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Segunda vuelta en Ecuador Opinión EFE

Segunda vuelta en Ecuador

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Gabriel Gaspar
Por : Gabriel Gaspar Cientista político, exembajador de Chile y exsubsecretario de Defensa, FFAA y Guerra.
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Los índices de criminalidad de Ecuador a inicios de siglo eran muy similares a los de Chile, por lo cual el deterioro de la situación en el país hermano debiera servir de alerta para nuestras autoridades.


El domingo 13 de abril se llevará a cabo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales ecuatorianas. En la primera vuelta dos candidatos concentraron la mayoría de los votos: el actual presidente Noboa, que postula a su reelección, y la candidata Luisa González. El primero obtuvo 4.527.606, que representan el 44,17% de los sufragios, seguido estrechamente por González, que sacó 4.510.860 votos, equivalentes al 44% del total. El tercer puesto le correspondió al líder indigenista Leónidas Iza, con 538.456, el 5,25%. Los restantes candidatos obtuvieron mínima votación.

Ecuador, una sociedad polarizada

El presidente Noboa postula a la reelección apoyado por la mayoría de las fuerzas de centroderecha del país. Joven profesional, es heredero de uno de los clanes económicos más influyentes del país. Por su parte, Luisa González agrupa a las principales fuerzas de centroizquierda, donde se proyecta la obra y liderazgo del expresidente Rafael Correa, hoy refugiado en Bélgica.

En los últimos años, Ecuador ha vivido una espiral creciente de violencia, que ha deteriorado significativamente su seguridad. De ser un país que a inicios de siglo tenía indicadores muy positivos, ha transitado a ser una de las sociedades más afectadas por la presencia del crimen organizado. Diversas organizaciones transnacionales se han instalado en el país, controlando las cárceles, dominando territorios y extorsionando a la población, pero no todos los problemas son de seguridad.

La matriz energética se ha visto afectada, lo que se traduce en largos cortes de luz, con todas las consecuencias de ello. Como en todo el planeta, la pandemia también afectó a la economía. Ecuador es un país que se ha dolarizado formalmente, pero la violencia ahuyentó el turismo y la oferta petrolera del país sufre al vaivén de las vicisitudes del mercado mundial. Afortunadamente para el Ecuador, las remesas de sus migrantes aportaron más de 6.500 millones de dólares el 2024.

Un país desfinanciado, con alta deuda pública, con niveles de violencia que no disminuyen pese al empleo de las FF.AA. en orden interno, es el escenario de las elecciones presidenciales que concluirán el próximo domingo 13 de abril.

Elecciones enconadas, ¿resolverán la polarización?

Para los teóricos electorales, el mecanismo de la segunda vuelta permite conformar mayorías, pero ¿qué pasa si el resultado es muy estrecho, más aún luego de una campaña y un clima político donde abunda la desconfianza y el sistema institucional tiene más de una crujidera?

La oposición cuestiona el desempeño del presidente candidato Noboa, pues, según la Constitución, cuando un mandatario se postula a la reelección debe solicitar licencia de su cargo. No ha sido el caso. Esto se explicaría por la ruptura entre Noboa y su vicepresidenta Verónica Abad, a quien virtualmente se le ha apartado de su cargo.

El Gobierno ha buscado solucionar el problema designando mediante decreto a Cynthia Gellibert, alta funcionaria del Gobierno, como una virtual “presidenta encargada”. Los organismos electorales han validado en la práctica estas medidas, pese a que Abad ha presentado demandas ante la Corte Suprema.

Los reclamos superan lo puramente electoral. En las pasadas elecciones presidenciales, el país se vio conmovido por el asesinato de un candidato, Fernando Villavicencio, quien hacía de la denuncia de la corrupción su plataforma. En aquella oportunidad la viuda del asesinado, basada en información oficial, denunció al expresidente Correa como el responsable intelectual del homicidio, lo que perjudicó duramente a la entonces candidata Luisa González.

Hace pocos días, la viuda salió nuevamente a denunciar que en aquella oportunidad habría sido manipulada por la fiscal de la nación, denunciando también al presidente Noboa, en orden a que habría sido víctima de falsa información.

Mientras, el crimen prosigue activo. En las primeras semanas de este año, siete funcionarios penitenciarios han sido asesinados por sicarios, lo que se entiende como una forma de amedrentar a las fuerzas estatales que intentan poner orden en las cárceles.

Según un informe de HRW, los homicidios crecieron un 430% entre 2019 y 2024, con 3,036 casos registrados en el primer semestre de 2024.  El presidente Noboa declaró “conflicto armado interno”, lo que ha permitido la participación de las FF.AA. en tareas de orden interno, pero con medianos resultados a la fecha.

Incluso, ha recurrido a la contratación de asesores de la organización estadounidense Blackwater, con similares resultados, en medio de la sorda protesta de policías y militares ecuatorianos. Recordemos que a inicios de siglo Ecuador tenía una tasa de homicidios de las más bajas del continente, y últimamente ha traspasado los 50 asesinatos cada 100 mil habitantes. La media latinoamericana ronda los 17 y la de Chile es de 7.

El oficialismo, por su parte, esgrime un repertorio anti-Correa, alegando la alianza con los países bolivarianos en aquella época, denunciando que el eventual triunfo de Luisa llevaría a la desdolarización del país y esgrimiendo diversos casos de corrupción en esos años, lo que incluiría el del exvicepresidente, Jorge Glass, quien, pese a estar asilado en la embajada mexicana, fue sacado violentamente de allí y trasladado a una cárcel, violándose la inmunidad diplomática. Obviamente, las relaciones entre México y Ecuador están en su peor momento por este incidente.

La campaña electoral refleja este encono entre las dos fuerzas principales. La maniobra política más importante es el acuerdo que logró Luisa González con el movimiento indígena ecuatoriano, lo que, mirado matemáticamente, le podría proporcionar mayoría suficiente.

Pero todos los analistas coinciden en que el resultado electoral será muy estrecho. Peor aún, que se prepara un desconocimiento de su resultado, lo que abriría un nuevo ciclo de crisis en el país, dado el cuestionamiento que se hace de las autoridades electorales.

Ante estas perspectivas, un rol significativo tendrán las dos misiones de observación electoral que concurrirán. Una está conformada por funcionarios de la Unión Europea, y otra de la OEA, que estará presidida por el excanciller chileno Heraldo Muñoz.

Hace pocos días, 14 congresistas de los EE.UU. se dirigieron a su canciller Marco Rubio, manifestando su alarma por lo que denominaron amenaza a la democracia por parte del presidente Noboa, acusándolo de hacer campaña usando recursos públicos e incumpliendo la ley ecuatoriana.

Un dato preocupante para finalizar, como señalamos, es que los índices de criminalidad de Ecuador a inicios de siglo eran muy similares a los de Chile, por lo cual el deterioro de la situación en el país hermano debiera servir de alerta para nuestras autoridades. Las bandas que operan en el Ecuador se han expandido hacia el Perú, donde la extorsión y el sicariato ya provocan protestas sociales. Es más que probable que algunas de estas organizaciones criminales ya se encuentren en nuestro territorio.

La propaganda electoral culminó el jueves 10, también la prohibición de publicación de encuestas. Tensa espera hasta las elecciones.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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