megatones, cuya misión sería detonar cerca de la costa enemiga, generando un tsunami radiactivo que contaminaría extensas áreas y haría inhabitables grandes ciudades. Esta arma, anunciada por Putin en 2018 como parte de un nuevo conjunto de sistemas estratégicos, representa un peligro sin precedentes en la historia del armamento nuclear. Se estima que los primeros torpedos Poseidón serán desplegados en submarinos de la clase Belgorod, en 2025.

Asimismo, comprar drones a Irán para usarlos contra Ucrania, así como el envío de casi 13 mil soldados de Norcorea a la zona de Kursk para su despliegue en el frente de batalla, son claras formas de internacionalizar la guerra en curso.

La escalada nuclear rusa no es solo una amenaza retórica. Putin ha demostrado que está dispuesto a romper tabúes históricos en el uso de armas nucleares tácticas, en un contexto de creciente tensión con Occidente, donde el apoyo militar a Ucrania ha sido clave para frenar la ofensiva rusa.

La posibilidad de una escalada nuclear se mantiene latente y, por eso, la comunidad internacional debe tomar en serio estas amenazas. Es urgente fortalecer los mecanismos de disuasión y control de armas, para evitar que Rusia siga siendo una amenaza para Ucrania y el resto de Europa, y acabe arrastrando al mundo a una nueva era de confrontación nuclear sin precedentes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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