
Cultura: poderoso pegamento para la convivencia
El presupuesto de Cultura en Chile una vez más es protagonista de discusiones mezquinas, que en nada relevan los estándares recomendados por los organismos internacionales.
La candidata Matthei, en una de sus estrategias para posicionarse, a través de una falsa dicotomía buscó hace algunos días contraponer la inversión en cultura, con la inversión en otros temas importantes para la ciudadanía como la seguridad, en una postura que delata profunda falta de proyección a largo plazo, de visión país, y un evidente oportunismo electoral.
El Gobierno del Presidente Boric ha aumentado progresivamente la inversión pública en materias culturales y patrimoniales. Lo que la candidata pierde de vista, es que la inversión en cultura, se multiplica varias veces cuando los indicadores de bienestar social y desarrollo integral entran en el cuadro de mediciones.
El presupuesto de Cultura en Chile una vez más es protagonista de discusiones mezquinas, que en nada relevan los estándares recomendados por los organismos internacionales y que poca visión tienen de la necesidad urgente de un país que instala su desarrollo de manera integral, coordinando esfuerzos intersectoriales.
La seguridad de nuestros barrios y espacios comunes, la reinserción social, la prevención del delito, no son materias de fácil manejo, y son materias en las que este gobierno ha invertido sin reparos. Sin ir más lejos este año comienza su funcionamiento el Ministerio de Seguridad, desde lo institucional, y la tendencia al alza de homicidios desde 2016 en adelante se quebró en el 2023, reduciéndose en un 6% a nivel nacional, solo por mencionar un dato concreto. Pero también es aquí donde las políticas culturales tienen un rol clave, un ejemplo de ello es la experiencia de Medellín, en donde se logró reducir la tasa de muerte por homicidio en un 96,3 % en dos décadas, pasando de una inversión en Cultura de un 0,68% al 5%, entre otras medidas.
Hoy tenemos a la vista un programa que avanza firme, que invita a la cultura a dialogar con otras áreas claves para un desarrollo sostenible, en un país que se levanta de procesos sociales complejos, en los que estas materias adquieren una importancia radical. No poner en relevancia las mejoras para el país en clave integral y las posibilidades reales de participación cultural a lo largo del territorio, es una irresponsabilidad.
¿Qué le dirá la candidata a los niños de la comuna de San Pablo, en la Región de los Lagos, que han encontrado en el Punto de Cultura (programa impulsado por este gobierno) de su comuna un espacio de libertad para crecer? ¿Qué le dirá a las personas mayores de las organizaciones culturales en Iquique y Pozo Almonte, que en los bailes nortinos encuentran una forma de traspasar identidad a quienes vienen? ¿Cómo avanzar en justicia, si ahogamos la existencia de los sitios de memoria?
La cohesión social no es solo algo que se decreta desde las élites, es una construcción lenta de confianzas y prácticas culturales. La cultura posee el poder de un pegamento especial y muy eficiente, en ese espacio tan delicado, que nos devuelve la posibilidad de habitar juntos más allá de nuestras diferencias. Que la campaña de la derecha no obstruya por sus objetivos mezquinos la posibilidad de mirar horizontes más luminosos donde el encuentro, la diversidad y el entendimiento, nos haga seguir avanzando en la construcción de un mejor país.
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