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Alianza generacional medioambiental Opinión

Alianza generacional medioambiental

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Jorge Costadoat
Por : Jorge Costadoat Sacerdote Jesuita, Centro Teológico Manuel Larraín.
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No sabemos qué ocurrirá en el futuro, pero si llegamos a salvar la Tierra será por una alianza generacional.


El futuro de la humanidad exige una mirada en perspectiva. Necesitamos poner atención en la continuidad de las generaciones.

Por de pronto, es odioso que las antiguas generaciones critiquemos a las nuevas. El fenómeno debe haberse dado con distinta intensidad en unos períodos más que en otros. También se ha dado lo contrario. En París, en 1968, y en otras partes del mundo, los jóvenes reaccionaron duramente contra la generación de sus padres por parecerles burguesa.

En nuestro caso, las generaciones jóvenes pueden encararnos a los mayores por haberlos dejado sin porvenir. El planeta se agota. ¿Qué sentido tiene engendrar más seres humanos? Tienen razón en parte, pues también nosotros hemos sido víctimas del Antropoceno. No hemos podido zafarnos de la fatalidad de ser nosotros, la humanidad, la que ha dañado la Tierra. Se necesita, sin embargo, hacer una precisión. En esta ya larga historia no puede atribuirse a toda la humanidad el colapso ecológico y socioambiental. Hay pueblos que tuvieron, y tienen, otro tipo de civilización. Habría que hablar mejor de “Capitaloceno”. El capitalismo es el verdadero responsable de nuestra civilización, pues ha obligado a inmensas mayorías inocentes a producir y consumir. El consumo no es un fenómeno simplemente voluntario. Somos constreñidos de diversas formas a hacerlo. El capitalismo fuerza a nuestra generación, y también a la nueva, a gastar el planeta como si este fuera una reserva de bienes infinita.

No sabemos qué ocurrirá en el futuro, pero si llegamos a salvar la Tierra será por una alianza generacional. Servirá de poco seguir el curso de la recriminación entre jóvenes y viejos. En cambio, hemos de colaborar. Servirá que la antigua generación no baje los brazos, salga de su egoísmo y se sume con alegría a los intentos de los jóvenes por recuperar el planeta. La nueva generación, por su parte, en vez de gastar energía en culpar a la nuestra, invente otra economía, otra sociedad y otra cultura.

En años recientes se ha dado una señal poderosa de la necesidad de esta alianza. Greta Thunberg y el papa Francisco se reunieron en el Vaticano para agradecerse mutuamente lo que cada uno hace por frenar el curso de la tragedia. Greta, siendo jovencita, emprendió una campaña ecológica y medioambiental impresionante, que se prolonga hasta nuestros días con los Fridays for Future, a modo de huelga en favor de la Tierra. Su iniciativa ha prosperado en países latinoamericanos como Perú, Brasil, México, Argentina y Chile. Francisco, por su parte, la felicitó y alentó a seguir adelante. El papa tiene a su haber Laudato si’ (2015), el documento de doctrina social más importante después de Rerum novarum (1891), Laudate Deum (2024) y Querida Amazonía (2020). Estos documentos han de ser tenidos como una gran herencia.

La señal de por dónde seguir es poderosa. Greta nació en 2003 y el papa en 1936. Tienen 67 años de diferencia. Reman juntos. La causa es común. Restarse de esta alianza debe considerarse culpable. Sumarse a ella, en cambio, será una prueba de responsabilidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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