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Parisi: de candidato virtual a candidato solitario Opinión Archivo

Parisi: de candidato virtual a candidato solitario

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Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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Parisi puede convertirse en un personaje clave para el desenlace de la competencia en la derecha por quién pasa a segunda vuelta. Un par de puntos pueden ser decisivos para los Ka-Ka y Matthei. Y Parisi sabe que esa es su única carta, esta vez.


Hace cuatro años, Franco Parisi fue candidato presidencial sin pisar el país. Desde Estados Unidos, dirigió una campaña virtual en que, según él, recorrió todo el territorio nacional… gracias a la cámara de un teléfono de alguien de su equipo. Vaya forma de tomar contacto con la gente. El candidato eludió venir a Chile para evitar dificultades por un juicio de pensión de alimentos de sus hijos, por 166 millones de pesos. Es decir, de acuerdo con el lenguaje con que se endureció la ley para que los padres cumplieran con esa obligación, en 2021 Parisi fue un candidato papito corazón.

Alejado de la realidad nacional, la campaña de ese año estuvo plagada de promesas que combinaban anuncios rimbombantes con clases de economía doméstica. Tampoco participó de debate televisivo alguno con los otros candidatos, aunque sí dio varias entrevistas vía streaming. De hecho, yo mismo lo entrevisté. Y, por supuesto, no vino a votar para las elecciones en que sacó 12.8%, convirtiéndose en el primer candidato virtual en la historia de Chile y del mundo.

En esa misma elección, el PDG partido creado, dirigido y controlado por Parisiobtuvo ocho diputados. Y pese a que el candidato virtual se declaró siempre de centro, para la segunda vuelta, su partido llamó a votar por José Antonio Kast. De ahí en adelante, comenzaría el desangramiento y la debacle del PDG.

Primero vinieron las peleas, denuncias y deserciones de quienes hasta ese momento eran incondicionales del economista, como Gino Lorenzini, Víctor Pino, Rubén Oyarzo, Yovana Ahumada, Gaspar Rivas expulsado por el propio Parisie, incluso, su hermano Antonino. Uno a uno, los ocho diputados se retiraron del partido, hasta quedar sin ningún representante en el Congreso. La última diputada en abandonar las filas del PDG y a Parisi fue Karen Medina, en 2024. Así, Franco se quedaba solo, absolutamente solo en el partido de su propiedad.

Y la debacle no solo se evidenciaría en la deserción de todo el equipo con que creó el Partido de la Gente, sino también en la desafección total de la ciudadanía. Para el Consejo Constitucional de 2023 no obtuvo ningún cupo. El año pasado tampoco consiguió ni una sola alcaldía en el país su votación nacional alcanzó un magro 1.32% del total de sufragios y, por supuesto, ni un Gobierno Regional.

Así, sin representación parlamentaria ni en el nivel local, el PDG que llegó a tener 48 mil militantes cuando se inscribió en 2021 pasó a ser completamente irrelevante en la agenda y el debate nacional, salvo por las esporádicas apariciones de Parisi desde Alabama, quien usaba esos espacios para descalificar y criticar a sus antiguos compañeros de ruta, como cuando Gaspar Rivas asumió en la testera de la Cámara.

Y de pronto, luego de largos años de ausencia, con su invento el PDG en el suelo y en el contexto de casi 300 candidatos independientes inscritos para competir por la Presidencia de la República, la confusión de Chile Vamos, el auge de la extrema derecha con la dupla Ka-Ka y las pugnas en el oficialismo, Franco Parisi reapareció en Chile con un fuerte despliegue comunicacional, anunciando su tercera aventura como candidato a La Moneda.

Parisi volvió a instalarse en la agenda política, claro que más agresivo y delirante de lo que lo conocíamos. Despotricando contra todo y todos, descalificando a moros y cristianos, llegó desplegando un relato con ideas mucho más cercanas a Kaiser y Kast y muy alejado del centro, donde se suponía que estaba el nicho del PDG.

Primero las emprendió contra Matthei porque, según él, la exalcaldesa había ganado casi 3 millones de dólares durante su larga trayectoria vinculada a la política –“bien ocioso el cálculo”, le dijo Iván Valenzuela en la entrevista–; siguió con Boric, Winter, el mundo parlamentario, Marcel, Chile Vamos, Kaiser y todo el que se le pusiera por delante. ¿El único que se ha salvado de la metralleta de Parisi? José Antonio Kast. Curioso.

Con una puesta en escena casi calcada a la campaña de Milei en Argentina, ha recorrido canales de TV eliminando ministerios en pantalla, prometiendo cárceles flotantes en el máximo delirio y reclamando su derecho de autor por ideas planteadas por Kaiser y Kast en esta campaña, como el bono de 1 millón por nuevos nacimientos, la eliminación de las contribuciones a la primera vivienda y del IVA en los medicamentos.

También incluyó como idea de campaña un nuevo retiro de fondos de capitalización, pese a ser economista y comprender que esa medida podría traer de vuelta la inflación. Populismo en su expresión máxima.

Claro que, a diferencia de 2021, el PDG hoy no existe. Puede que aún le queden nominalmente militantes, pero la colectividad es historia, está fuera de la agenda pública. Y aunque Parisi no ha aclarado cuál será su próximo paso, todo parece indicar que le gustaría continuar esta aventura en solitario, luego del intento fallido que hizo para ser considerado en una primaria de la centroderecha.

Siguiendo un diseño comunicacional predecible, Franco Parisi ha copado, en pocas semanas, redes sociales y espacios de medios tradicionales a punta de descalificaciones y polémicas. Irritable y mucho más agresivo en pantalla que antes, se ha convertido en el invitado favorito de la TV.

Pero, pese a la agresiva estrategia, Parisi no obtiene, hasta ahora, más de uno o dos puntos en las encuestas. Veremos en las próximas semanas si logra reposicionarse, pese a contar con un piso muy distinto al que tenía en 2021, previo a iniciar su polémica campaña online.

Por el momento, se ve muy difícil que pueda acercarse a ese 11% y 12% que obtuvo las dos veces en que se presentó anteriormente. Sin embargo, Parisi puede convertirse en un personaje clave para el desenlace de la competencia en la derecha por quién pasa a segunda vuelta. Un par de puntos pueden ser decisivos para los Ka-Ka y Matthei. Y Parisi sabe que esa es su única carta, esta vez.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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