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Negociando la conciliación trabajo-familia: una nueva vía para la promoción de la igualdad de género Opinión

Negociando la conciliación trabajo-familia: una nueva vía para la promoción de la igualdad de género

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Patricia Retamal G
Por : Patricia Retamal G investigadora postdoctoral de la Universidad Mayor e investigadora adjunta del Núcleo Milenio LABOFAM
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Es fundamental promover un debate amplio y sostenido con las organizaciones de trabajadores y trabajadoras para fortalecer los derechos laborales con igualdad de género y conciliación bajo estas demandas.


A un año de que comenzara a regir la Ley 21.645, orientada a conciliar la vida laboral, familiar y personal, la normativa ha destacado por la promoción del teletrabajo como una alternativa para equilibrar los diferentes aspectos domésticos y de trabajo y por el aumento del tope de la edad de hijos(as) para solicitar dicha flexibilidad.

Sin embargo, la propuesta no asegura que los acuerdos con el empleador sean fructíferos para las trabajadoras y los trabajadores, ni tampoco promueve condiciones laborales adecuadas en términos de planificación y seguridad laboral fuera del trabajo, lo que ha generado cuestionamientos sobre sus resultados. 

Estos cuestionamientos no son nuevos y los efectos de las políticas de conciliación entre el trabajo remunerado y el trabajo doméstico han sido objeto de estudio en los últimos años.

En este debate se identifican dos enfoques claves:

El primero se centra en mejorar los derechos laborales mediante la reducción de la intensidad del trabajo, la creación de entornos propicios y la promoción de medidas que conviertan el espacio laboral en un facilitador del cuidado (con medidas como reglamentos internos, incentivos económicos para la educación inicial y permisos especiales durante las vacaciones escolares).

El segundo enfoque postula que la conciliación también requiere una inversión gubernamental en infraestructura, como la ampliación de salas cuna, jardines infantiles y escuelas, así como permisos parentales obligatorios. Ambos enfoques buscan mitigar los efectos negativos de la sobrecarga de cuidados en las mujeres trabajadoras. 

En este contexto, surge un actor fundamental para impulsar nuevos acuerdos en línea con ambas perspectivas. Hablamos de los sindicatos, que ya han instalado demandas laborales vinculadas con la conciliación trabajo-familia con poco reconocimiento. Frente a esto es relevante destacar que, el pasado 6 de marzo, la Vicepresidencia de la Mujer y Equidad de Género de la CUT, en conjunto con el Núcleo Milenio sobre Política Laboral y Vida Familiar y Colectiva (LABOFAM), lanzaron la “Guía sindical: una negociación colectiva para la igualdad y los cuidados” (trabajo liderado por Karen Palma y Natalia Zúñiga), cuyo objetivo es que los sindicatos asuman un papel activo en la negociación colectiva para fortalecer la conciliación.

Algunos de los puntos propuestos en este documento incluyen la extensión del fuero por nacimiento de hijos a los padres, similar al fuero maternal; permisos administrativos y especiales para acompañar a personas que requieran cuidados por razones de salud; promoción de la flexibilidad laboral ante situaciones imprevistas relacionadas con el cuidado; y exigencia de que el acceso a sala cuna sea aplicable tanto a madres como a padres.

Estas medidas han sido implementadas en algunas negociaciones colectivas y pueden servir de referencia para otros sindicatos, lo que demuestra que la conciliación entre trabajo y familia no debe recaer únicamente en las demandas de mujeres, sino que también debe ser impulsada por los sindicatos como actores claves en la construcción de espacios laborales con igualdad de género.

Por ello, en el marco de un marzo feminista, es fundamental promover un debate amplio y sostenido con las organizaciones de trabajadores y trabajadoras para fortalecer los derechos laborales con igualdad de género y conciliación bajo estas demandas. La negociación colectiva emerge, así, como una herramienta estratégica para la transformación de las condiciones laborales para la igualdad de género.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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