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Lo que está en juego este 2025 y la imprescindible (y urgente) reforma al sistema político EDITORIAL

Lo que está en juego este 2025 y la imprescindible (y urgente) reforma al sistema político

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Doce meses le quedan a este gobierno para concretar las imprescindibles y urgentes reformas a los sistemas político y previsional. La reforma al sistema político constituye la base para la gobernabilidad futura, sea del signo político que sean los próximos gobiernos.


Hay muchas cosas que están en juego este 2025, entre ellas, la última posibilidad del gobierno del Presidente Boric para concretar las promesas más importantes de su campaña: concretar la normalización económica postpandemia, ponerle un freno a los problemas de migración y seguridad, y llevar a cabo unas desafiantes elecciones presidenciales y parlamentarias que no están tan definidas como algunos piensan.

Para el Presidente Boric, los últimos 12 meses de su mandato son la última oportunidad que tiene para concretar las reformas al sistema político y al sistema previsional. Estas reformas no sólo son imprescindibles, sino que definirán la percepción de su gestión y serán la base sobre la que se construirán las propuestas de su coalición en el futuro.

La reforma al sistema político constituye la base para la gobernabilidad futura, y en esta materia el Gobierno ha demostrado una parsimonia preocupante, que no se condice con su importancia. Ya han pasado casi dos años desde que la Comisión Experta constitucional entregara una propuesta consensuada y ampliamente compartida para abordar los problemas de fragmentación, captura y personalismos que aquejan a la política chilena, y el Ejecutivo aún no ha presentado un proyecto de ley que recoja estas ideas.

Tanto se ha demorado el Gobierno, que tuvo que ser un grupo de senadores, encabezados por De Uresti y Galilea, quienes presentaron una propuesta de reforma, que tiene la ventaja de ser bastante transversal y acotada (demasiado acotada, es verdad, pero en estos tiempos electorales es mejor eso que nada, ya que aborda lo más crítico y urgente de ajustar: ponerle límites a la fragmentación de los partidos -mediante el establecimiento de un umbral de un 5 % para acceder al Congreso, con algunas excepciones- y al personalismo en política, mediante la pérdida del escaño en caso de renuncia al partido (a lo que habría que agregar, evidentemente, en caso de expulsión del partido).

Esta es una materia que requiere -de manera urgente- que el gobierno del Presidente Boric tome la batuta, le dé conducción y otorgue las urgencias necesarias a la mencionada propuesta del grupo de senadores, o que presente un nuevo proyecto, que sea viable, y lo impulse hasta convertirlo en ley antes que termine al actual período legislativo. Estamos contrarreloj, porque no existe posibilidad de un buen gobierno futuro, del signo que sea, sin mejorar nuestro defectuoso y engorroso sistema político.

El plazo también corre contrareloj para un acuerdo en materia previsional, que sería una piedra fundamental en el legado del Presidente Boric y para la credibilidad del sistema político en general. El crecimiento económico del año 2025 también jugará un rol fundamental en la percepción de este Gobierno. Durante el 2024, el país creció un 2,4 %, algo menor a lo proyectado por la administración actual a principios de ese año. Es importante que en 2025 se mantenga esta tendencia y que el país logre crecer o superar el 2,7 % proyectado por el ministro Mario Marcel y no el 2,1 % que han pronosticado algunos actores del mercado.

Respecto de estas elecciones, los resultados recientes del plebiscito constitucional de 2023 y de las elecciones locales/regionales de 2024 muestran que, no obstante la mayoritaria desaprobación hacia el Gobierno, la centroizquierda tiene la capacidad de presentar candidaturas competitivas y ganarle a nivel nacional a las candidaturas de la derecha y ultraderecha.

El Gobierno del Presidente Boric no ha sido exitoso ni ha cumplido con su potencial transformador. Mucho de esto tiene que ver con problemas propios del sistema político, como la fragmentación en el Congreso, pero también mucho ha tenido que ver con errores tácticos y no forzados. Pero el Gobierno aún no ha terminado, y con un 2025 exitoso -con reformas concretas y victorias electorales- aún puede tener tiempo de abrochar un cierto legado positivo, y quizás proyecte la coalición gobernante en el tiempo.

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