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Lecciones de la paridad de género Opinión

Lecciones de la paridad de género

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Julieta Suárez-Cao y Nicole Cortés Yáñez
Por : Julieta Suárez-Cao y Nicole Cortés Yáñez Julieta Suárez-Cao, académica del Instituto de Ciencia Política UC y Nicole Cortés Yáñez, magíster en Ciencia Política UC
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La representación equilibrada es un mínimo democrático que asegura que las mujeres no solo participen, sino que influyan en la agenda política en igualdad de condiciones que los hombres


La representación política de las mujeres ha sido históricamente deficitaria alrededor del mundo. En 2024, la participación femenina en cámaras bajas era del 26,7% a nivel mundial y del 33,4% en América, donde las cuotas de género han impulsado una mayor inclusión. Chile, último en legislar sobre cuotas en 2017, implementó un sistema insuficiente, por ejemplo abriendo la posibilidad de los partidos registraran candidaturas femeninas en distritos no competitivos. Aunque el 40% de candidatas se presentó, solo el 22,6% fue electa en 2017, aumentando la representación parlamentaria al 35,5% en 2021, no por la cuota, sino por el éxito de las candidatas de Apruebo Dignidad. El resto de los conglomerados apenas arañó el 25% de representación de mujeres. 

Sin embargo, han existido avances temporales muy relevantes gracias a los dos procesos constitucionales con respecto a la paridad de género, garantizada mediante sendas reformas en 2021 y 2023. La primera, impulsada por la sociedad civil junto a una amplia coalición parlamentaria de derecha a izquierda, aseguró paridad de entrada y salida en la Convención Constitucional. En 2023, el Congreso diseñó un nuevo sistema paritario para ajustar la corrección a un órgano de menor tamaño y con circunscripciones mayormente impares. Un hecho notable fue la reacción mediática ante la corrección de paridad en 2023, cuando hombres cedieron escaños, a diferencia de 2021, cuando mujeres lo hicieron sin generar controversia. Ambos resultados, aunque opuestos, se usaron políticamente con el mismo objetivo: denostar la importancia de la representación de las mujeres. En 2021, porque la norma legislativa se mostraba como innecesaria ya que quedaban fuera candidatas y en 2023, porque dejaba sin escaño a candidatos hombres con alta votación. 

Más allá de estas polémicas mezquinas, la representación equilibrada de género se consolidó como una innovación democrática aceptada. Su permanencia en el proceso de 2023 demuestra su legitimidad y establece un estándar para la política democrática. La diferencia sustantiva entre ambos borradores constitucionales rechazados por la ciudadanía también indican que este es un tema transversal que no pertenece a un único sector. De hecho, connotadas políticas de derecha firmaron una carta pública apoyando la paridad justo antes del primer plebiscito de salida. 

La representación equilibrada es un mínimo democrático que asegura que las mujeres no solo participen, sino que influyan en la agenda política en igualdad de condiciones que los hombres. El desafío ahora es ampliar esta conquista a todos los espacios de representación política. Los resultados de las elecciones del año pasado evidencian la urgencia de avanzar en una legislación que garantice una democracia verdaderamente inclusiva.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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