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No hay salud humana sin salud de los ecosistemas Opinión

No hay salud humana sin salud de los ecosistemas

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María Sol Anigstein Vidal y Lorena Rodríguez Osiac
Por : María Sol Anigstein Vidal y Lorena Rodríguez Osiac María Sol es académica Escuela de Salud Pública Facultad de Medicina y Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, y Lorena, académica y Directora Escuela de Salud Pública Facultad de Medicina, Universidad de Chile
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Algunas reflexiones a propósito de la COP30 en Belém, Brasil.


Este año se llevará a cabo en Belém, en la Amazonia brasileña, la COP30, que es la cumbre anual de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), en la que se reúnen los países que han ratificado las convenciones de Naciones Unidas, a revisar y actualizar las medidas para enfrentar los grandes desafíos que nos depara el futuro en relación con el medioambiente y la sostenibilidad de la vida.

Sabemos que el cambio climático ha sido impulsado principalmente por el modo de producción basado en la explotación intensiva de la naturaleza –extractivismo–, y que ambos fenómenos interrelacionados están produciendo dinámicas de degradación ambiental y daño a la salud de las personas y los ecosistemas sin precedentes.

Es así que se habla de antropoceno para referirse a la era geológica en la que el efecto de la actividad humana se ha transformado en una fuerza geológica y morfológica significativa y dañina para el planeta y, por ende, para las personas.

Las olas de calor en las ciudades, los incendios forestales, la crisis hídrica, la reducción de la biodiversidad, así como las epidemias en seres humanos –como el COVID, el hambre y la obesidad– y en la agroindustria –como la gripe aviar–, son las expresiones más importantes de esta transformación.

Estos fenómenos tienen efectos concretos y medibles en la salud de las personas, especialmente en las comunidades más vulnerables. Lo que nos lleva a reflexionar acerca de la urgente necesidad de incluir la salud de los suelos, las aguas, el aire, y las otras especies, con las cuales convivimos y cohabitamos este mundo, en lo que entendemos por salud humana. 

La COP30 nos interpela e insta a poner en el centro de las preocupaciones los problemas que el cambio climático y el modelo económico han significado en la salud de los ecosistemas y de las personas. Esto implica considerar las interrelaciones entre medio ambiente, salud y sociedad en las investigaciones y en el desarrollo de políticas públicas, lo que requiere de abordajes transdisciplinarios e intersectoriales, para responder a la complejidad del problema.

Algo que hace años la OMS denominó “Salud en todas las Políticas” y que hoy, en una mirada más integral, ha comenzado tímidamente a esbozarse con el enfoque de “Una Salud” (One Health) de la Organización Mundial de la Salud. 

El mensaje que queremos dejar, en coincidencia con diversos científicos del área biológica, agronómica, las ciencias sociales y de la salud pública, es que no es posible un futuro humano, una salud humana, sin un planeta saludable.  

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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