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Trump y la guerra contra las mujeres Opinión Cedida

Trump y la guerra contra las mujeres

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Estas medidas contienen un sesgo social muy marcado. Las personas más afectadas por las restricciones al aborto y la contracepción son las de bajos ingresos o las que provienen de minorías, porque no tienen los medios para viajar a otro país donde el aborto sea legal.


No cabe duda de que la contracepción fue una de las principales revoluciones del siglo XX. Más allá de los aspectos de salud pública, aceleró la larga odisea de las mujeres en pos de su emancipación y la desaparición de las mecánicas patriarcales. También trajo consigo profundas transformaciones sociales.

Es por ello que, desde siempre, los regímenes autoritarios en todo el mundo han hecho de la lucha contra esos derechos alcanzados una de sus primeras obsesiones. Quieren actuar utilizando todas las herramientas posibles para reducir el acceso a la contracepción y el aborto.

El desprecio por las mujeres es la razón subyacente de esas políticas regresivas. Lo paradójico salta a la vista. Esas políticas se aplican incluso cuando quienes las promueven se dicen promotores entusiastas del aumento de la natalidad… desde luego no de aquel de los inmigrantes, en quienes temen quedar sumergidos, sino de las mujeres blancas.

Ahora bien: diferentes estudios muestran que las leyes que restringen el derecho al aborto, si bien pueden tener consecuencias significativas sobre la natalidad, estas pueden estar muy distantes de los objetivos que esos regímenes persiguen.

Recordemos las principales medidas adoptadas por la primera administración Trump:

  • A partir de enero de 2017, prohibió el financiamiento federal a las organizaciones internacionales que practican o promueven el aborto. Esta medida redujo el acceso a servicios de salud reproductiva en varios países en desarrollo.
  • Los jueces conservadores designados por su administración llevaron a anular el juicio de principio que protegía el acceso al aborto a las mujeres estadounidenses (Roe v. Wade en 2022).
  • Diferentes medidas se adoptaron, limitando el acceso a las clínicas que practicaban la IVE (interrupción voluntaria del embarazo), además de las restricciones a las subvenciones a los centros de salud que practicaban la IVE.
  • Millones de mujeres quedaron privadas de un acceso al programa de planificación familiar “Title X”, cuyo financiamiento fue drásticamente reducido.

Las consecuencias de esas medidas ya son funestas. Han llevado a un aumento de los nacimientos no planificados. La reducción del acceso a la contracepción provocó un aumento de los embarazos no deseados. Desde que la administración Trump 2 llegó al poder, se ha agravado esa política, lo que ilustran diferentes nuevas medidas:

  • El 24 de enero de 2025, Trump firmó la Executive Order 14182, llamada Enforcing the Hyde Amendment. Esta orden pone fin al financiamiento federal a los abortos no terapéuticos y revoca decretos precedentes que ampliaban el acceso a los servicios de salud reproductiva.
  • Del mismo modo, fue restablecida la Mexico City Policy, con el fin de prohibir el financiamiento a los ONG internacionales que aportaban servicios ligados al aborto, incluso si utilizaban fondos no estadounidenses. Esta medida llevó a una reducción significativa del acceso a los cuidados contraceptivos y a aumentar los riesgos de embarazos no deseados y de la mortalidad materna a escala mundial.
  • Por último, de manera absolutamente dramática, la congelación del financiamiento de la USAID amenaza la salud reproductiva mundial, dado que provoca el cierre de varias clínicas que prestaban servicios esenciales, tales como los exámenes de cáncer de cuello uterino, el tratamiento del VIH y el acceso a los contraceptivos. Esta interrupción de los servicios de salud reproductiva provoca un aumento de los embarazos no deseados y de los abortos no seguros, poniendo en peligro la salud y la vida de millones de mujeres y niñas.

Las medidas adoptadas por el presidente Trump en su primer mandato y precipitadamente después de haber sido elegido nuevamente, dan cuenta de los efectos catastróficos que esas medidas acarrean en el ámbito de los derechos sexuales y reproductivos. Los contrapoderes en Estados Unidos han sido debilitados o dislocados y son muchos los escépticos acerca de la capacidad de la autoridad judicial para frenar la política de Trump.

Estas medidas contienen un sesgo social muy marcado. Las personas más afectadas por las restricciones al aborto y la contracepción son las de bajos ingresos o las que provienen de minorías, porque no tienen los medios para viajar a otro país donde el aborto sea legal.

He aquí un gobierno, una administración, que afirma su voluntad de aumentar la tasa de natalidad para que América sea más grande nuevamente. Este objetivo no solo corre el riesgo de fracasar si se trata de la tasa de natalidad de las mujeres provenientes de las clases medias o acomodadas, pero no puede sino tener más impacto en las categorías modestas y pobres y, entre aquellas, de seguro, muchas migrantes.

Esta es una más de las inconsistencias de la política de Trump.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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