Publicidad
Año electoral: campañas y encuestas Opinión Cedida

Año electoral: campañas y encuestas

Publicidad
Guido Romo Costamaillère
Por : Guido Romo Costamaillère Director de Encuestas y Opinión Pública Gemines Consultores
Ver Más

Integrar estas metodologías en las campañas de candidaturas en pleno 2025 puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso, asegurando que sean no solo persuasivas, sino también auténticas y conectadas con las verdaderas necesidades y deseos de la comunidad.


La política, especialmente en período de elecciones, se asemeja mucho al mercado, ya que necesita comprender las necesidades, deseos y comportamientos de las personas. Asimismo, debe competir por la preferencia de los electores en un entorno altamente competitivo, preferencia que se conocerá al momento de votar.

Por todo esto, en el contexto de las elecciones parlamentarias y presidenciales en Chile que se realizarán en noviembre-diciembre de 2025, la investigación de mercados y opinión pública será una herramienta crucial para diseñar y ejecutar campañas políticas efectivas.

Tanto la investigación cuantitativa como la cualitativa ofrecen insumos y perspectivas que pueden apoyar las estrategias de comunicación y asegurar una mejor conexión con los electores. Esta columna explora (muy generalmente) cómo ambas metodologías de investigación pueden contribuir en términos prácticos al éxito de las candidaturas.

La investigación cuantitativa se centra en la recolección y análisis de datos numéricos. A través de encuestas, cuestionarios y análisis estadísticos, esta metodología permite a los candidatos y sus equipos obtener una visión clara y precisa de la opinión pública. La investigación cuantitativa es esencial para identificar tendencias, medir la popularidad de los candidatos y evaluar el impacto de las estrategias de campaña. En términos más prácticos, aquí solo algunas áreas en que el aporte de lo cuantitativo es relevante:

Segmentación del electorado, identificando grupos o bolsones de votantes con sus propias necesidades e intereses, y obviamente contestando cuántos son o representan cada uno de ellos (por características demográficas, psicográficas, conducta de voto y otras).

En relación con las candidaturas, puede medir parámetros respecto a la imagen y percepción del candidato y su competencia (grado de conocimiento, intención de voto, nivel de rechazo, asociación con atributos relevantes y otros). Es crítico conocer las preferencias de votación y su evolución durante la campaña (medir las preferencias de votación actuales y proyectadas; ¿qué porcentaje de votantes apoya al candidato actual?, ¿cuántos están indecisos?).

Será necesario medir la aceptación de las políticas propuestas por los candidatos. Es decir, poner a competir las ideas de cada uno y ver su recibimiento por parte de los votantes potenciales (¿qué porcentaje de votantes apoya determinadas propuestas del candidato?).

Y no por evidente hay que dejar de mencionarlo, en una campaña donde siempre el tiempo y los recursos económicos serán escasos, es clave seleccionar los temas o preocupaciones claves del electorado, en los cuales se deben concentrar los esfuerzos comunicacionales (cuáles son los problemas principales de los electores?, ¿cuál es la influencia de cada uno en la construcción de su decisión de voto?).

Por su parte, la investigación cualitativa se enfoca en obtener una comprensión más profunda de las actitudes, motivaciones y emociones de los votantes. A través de métodos como grupos focales, entrevistas en profundidad y estudios etnográficos, esta metodología proporciona una visión más emocional y detallada que complementa los datos cuantitativos. Entrega contenidos, insights y enriquece el diseño de la comunicación política. Algunas áreas que aparecen relevantes en su aporte son, por ejemplo:

Entender las percepciones y valores de las personas, desde la autopercepción en cuanto sujeto político y su rol o inserción en las respectivas comunidades, así como conocer de qué modo sus valores y visiones de sociedad influyen en sus decisiones de voto.

Conocer sus motivaciones para votar, tanto genéricamente como por la candidatura que probablemente preferirán, las que no necesariamente son evidentes para cada persona. Asimismo, permite indagar sobre las barreras para no votar por nuestra candidatura y trabajar en el manejo de dichas objeciones, las que en muchos casos no son claras ni explícitas.

Comprender profundamente su recepción de los mensajes comunicacionales, permitiendo transmitir de la mejor manera nuestras ideas (que son lo central, no olvidemos que de esto se trata la política, de las ideas), tanto en contenidos como en los medios que se utilicen.

Para diseñar una campaña política efectiva es crucial integrar los hallazgos de ambas metodologías. Esta integración permite una comprensión integral del electorado y facilita la creación de estrategias de comunicación adaptadas a las necesidades y preferencias específicas de los votantes.

La investigación de mercados y opinión pública es claramente esencial para el diseño y ejecución de campañas políticas efectivas. Proporciona a los candidatos y sus equipos las herramientas necesarias para comprender profundamente a los votantes, diseñar mensajes efectivos, seleccionar los canales de comunicación adecuados y monitorear el impacto de sus estrategias.

Integrar estas metodologías en las campañas de candidaturas en pleno 2025 puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso, asegurando que las campañas sean no solo persuasivas, sino también auténticas y conectadas con las verdaderas necesidades y deseos de la comunidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

Inscríbete en nuestro Newsletter El Mostrador Opinión, No te pierdas las columnas de opinión más destacadas de la semana en tu correo. Todos los domingos a las 10am.

Publicidad

Tendencias