Publicidad
No da lo mismo quién gane la próxima elección presidencial en Chile Opinión

No da lo mismo quién gane la próxima elección presidencial en Chile

Publicidad
Carlos Eduardo Mena K.
Por : Carlos Eduardo Mena K. Abogado, exembajador de Chile en Brasil, profesor universitario.
Ver Más

La democracia no es solamente un sistema para asignar el poder. Es una forma y manera de convivir juntos , en comunidad y,  por lo tanto, hay un énfasis central en creencias  y valores compartidos.


El país se encuentra abocado a un proceso electoral para elegir un nuevo presidente de la República. Las candidaturas presidenciales que competirán representan básicamente dos visiones diferentes que tendrán repercusiones muy significativas en el devenir del país. Concretamente, hay una visión progresista y otra de derecha en sus distintas versiones. Lo que es sorprendente es escuchar de parte de algunos dirigentes progresistas   que señalan que no sería tan grave si hubiera un presidente de derecha, puesto que son solamente cuatro años.  No lo dicen de manera explícita, pero lo dan a entender

Después de la reciente asunción al mando del presidente de Estados Unidos Donald  Trump, el 20 de enero  pasado, esto adquiere una importancia mayor. En efecto, esta elección se  inscribe en el marco de diversos procesos electorales realizados en otros países que han afianzado a los grupos de derecha y extrema derecha . Existe un consenso respecto a que los gobiernos nacionales actúan cada vez más en un marco nacional e internacional interconectado, complejo y poco calculable. Muchas veces se piensa que el concepto de globalización es poco preciso y que está contaminado por disputas ideológicas y paradigmas controvertidos. Sin embargo, a pesar de estas controversias existe un amplio consenso que se ha desarrollado  en los estados -nación modernos que tienen que ver con la disolución de fronteras lo cual ha cambiado profundamente Los comportamientos de la economía, la cultura y la política, tradicionalmente organizadas a nivel del Estado nación.

Lo anterior ha adquirido una enorme importancia con la reciente elección presidencial en Estados Unidos de Norteamérica. El Presidente Trump ha iniciado una verdadera confrontación con distintos países del mundo para imponer políticas arancelarias atentatorias contra el libre comercio que están en la base del desarrollo y la estabilidad de la política económica  internacional.

Pero aún más, Estados Unidos de Norteamérica tuvo un papel central después de la Segunda Guerra Mundial en la creación y consolidación de un orden basado en la democracia y el libre mercado.

Los recientes acontecimientos relativos a la confrontación entre Ucrania y Rusia que invadiera ese país violando gravemente el derecho internacional, están echado por tierra el papel que este país ha desempeñado . El mundo ha observado atónito el vejamen a que fue sometido el presidente de Ucrania en la Casa Blanca. Adicionalmente a el “show mediático” que se montó, Estados Unidos está negociando las fronteras ucranianas por determinadas concesiones mineras y de  las llamadas “tierras raras”. Es decir, no importa la democracia, lo que vale son los intereses. Trump coloca la primacía de la lógica de los negocios por sobre cualquier otra consideración, y es esta la que preside todas sus actuaciones.

En este contexto, es importante señalar que tanto en el pensamiento político como en la acción política concreta existen tres dimensiones fundamentales que se articulan de diversas maneras y formas: creencias, valores e intereses. Ninguna de estas variables se presenta de manera pura excluyendo unas a otras. Pero, no cabe duda que en la política el énfasis se coloca en las creencias y los valores lo que no significa que no existan intereses. En otros ámbitos de la vida, como en los negocios priman básicamente los intereses por cierto legítimos y entonces  se tiende a convertir todo en una transacción. Esta es la inspiración fundamental de la política exterior del presidente Trump. Este presidente carece de convicciones democráticas, como quedará demostrado con el impulso que le dio a, la  toma del Capitolio luego de perder  la elección presidencial anterior.

 Es una concepción completamente distinta a una verdadera política democrática. La democracia no es solamente un sistema para asignar el poder. Es una forma y manera de convivir juntos , en comunidad y,  por lo tanto, hay un énfasis central en creencias  y valores compartidos. De otra manera no funciona el sistema democrático y el poder político se convierte siempre en una transacción que   pervierte el sentido de la comunidad y la convivencia democrática.

En este contexto Chile no puede ni podrá permanecer ajeno o  al margen.  No cabe duda que habrá una reorientación del sistema internacional. Los países de Europa jugarán un papel central. En América Latina será necesario la articulación de países para la defensa y promoción de la democracia e impedir que ésta se  erosione  producto de los autoritarios de dentro y fuera de Chile. Entre estos, países Brasil deberá jugar un papel central junto con México, Uruguay, Paraguay, Colombia, Guatemala Costa Rica en Centroamérica, Panamá y otros. Esa dimensión estará en juego y será vital en la próxima elección presidencial.

Finalmente será importante hacer un exhaustivo análisis para revisar la estrategia de desarrollo del país, poniendo énfasis en agregar valor a nuestras exportaciones. 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias