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Desigualdad inaceptable: cuando los políticos no pagan las contribuciones Opinión Archivo

Desigualdad inaceptable: cuando los políticos no pagan las contribuciones

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Jorge Gómez Arismendi
Por : Jorge Gómez Arismendi Director de Investigación y Estudios de Fundación para el Progreso
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Un ciudadano que asume un crédito hipotecario con un banco para comprarse un departamento en Ñuñoa, La Florida u otra comuna, no puede eludir las contribuciones, como lo hacen nuestros honorables políticos al construirse casas sin recepción municipal.


Si un ciudadano común se atrasa un año o dos en el pago de sus contribuciones por vivir con su familia en un departamento de dos o tres dormitorios en Ñuñoa, el fisco lo amenaza con procesos de cobranza, el embargo de bienes o incluso el remate de su propiedad. Por eso mismo resulta una burla el que senadores y diputados, sin importar si son de derecha o izquierda, no paguen sus impuestos territoriales, incluso por 10 o más viviendas.

Senadores y diputados que ganan siete millones al mes y a los que los ciudadanos les subvencionamos el almuerzo, los viajes, los hoteles y hasta la bencina, acumulan enormes deudas por contribuciones, que alcanzan en conjunto cerca de 570 millones de pesos.

Políticos que evitan pagar sus impuestos territoriales no es algo nuevo en todo caso. Se han conocido casos de importantes dirigentes que por años pagaban poco o nada de contribuciones por lindos chalets en terrenos agrícolas.

Los ejemplos van desde Sebastián Piñera a Michelle Bachelet, ambos con sendas casas en Caburgua, hasta Isabel Allende y su casa en Curacaví, o los casos del expresidente Ricardo Lagos y su hijo, el senador Lagos Weber, con casas en Caleu. En todos estos ejemplos, nunca se había hecho la recepción final de tales viviendas, lo que evitaba que el fisco les cayera encima con las penas del infierno.

Los políticos se afanan en explicaciones. Algunos legisladores dicen no estar de acuerdo con la tasación fiscal de sus propiedades o creen que valen menos. Es el caso de Fidel Espinoza, con un terreno en Chinquihue. Helia Molina, por otro lado, en su declaración de patrimonio, señaló que un terreno de su propiedad, avaluado fiscalmente en $193 millones, valía $27 millones. Pero cuando se trata de elevar los impuestos, para ellos el fisco nunca falla.

Un problema de todo esto es que las personas creen que en Chile solo los más ricos pagan contribuciones. Efectivamente, las viviendas DFL-2 tienen rebajas según su tamaño. Los adultos mayores con menores ingresos también pueden acceder a un descuento en la contribución de su vivienda principal. Pero no solo las comunas más pudientes pagan. Santiago, Pudahuel o La Florida son comunas donde más se pagan contribuciones.

Recordemos que las viviendas con avalúo fiscal igual o inferior a 57 millones de pesos no pagan contribuciones. Los predios agrícolas deben tener un avalúo menor a 47 millones. Un departamento de dos dormitorios y dos baños podría superar ese avalúo.

Así, un ciudadano que asume un crédito hipotecario con un banco para comprarse un departamento en Ñuñoa, La Florida u otra comuna, no puede eludir las contribuciones, como lo hacen nuestros honorables políticos al construirse casas sin recepción municipal, legisladores que, sin pensar en los ciudadanos, no dudan en subir los impuestos. Total, a ellos no les pasa nada si no pagan las contribuciones por años. Esta sí que es una desigualdad inaceptable.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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