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Carolina Tohá: entre el fantasma de la Concertación y el futuro del progresismo Opinión AgenciaUno

Carolina Tohá: entre el fantasma de la Concertación y el futuro del progresismo

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Andrés Cabrera
Por : Andrés Cabrera Doctor (c) en Sociología, Goldsmiths, University of London. Director del Instituto de Filosofía Social y Crítica Política.
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En este escenario es poco probable que el PS esté dispuesto a levantar una candidatura propia. Tohá ha recibido el respaldo de importantes figuras al interior del PS, quienes han visto en su candidatura la posibilidad de revitalizar el eje del denominado Socialismo Democrático.


Costó, pero decantó.

Se comenta que fue una llamada de Michelle Bachelet a Carolina Tohá la que destrabó la tensión oficialista que se había acumulado durante el verano en torno a la carrera presidencial. En dicha conversación, Bachelet habría confirmado a Tohá que mantendría su posición original de no postularse por tercera vez a la presidencia de la república.

Pero, ¿cómo se explica el hecho de que Bachelet haya alcanzado un nivel de preponderancia tal que la totalidad de los partidos políticos que hoy conforman la alianza de gobierno estuvieran de algún modo “atados” a su pronunciamiento?

Evidentemente, la inesperada y consistente alza que Bachelet comenzó a registrar en las encuestas es uno de los principales factores coyunturales que explican la centralidad alcanzada por su figura, que ya comenzaba a rozar los dígitos alcanzados por la principal candidatura del “triunvirato germánico” opositor, Evelyn Matthei. Por supuesto, el “incombustible” desempeño de Bachelet en las encuestas no es el único factor. Parte importante de la explicación recae, tanto en su capacidad aglutinadora, como en la potencialidad que la ex presidenta imprimiría a las candidaturas parlamentarias oficialistas.

Más allá de la configuración circunstancial que adquiere la disputa presidencial oficialista en el inicio del último año de gobierno de Gabriel Boric, hay cuestiones de más largo aliento que es necesario relevar antes de detenernos en el principal hito político de la semana: la decisión de la ministra del Interior, Carolina Tohá, de renunciar al gobierno y asumir de manera inmediata su apuesta presidencial.

Y es que, deliberadamente o no, Bachelet provocó en el escenario político una incertidumbre similar a la que reinó en el verano de 2013, cuando decidió formalizar su renuncia a ONU Mujeres y confirmar su segunda candidatura presidencial en marzo de ese año. Parece un episodio un tanto añejo. Sin embargo, hay lecciones de fondo que permiten dilucidar las complejidades y potencialidades que deberán enfrentar, tanto Tohá como cualquier otra candidatura inscrita en el actual paraguas del oficialismo.

La segunda campaña de Bachelet el año 2013 tuvo una gran virtud: hacer aparecer a la Nueva Mayoría como una coalición completamente nueva, que venía a enterrar de algún modo el cadáver de la Concertación. El ingreso formal del Partido Comunista a la coalición de gobierno y una parte de los principales liderazgos estudiantiles, que habían emergido en las movilizaciones del 2011, fue clave en aquél diseño estratégico.

Así, Camila Vallejo y Karol Cariola, cuadrándose con las directrices de su partido, apoyaron a Bachelet. Giorgio Jackson y su recientemente conformada Revolución Democrática lo hicieron desde una “colaboración crítica”, mientras que Gabriel Boric y sus aliados optaron por la diferenciación y “autonomía” respecto del proyecto de la Nueva Mayoría. El 2013 fue precisamente el año en que resultaron electos los dirigentes estudiantiles, quienes, desde orgánicas y postulados diferenciados, lograron romper el binominal para emprender una carrera política que les llevaría a alcanzar el núcleo del poder gubernamental en el breve transcurso de una década.

Como sabemos, el carisma de Bachelet no fue suficiente para sustentar su programa de transformaciones. En ese entonces, el ensayo político-literario de Alberto Mayol problematizó acertadamente el dilema que corroía a la ex presidenta en su segundo mandato: el retorno del fantasma de la Concertación. Tras el surgimiento del caso Caval en febrero de 2015, el proyecto de reformas comprometido por las fuerzas progresistas quedó truncado y el retorno de la complacencia concertacionista, sellado. Hoy, Carolina Tohá enfrenta una disyuntiva similar: ¿revivir la lógica de la Concertación o abrir paso a una nueva dirección política? ¿Qué lecciones puede extraer Tohá del dilema del “fantasma de la Concertación” que enfrentó Bachelet en su segundo gobierno?

En lo inmediato, Tohá parte con una clara desventaja en las encuestas respecto a su principal competidora en la oposición, Matthei, debido a que hasta ahora no ha sido capaz de superar el umbral de los 3 puntos en las mediciones. Complementariamente, su actual capacidad aglutinadora es mucho menor que la pronosticada por Bachelet. Justamente, estos antecedentes resultan un desafío inmediato para la puesta en marcha de la candidatura de Tohá, ya que permiten proyectar un impulso ascendente a nivel de las encuestas y una ampliación de su base de apoyo al interior de las actuales fuerzas de gobierno.

Las señales entregadas el día martes en La Moneda fueron contundentes a este respecto. Boric produjo un hito político con un cambio de gabinete que tuvo como principal protagonista a la exministra Tohá. En este contexto, el mandatario lanzó una primera definición que explícitamente valora Bachelet e implícitamente comparte Tohá: la necesidad de una primaria amplia donde las candidaturas de las fuerzas oficialistas e independientes puedan debatir sobre los desafíos más importantes que enfrenta el país, en un escenario geopolítico internacional cada vez más convulso y abiertamente reaccionario.

Una primaria oficialista que logre eventualmente incorporar nombres como Carolina Tohá, Daniel Jadue, Vlado Mirosevic y Harold Mayne-Nicholls no sólo puede resultar idónea para aglutinar, movilizar y estimar el peso electoral de las distintas fuerzas de izquierda y centro-izquierda de cara a las batallas electorales que se avecinan, sino que también, para reducir las posibilidades de un escenario en que se enfrenten en el balotaje dos candidaturas que representen a la derecha y  a la extrema derecha.

De ahora en más, se abre un breve ciclo que culminará el próximo 30 de abril, plazo límite para inscribir las candidaturas que disputarán la primaria presidencial. En este escenario es poco probable que el PS esté dispuesto a levantar una candidatura propia. Tohá ha recibido el respaldo de importantes figuras al interior del PS, quienes han visto en su candidatura la posibilidad de revitalizar el eje del denominado Socialismo Democrático.

A diferencia del PC, que en su Comité Central decidió proponer una candidatura propia, el FA se encuentra dividido entre levantar una candidatura testimonial o asumir una posición subordinada apoyando a Tohá y sus aliados del Socialismo Democrático. La única duda que resta en este sentido es si la bajada de Bachelet termina por abrir el apetito de Tomás Vodanovic de participar en la primaria oficialista. La historia de divergencias entre Boric y sus bases partidarias hace suponer que la definición presidencial al interior del FA no será fácil.

Así, con la principal carta oficialista confirmada, puede establecerse que la carrera presidencial, finalmente, ha comenzado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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