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Oficinas de Asuntos Hídricos: una propuesta local frente a la crisis hídrica Opinión

Oficinas de Asuntos Hídricos: una propuesta local frente a la crisis hídrica

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Pedro Glatz
Por : Pedro Glatz miembro del Directorio de la Fundación Rumbo Colectivo.
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La crisis climática llegó para quedarse. Durante las últimas décadas hemos visto su impacto, sufriendo la mayor crisis hídrica de nuestra historia.


La sociedad chilena y sus instituciones siguen en una encrucijada sobre cómo afrontar los problemas más importantes de la actualidad. En ese sentido, desde Rumbo Colectivo hemos creado la iniciativa de Instrumentos de Transformación 2030, que busca reseñar experiencias valiosas con potencial de asegurar el bienestar de los chilenos y chilenas en el mediano plazo.

Entre estos problemas está la crisis hídrica. En medio de un ligero repunte en las precipitaciones y la desaparición parcial de este tema en la agenda, gran parte de nuestro territorio continúa afectado por la escasez de agua.

A pesar de esta compleja situación, sabemos que lo peor está aún por venir. Las emisiones de gases de efecto invernadero no paran de crecer a nivel global y el auge de fuerzas políticas negacionistas del cambio climático auguran un complejo pronóstico para la urgente tarea de estabilizar el clima. 

En ese escenario, toma relevancia y urgencia la necesidad de adaptarnos a las nuevas condiciones, entre las cuales se encuentra la disminución de lluvias, el aumento de temperaturas y menor disponibilidad de agua.

Por ello, es fundamental que la política reaccione de manera decidida frente a este fenómeno que afecta a la economía, al bienestar de la población y agudiza la desigualdad. Una de las experiencias que desde Rumbo Colectivo relevamos es la creación de Oficinas de Asuntos Hídricos (OAH) a nivel municipal. Pero ¿qué utilidad puede tener este instrumento de transformación?

En primer lugar, cabe mencionar que, en medio de la falta de legitimidad de las instituciones políticas, la ciudadanía ha señalado en reiteradas ocasiones que el actor en que más confía es su gobierno comunal. Los chilenos confían en sus autoridades locales porque las perciben más cercanas y con mejor capacidad de solucionar sus problemas, ya que entienden la realidad y las características propias que les aquejan.

Ese es precisamente el caso de la crisis hídrica, la cual, si bien presenta patrones comunes a nivel nacional, debe enfrentarse atendiendo a las características geográficas y socioecológicas propias de cada territorio. A esto se añade la ausencia de una institucionalidad uniforme de gestión hídrica a nivel local.

Cabe recordar que aún está en implementación la Reforma al Código de Aguas de 2022, la cual incluyó la declaración del acceso al agua potable y al saneamiento como un derecho humano esencial e irrenunciable que debe ser garantizado por el Estado.

Hoy contamos con órganos públicos nacionales y programas de financiamiento del Gobierno Central que intentan remediar la escasez hídrica, por lo que parece razonable sumar a estos esfuerzos un símil a nivel local.

Cabe preguntarse, entonces, ¿qué rol podría cumplir una Oficina de Asuntos Hídricos? Un objetivo central podría ser garantizar la disponibilidad de agua para el consumo humano, el funcionamiento de los ecosistemas y el uso en sectores productivos. 

Para cumplir esta meta, las OAH deberán fortalecer la gestión local del agua, articulándose con los instrumentos nacionales y locales ya vigentes, como, por ejemplo, los establecidos por la Ley Marco de Cambio Climático. Entre ellos, destacan los Planes de Acción Comunal de Cambio Climático, que podrían incluir en su contenido Estrategias Hídricas Locales. 

Otra tarea esencial sería identificar fuentes de financiamiento y gestionar los recursos de manera efectiva. Hemos visto medidas parche, como los camiones cisterna, que han abierto espacio a la corrupción y son una solución muy precaria a la falta de agua que sufre la población, especialmente en sectores rurales. 

Por otra parte, la OAH podría ser un actor clave para fomentar la participación ciudadana en la gestión del agua, así como promover la innovación y el uso de medidas como la reutilización de aguas residuales o planes de eficiencia en el consumo, entre muchos otros. Asimismo, el rol educativo del municipio puede ser muy valioso para la lucha contra la crisis hídrica.

Para lograr la correcta instalación y masificación de las OAH en los municipios del país, se debería planificar un proceso gradual de implementación, con una etapa de pilotaje en un conjunto diverso de municipios. Esto último con apoyo de la Dirección General de Aguas y financiamiento del MOP, para garantizar su correcto funcionamiento, y un monitoreo continuo, evaluación y corrección de su funcionamiento.

La crisis climática llegó para quedarse. Durante las últimas décadas hemos visto su impacto, sufriendo la mayor crisis hídrica de nuestra historia. Hasta ahora, la política no ha sido capaz de hacerle frente de forma justa y equitativa. Las Oficinas de Asuntos Hídricos pueden jugar un rol en esa lucha, acercando la planificación y gestión del agua a las personas y complementando la institucionalidad pública nacional.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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