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Japón: por qué importa la Expo Osaka-Kansai 2025 Opinión Cedida

Japón: por qué importa la Expo Osaka-Kansai 2025

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Alberto Rojas
Por : Alberto Rojas Director del Observatorio de Asuntos Internacionales, Facultad de Humanidades y Comunicaciones, Universidad Finis Terrae. @arojas_inter
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Desde Osaka, Japón vuelve a recordarnos que la cooperación internacional no es una utopía ingenua, sino una necesidad urgente. Y que, a veces, los eventos más importantes no son los que ocupan los titulares de guerra, sino aquellos que siembran, en silencio, las ideas del mañana.


Por estos días, cuando el mundo parece atrapado entre conflictos armados, guerras comerciales y una creciente polarización política, Japón nos recuerda que aún es posible pensar en el futuro desde la cooperación. La Exposición Universal Osaka-Kansai 2025, que comenzará este domingo 13 de abril y se extenderá hasta el 13 de octubre de este año, será una de las grandes citas internacionales de la década.

Su importancia no solo radica en los más de 160 países y organizaciones que van a participar, sino en el espíritu que la anima: el deseo de repensar la sociedad global en torno a temas que pueden mejorar la vida de todos sus habitantes.

El lema oficial, “Diseñando la sociedad del futuro para nuestras vidas”, no es solo una consigna bonita. Responde a una agenda concreta dividida en tres ejes temáticos: salvar vidas (con foco en salud y medicina), empoderar vidas (centrado en educación, inclusión y equidad) y conectar vidas (dedicado a las nuevas tecnologías y la creación de comunidades sostenibles).

La isla artificial de Yumeshima, en la bahía de Osaka, será el escenario donde se desplegará esta ambiciosa propuesta que busca reunir a más de 28 millones de visitantes, según estimaciones de la organización nipona.

Este tipo de exposiciones –que se celebran cada cinco años bajo supervisión del Bureau International des Expositions– han sido, históricamente, vitrinas de cambio. La Torre Eiffel nació en la Expo de París de 1889. El primer teléfono, la televisión en colores, incluso los primeros vehículos eléctricos fueron presentados en Exposiciones Universales. En ese contexto, Osaka 2025 no es un evento decorativo: es un laboratorio vivo para pensar soluciones urgentes en un planeta atravesado por desafíos como el cambio climático, el envejecimiento poblacional, las pandemias, la transformación digital y las tensiones geopolíticas.

Chile ha entendido bien esa oportunidad. Con un pabellón bautizado como “Makün: el manto de Chile”, nuestro país buscará mostrar al mundo su diversidad natural, su cultura y sus capacidades tecnológicas. El Día Nacional de Chile en la Expo será el 12 de mayo de 2025, y la delegación nacional ya ha confirmado la participación de artistas, científicos y representantes del sector privado. Es una jugada estratégica: más del 60% del PIB chileno depende del comercio exterior, y Asia –en particular Japón, Corea y China– es un socio comercial clave.

Una Expo como esta demuestra que todavía hay espacios para que las naciones colaboren sin levantar muros. Que el conocimiento compartido puede más que la desconfianza, y que el progreso tecnológico y científico no debe ser un privilegio, sino una herramienta al servicio de todos.

Lo cierto es que, desde Osaka, Japón vuelve a recordarnos que la cooperación internacional no es una utopía ingenua, sino una necesidad urgente. Y que, a veces, los eventos más importantes no son los que ocupan los titulares de guerra, sino aquellos que siembran, en silencio, las ideas del mañana.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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