
La Democracia Cristiana, Masada y el suicidio colectivo
La DC, para mantener su subsistencia legal, de acuerdo con lo establecido en el artículo 56 de la Ley de Partidos Políticos, requiere obtener en la próxima elección de diputados un 5% de los sufragios válidamente emitidos, o elegir 4 parlamentarios en a lo menos 2 regiones distintas.
Según nos relata el historiador judío Flavio Josefo, en el año 73 DC, en tiempos del emperador Vespasiano, la fortaleza de Masada, erguida a orillas del Mar Muerto y que constituía la última posición de un grupo de rebeldes judíos (zelotas) que se habían levantado en contra del Imperio romano, tras meses de asedio es tomada por soldados romanos, quienes al acceder a ella quedaron impresionados con los cientos de cuerpos sin vida que yacían allí, pasando a la historia como uno de los casos de suicidios colectivos más legendarios de los que se tenga memoria.
Pues bien, este sábado 15 de marzo la Democracia Cristiana podría seguir los pasos de aquellos rebeldes judíos que se inmolaron hace ya casi 2 mil años, cometiendo un suicidio político colectivo si es que su Junta Nacional adopta la decisión de competir fuera del o de los pactos parlamentarios que integrarán los partidos oficialistas, y asimismo, si adopta la decisión de llevar un candidato presidencial a primera vuelta o si opta por competir en una primaria distinta a la primaria amplia que realizarán los partidos del Socialismo Democrático más el FA y PC.
La DC, para mantener su subsistencia legal, de acuerdo con lo establecido en el artículo 56 de la Ley de Partidos Políticos, requiere obtener en la próxima elección de diputados un 5% de los sufragios válidamente emitidos, o elegir 4 parlamentarios en a lo menos 2 regiones distintas.
De esta forma, el objetivo de este partido es no desaparecer, para lo cual es indispensable establecer un acuerdo electoral que sea funcional a dicho propósito.
En los sistemas electorales proporcionales con cifra repartidora, cuando se permiten pactos entre partidos, como es el caso chileno, la suma de todos los votos aumenta las posibilidades de que los candidatos con menor votación puedan salir electos. De esta forma, los partidos que hacen alianzas electorales se ven favorecidos. Por el contrario, se castiga a los partidos que no concurren en pactos, ya que deben concentrar una importante cantidad de votación sin la contribución de otros partidos.
Así, entonces, concurrir con acuerdos electorales impacta en la elegibilidad, haciendo muy difícil para un partido que concurre a una elección bajo este sistema obtener escaños si no es a través de pactos con otros partidos.
Luego, haciendo un repaso de los últimos resultados electorales, en la elección de la Convención Constitucional celebrada los días 15 y 16 de mayo de 2021, en donde se eligieron 155 miembros bajo las mismas reglas, distritos y cantidad de escaños que en las elecciones para la Cámara de Diputados, con voto voluntario, la Democracia Cristiana obtuvo un 3,65% y eligió a 2 convencionales, compitiendo en alianza con el PS, PPD, PR, PL y PP y Ciudadanos.
En tanto, en la elección del Consejo Constitucional celebrada el 7 de mayo de 2023, en donde se eligieron 50 miembros elegidos según la fórmula de elección de los senadores, elección que se realizó con voto obligatorio, junto al PPD y el PR la Democracia Cristiana obtuvo un 3,42%, no eligiendo a ningún candidato.
Por último, en las últimas elecciones municipales y de gobernadores regionales, en las elecciones de concejales, el pacto “Chile Mucho Mejor”, que agrupó a los partidos Socialista, Por la Democracia y Demócrata Cristiano, alcanzó un 15,06%, obteniendo cada partido, sumados los candidatos independientes, un 6,06%, 4,36% y 4,64%, respectivamente, eligiendo el PDC un total de 162 concejales.
En definitiva, estos resultados permiten tener una visión respecto de la situación electoral en que está la DC, en donde en los últimos 3 años ha fluctuado entre el 3% y el 4% de los votos aproximadamente, con diferentes grados de elegibilidad, dependiendo de los pactos con que ha concurrido y de las especificidades políticas y coyunturales de cada elección.
Por las razones antedichas, solo en alianza la DC puede cumplir con el objetivo de obtener elegibilidad.
Concurriendo a la próxima elección parlamentaria sola o en pacto con Amarillos y Demócratas (como referencia, en la última elección de concejales, el pacto de “Centro Democrático” obtuvo un 4,41%, en donde el Movimiento Amarillos por Chile más independientes obtuvo un 1,20%, y el Partido Demócratas más independientes obtuvo un 3, 21%), eventualmente la Democracia Cristiana podría aspirar a obtener un porcentaje que le permitiera alcanzar el 5%.
Pero en un escenario de competencia total, en donde además de la derecha y sus potenciales 2 listas (Chile Vamos y Republicanos más el Partido Nacional Libertario de Johannes Kaiser), se competiría por la izquierda con todo el progresismo, la elegibilidad de sus diputados y senadores sería prácticamente nula. Esto, sin contar con los independientes y las listas de agrupaciones nuevas o no tan nuevas que puedan entrar al ruedo, como el Partido de la Gente, los socialcristianos, etc.
La tesis de llevar candidatos sin pacto electoral con los partidos progresistas, o tan solo con agrupaciones escindidas de la DC sin mayor representatividad, es condenarse a no tener presencia en el Parlamento. Es decir, a ser un partido extraparlamentario.
Asimismo, la propuesta de competir en dos primarias para llegar a primera vuelta con dos candidatos del mundo de la centroizquierda e izquierda, y luego comprometer el respaldo mutuo a quien pase a segunda vuelta, adolece del riesgo de que, a la luz de las encuestas, la derecha pase a segunda vuelta con dos candidatos, muy probablemente Evelyn Matthei con José Antonio Kast o Johannes Kaiser, dándose al escenario catastrófico de no tener candidato progresista en segunda vuelta, jugándose la elección del próximo Presidente de Chile entre dos candidatos de derecha. Algo inédito en la historia de nuestro país.
De esta forma, si la Democracia Cristiana no concurre en pacto parlamentario con los partidos oficialistas o decide no participar en una sola primaria presidencial con todos los partidos del progresismo, una historia de casi setenta años al servicio de Chile, con 3 presidentes de la República y marcada por líderes históricos extraordinarios como Eduardo Frei Montalva, Radomiro Tomic, Bernardo Leighton, Patricio Aylwin y Gabriel Valdés, entre otros, así como por miles de mujeres y hombres que han dado su vida por hacer de Chile un país más justo y solidario, puede terminar, al igual que en Masada, en una tragedia colectiva.
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