Cuando Adolfo Zaldívar obtuvo un apoyo casi unánime en la Junta Nacional parecía que la llamada disidencia estaba reducida a nada. En el proceso de cambio de gabinete este sector brilló por su ausencia. Pero era un mero repliegue táctico. Ahora se aprestan a dar la pelea en el único pero crucial reducto donde el colorín no tiene el control: las bancadas parlamentarias.
Esta tarde, los diputados democratacristianos, Patricio Walker y Gabriel Ascencio se verán las caras cuando, a eso de las 20:00 horas, se abra la urna y se sepa de una vez por todas cuál de los dos será el jefe de la bancada de diputados DC durante este año.
Al igual que el año anterior, la elección del jefe de la bancada estará cruzada por el contrapeso que el grupo de parlamentarios de la disidencia -representados por Walker-, pueda consolidar para plantarse frente a Adolfo Zaldívar y al poder indiscutido que mantiene sobre el resto de las instancias partidarias. Los colorines, nuevos y antiguos, intentarán hacerse también del control parlamentario llevando como candidato a jefe de bancada a Ascencio, un ex chascón.
Será en elección de esta tarde, y desde la trinchera de la Cámara de Diputados, donde los disidentes intentarán demostrar que la mesa directiva de Adolfo no tiene todo el poder que dice tener y que le fue ratificado en la Junta Nacional de enero pasado, donde la mayoría colorina de los delegados impidió un contrapeso mayor entre las tendencias internas.
Incierta disciplina
Por más que Adolfo haya ratificado con arrolladores resultados su fuerza interna a nivel nacional en la Junta, de cara al resto del mundo -los otros partidos, el electorado, y sobre todo, el Gobierno- no está claro que ese poder tenga un correlato parlamentario.
De los 22 diputados que conserva la DC (descontando a Cristián Pareto y Jaime Jiménez), sólo nueve están operando con Zaldívar.
Conscientes de esto, el grupo de diputados cercano a la mesa jugó sus cartas y durante la tarde logró resolver el problema que les surgió en la mañana cuando confirmaron que Edmundo Salas ya no quería la jefatura de la bancada, como estaba acordado.
Salas prefirió competirle a Pablo Lorenzini por la primera vicepresidencia, intentando mantenerse así un año más en ese cargo, votación que también se efectúa hoy.
Rápidamente se reunieron y levantaron la candidatura de Ascencio, esperanzados en que sea el nombre capaz de arrebatarle un par de votos a los disidentes y, con ello, dar un último golpe a ese sector.
Según los cálculos de los diputados pro Adolfo, en el peor escenario podrían empatar a 11 votos por ambos cargos, pero confían en que Boris Tapia -que se había reunido en la mañana con algunos disidentes- finalmente vote por los candidatos del lote. Una señal en ese sentido, fue la presencia de Tapia en la reunión en que se eligió a Ascencio como candidato a la jefatura de la bancada.
En tanto, los disidentes confían en que ganaran ambos cargos, pero no se aventuran a dar cifras, para ellos con un voto más basta.
Esto deja a Adolfo Zaldívar en un pie forzado: quedará obligado a sentarse a conversar -o a negociar- con la disidencia si quiere ordenar la bancada.
Después de la ruda forma en que terminó él acercamiento, por llamarle de algún modo, entre el Presidente Lagos y Zaldívar para buscar consensos en torno al ajuste ministerial, no está claro qué destino tendrá el compromiso de los partidos por asegurarle disciplina parlamentaria a Lagos. Si ese compromiso, contenido en el documento del Grupo de los Ocho sigue en pie, su cumplimiento, por ejemplo, no está del todo en las manos de Adolfo en este momento.
También está el tema de la visibilidad mediática que implica la gestión parlamentaria. Este es otro de los aspectos que la disidencia está más que interesada en no perder.
En el caso del Senado, el colorín tampoco tiene todas las cartas en sus manos: cuenta como suyos a Rafael Moreno, Hossain Sabag, él mismo, y son sus aliados Foxley y Boeninger. Que el resto -Carmen Frei, Jorge Pizarro, Andrés Zaldívar, Ruiz de Giorgio, Ruiz Esquide, Sergio Páez, Valdés y Lavandero- se cuadren, dependerá de su muñeca. Pero siendo él mismo un senador el camino se ve menos áspero que con los diputados.
Mesa de la Cámara
Un tema que fue abordado por los jefes de bancada de la Concertación fue el de la elección de la mesa de la Cámara para este año. Ayer, el actual jefe de la bancada de diputados DC, Waldo Mora, le reafirmó a su par del PS, Pedro Muñoz, que los falangistas votarían por Isabel Allende para la presidencia.
Hasta el momento, sólo existen declaraciones de buenas intenciones de parte de la Concertación de incorporar a la derecha en la mesa de la Corporación, pues ni la DC ni el PS -a los cuales les corresponde la presidencia en lo que queda del periodo-, están dispuestos a ceder parte de su tiempo en la testera.
Además, un acuerdo con la oposición implicaría un reacomodo de las piezas concertacionistas en la testera para los próximos tres años, si es que la oposición cede en sus pretenciones y se conforma con algunas de las vicepresidencias.
Pero, en el actual escenario, el conglomerado de gobierno deberá asegurar la presencia de sus 58 diputados el próximo martes 18, cuando se vote la propuesta de integración de la mesa, pues la derecha cuenta con 57 votos.