
El flanco abierto que generó el Gobierno en Cultura
Considerando los cuestionamientos de Matthei, más bien parece que esta estrategia del Gobierno de inflar artificialmente el Presupuesto terminó por dejar a la cultura expuesta como un blanco fácil en la disputa política.
La semana pasada, la candidata presidencial de Chile Vamos, Evelyn Matthei, sugirió al Presidente Gabriel Boric consultar a la ciudadanía si el aumento “enorme” del presupuesto del Ministerio de las Culturas debería destinarse, en cambio, al Ministerio Público.
Este cuestionamiento se basa en una premisa errónea: la idea de que Cultura y Seguridad compiten por recursos. Se trata de necesidades distintas y complementarias, a las cuales el Estado asigna fondos según la importancia que les otorga.
Desde la perspectiva del Estado chileno, la cultura sigue siendo marginal: apenas representa el 0,5% del total del gasto público. Claramente, no está en competencia directa con otras prioridades como se pretende hacer ver.
¿Pero cómo se instaló la idea de un “enorme” aumento al presupuesto cultural? A fines del año pasado, antes de ingresar el proyecto de ley de Presupuesto 2025, el Presidente Boric afirmó en cadena nacional que el aumento del Ministerio de las Culturas sería del 60%. Cifra que hubiera permitido acercarse al anhelado 1% que se había comprometido en el programa de Gobierno.
Sin embargo, cuando se presentó el proyecto de Ley de Presupuesto, la cifra real se redujo al 45%. Pese a ello, el alza siguió generando debate y la cultura adquirió una incómoda centralidad en la discusión parlamentaria. Un grupo de diputados de oposición se negó a aprobar el presupuesto y se presentaron más de cien indicaciones al proyecto. Si bien este terminó siendo aprobado, los argumentos esgrimidos en el Congreso anticipaban que la cultura sería cuestionada en este año electoral.
Un análisis más detallado del proyecto de ley permitió ver que el incremento real no era del 45%, sino del 25%. Como reconoció en su momento la directora de Dipres, Javiera Martínez, gran parte del aumento correspondía a programas ya existentes que, por primera vez, fueron contabilizados dentro de la partida de Cultura. Además, tras la aprobación de la Ley de Presupuesto 2025, el Mincap, al igual que el resto del aparato estatal, sufrió un recorte del 5%, lo que redujo aún más el ya cuestionado “enorme” aumento.
Lo que finalmente quedó instalado en la opinión pública fue la cifra de un 60% que anunció el Presidente Boric como parte de sus prioridades en cadena nacional, junto a otros temas como seguridad, salud y educación.
¿Valió la pena enfatizar un aumento de esta magnitud y situarlo entre las prioridades en un contexto político como el que vivimos, donde la seguridad parece ser el centro de las preocupaciones? Quizás sí, si el incremento hubiese sido real. Pero, considerando los cuestionamientos de Matthei, más bien parece que esta estrategia del Gobierno de inflar artificialmente el Presupuesto terminó por dejar a la cultura expuesta como un blanco fácil en la disputa política.
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