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Más cooperativismo para Chile Opinión División de Asociatividad y Cooperativas

Más cooperativismo para Chile

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¿Qué falta para seguir siendo un país más cooperativista? Por un lado, facilitar el acceso entre las cooperativas y el Estado de una manera moderna; por otro lado, fortalecer la oferta pública hacia las cooperativas ya existentes y, finalmente, formar a más personas.


Este año 2025 fue declarado por la ONU como el Año Internacional de las Cooperativas, con el objetivo de visibilizar el aporte de las cooperativas al desarrollo sostenible de los países y su aporte para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, siendo su lema “las cooperativas construyen un mundo mejor”. En función de este anuncio de la ONU, es que nuestro país será sede este 12 y 13 de mayo, en la Cepal, de uno de los cinco encuentros que habrá dentro de Latinoamérica, el cual lleva como tema central la “productividad y desarrollo territorial”.

Que Chile sea elegido como sede de uno de los encuentros del Año Internacional de las Cooperativas 2025 no es casualidad. En los últimos tres años el crecimiento anual de creación de cooperativas ha oscilado entre el 11% y 14%, teniendo para febrero de 2025 a 2.104 cooperativas funcionando, según los registros de la División de Asociatividad y Cooperativas (DAES) del Ministerio de Economía, y son socios y socias de estos emprendimientos asociativos 2.158.440 personas, siendo más del 11% de nuestro país miembro de una cooperativa. También, este tipo de empresas ayuda a la formalización y el aumento del empleo con una lógica de trabajo decente, poniendo al centro a las personas.

Además del incipiente renacer del cooperativismo en Chile, durante el último tiempo se produjo el hito más importante de este tipo de empresa social de los últimos 50 años: se creó, a través de Corfo, el Instituto Nacional de Asociatividad y Cooperativismo (INAC), el cual tiene una gobernanza público-privada, que se espera pueda liderar al movimiento cooperativo, así como las políticas públicas de mediano y largo plazo.

Adicional a los anteriores dos puntos, durante el Gobierno del Presidente Gabriel Boric se ha robustecido la oferta pública y privada con más de 30 programas y capacitaciones, con un enfoque especial para las cooperativas en sus distintas etapas de desarrollo de negocio, como por distintos tipos de rubros de cooperativas, tales como culturales, de cuidadoras, mineras, agua potable rural, entre otros.

Con todo lo anterior, es que en medio de los desafíos para llevar a cabo un mayor desarrollo del cooperativismo nacional, se hace necesario recordar los principios y valores que rigen a este tipo de emprendimientos asociativos: adhesión abierta y voluntaria, control democrático de los socios o miembros, participación económica de los socios o miembros, autonomía e independencia, educación, entrenamiento e información, cooperación entre cooperativas y compromiso con la comunidad. Y los valores que las rigen son los de ayuda mutua, equidad, igualdad, solidaridad y transparencia.

¿Qué falta para seguir siendo un país más cooperativista? Por un lado, facilitar el acceso entre las cooperativas y el Estado de una manera moderna; por otro lado, fortalecer la oferta pública hacia las cooperativas ya existentes y, finalmente, formar a más personas para que no solo sean socios y socias de sus cooperativas, sino que sean cooperativistas con valores y principios acordes a los desafíos que tenemos como país actualmente y que nos permita tener una mejor nación con un crecimiento económico sostenible a nivel medioambiental, social y de gobernanza. Esto es posible y las cooperativas son una alternativa para aquello.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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