Antes del golpe militar, Mery estaba en todas las concentraciones. Era de la policía política, la PP, de Linares y casi todos lo conocían. Por eso su rostro resultó tan familiar en la Escuela de Artillería.
Gran parte de quienes participaron activamente en movimientos políticos durante la Unidad Popular ubicaban al detective primero Nelson Mery desde la época anterior al golpe. Esto, debido a que era la persona encargada de asistir a las concentraciones y reuniones masivas de carácter político, información que el policía transmitía al ministerio del Interior.
Mery, según declaran habitantes de Linares de esa época, hacía los informes sobre la cantidad de manifestantes y los incidentes registrados en las reuniones. Era el hombre de la policía política en Linares y como tal incluso conversaba con los activistas durante aquellas reuniones, cuentan personas de izquierda. De ahí que, ya presos en la Escuela de Artillería, muchos lo reconocieran. A algunos los trataba incluso por sus nombres.
A casi treinta años de la estada de Mery en el recinto, donde permaneció, según ha declarado, entre el 12 de septiembre y el 28 de diciembre de 1973, ex presos políticos recuerdan, con similitudes y diferencias de toda índole, el papel que jugó el entonces treinteañero miembro de la policía civil.
Hasta hace poco había coincidencia casi unánime en que Nelson Mery no participó directamente en golpizas ni torturas. En ese grupo sí estaban los detectives de San Javier, Nelson Volta y Carlos Neves; los carabineros, que actuaban encapuchados, González y Lillo; el teniente de Ejército, Díaz; y el sargento Aguilar.
Una cosa que, en cambio, algunos sostienen es que el detective primero sí presenció las flagelaciones, algo que el ahora director de Investigaciones ha negado.
También son de vieja data las acusaciones que lo vinculan a la detención de personas que hoy están desaparecidas, como es el caso de María Isabel Beltrán. La participación del director de Investigaciones en esa aprehensión ha sido estudiada por la justicia, sin que hasta ahora se haya determinado algún tipo de culpabilidad contra Mery.
Mientras algunos sectores de Linares juntan testimonios que acreditan la "buena conducta" de la autoridad, otros comienzan a exhibir declaraciones sobre su participación activa en algunas sesiones de apremios cuando el detective Nelson Mery realizaba la labor de enlace en 1973.
En ese puesto, testimonian ex detenidos, el director de Investigaciones se encargó principalmente del MIR. Según recuerdan, el policía se encontraba haciendo un catastro político del movimiento, un organigrama que iba llenando en una pizarra donde encasillaba a distintas personas.
En la misión de recoger testimonios está el presidente de la Agrupación de Ex Presos Políticos de la zona, Teobaldo Peña, y un grupo de víctimas y familiares de ellas que mantienen una amistad cercana y de varios años. Los hay compadres y comadres. El dueño de un kiosco de diarios ubicado a pasos de la estación de Ferrocarriles, Belarmino Sepúlveda, y su pareja, Viviana Montesino, están entre ellos.
A Peña (PC) se le puede encontrar habitualmente en el negocio. "A Belarmino le tomaban declaración mientras lo torturaban y le querían hacer firmar una declaración que lo incriminaba. En esas estaba Mery. Está también el caso de Juan Sancho Barrios, que tiene un testimonio desgarrador", cuenta.
Confirma esta versión Berlarmino Sepúlveda. "Él [Mery] me interrogó una vez, mostrándome un organigrama del MIR. Estaba presente mientras me golpeaban y me hacía las preguntas", relata.
A través del núcleo de amistades de Peña se logra dar con personas dispuestas a acusar a Mery. Como la hermana de Belarmino Sepúlveda, Silvia, quien sostiene que Alejandro Mella, hoy detenido desaparecido, le contó en la Escuela de Artillería que Mery lo había torturado.
Paradójicamente, el mismo Mery declaró el año 1976 en tribunales que el hombre había estado detenido en el recinto castrense, testimonio que fue solicitado por la familia para comprobar lo que al interior de Escuela les negaban. En la oportunidad el policía agregó que: "si el detenido no fue sometido a proceso es porque tiene que haber sido dejado en libertad".
Silvia Sepúlveda relata: "A Alejandro lo conocía. Él estaba muy mal, en una galería. Estábamos un grupo esperando. Creo que estaba también Juan Ramos y un niño que le decían El Milico. Estábamos al frente de la sala donde nos torturaban. Pasó Mery y a Alejandro le dijo: Luciano, hola. Yo le pregunté por qué lo llamaba Luciano. Y Alejandro me dijo: Ese conchasumadre me pegó y me pateó. Después de esa vez a Alejandro no lo vi más".
La mujer sostiene que esta declaración la hizo hace algún tiempo en alguna instancia, pero no recuerda ante quién ni cuándo. Dice que le tocó declarar ante la Comisión Rettig, encargada de recolectar antecedentes sobre los desaparecidos, pero, según sus palabras, en esa ocasión sólo le preguntaron si ella había tenido problemas. "No me preguntaron por otras personas, por eso no dije nada ahí", apunta.
La señora Silvia también asegura que Inés Carrasco -quien contó a la prensa que Odette le informó durante su reclusión que había sido vejada por Mery- le comunicó hace "mucho tiempo" lo que le había pasado a su amiga. "No recuerdo cuándo ni dónde. Creo que cuando estábamos detenidas, pero no sabría decir. Todo esto ha sido tan doloroso para mí, que me cuesta recordar. Para mí ese señor es igual a todos los demás", dice.
La conviviente de Belarmino Sepúlveda, en tanto, sostiene que María Isabel Beltrán, hoy desaparecida, le contó a su madre, Oriana Sánchez, que había sido torturada por Mery.
La versión de la señora Oriana (hoy tiene 70 años) es, sin embargo, bastante distinta. "A mi hija la interrogaron los detectives Volta y Neves. Mery no, Mery la detuvo", dijo a este medio.
La mujer, que ha sufrido por 30 años el dolor de la desaparición de su hija, tiene la sospecha que Norma Montesino, hermana de la mencionada pareja de Belarmino Sepúlveda, fue quien delató a María Isabel.
Norma se encuentra desde hace años fuera de Chile y se ha negado en repetidas oportunidades a prestar su testimonio, hecho que le da una razón más a la señora Oriana para desconfiar. También mantiene aprensiones respecto al rol que jugó Patricia Contreras en la suerte de su hija, pero al menos, dice, ella sí aportó su testimonio.
Peña, sobre Odette
El presidente de la Agrupación de Ex Presos Políticos también está poniendo la cara para hablar del caso Odette Alegría. Peña es una de las personas que sostiene que poco a poco se irá corroborando que el testimonio de la mujer es verdadero.
Tal vez por lo que debió observar en aquellos años de represión, tal vez por los numerosos testimonios de mujeres maltratadas sexualmente que ha debido escuchar, Teobaldo Peña, un hombre cariñoso y tranquilo al hablar, manifiesta una especial obsesión por el tema. Conversar con él significa escuchar una y otra vez los horrores a los que fueron sometidas sus compañeras.
De la supuesta vejación de Mery se enteró el año 1999, tomándose un café con la mujer. "Ahí me empezó a contar de su desnudez, de cómo la habían tenido vendada, de lo que le habían hecho, de cuando la tocaban y las cosas que le decían". La conversación surgió en el marco de los preparativos de la querella que ese mismo año interpusieron, proceso en que Odette estaba encargada de la recolección de las fichas de los ex presos políticos.
La actividad de la mujer en la Agrupación es reconocida. "Ella nos trajo el aliciente de organizarnos, de tratar de sacar el tema adelante, la demanda contra el Estado y la querella", cuenta Sergio Castillo Gallardo, uno de los encargados de la organización en Parral.
La querella por torturas incorporaba originalmente el testimonio de la vejación que hoy tiene tan convulsionadas a las autoridades.
"Nos enteramos que se había sacado el nombre de Mery después de presentarla. El abogado era Sergio Monsalve. Nos juntamos en una shopería después de ir a tribunales y vimos que ese tema no estaba, le preguntamos a Sergio por qué lo había sacado y nos dijo que había recibido presiones por parte de Pedro Sepúlveda, miembro del comité central del Partido Socialista", cuenta Humberto Araya, quien además fue la persona encomendada por el PS el año 92 para recabar información respecto a la conducta de Nelson Mery en la Escuela de Artillería.
El alcalde se distancia
Otra persona que ha acompañado a Odette en sus denuncias es el alcalde de Linares, Carlos Villalobos, PS.
El edil no sólo fue al Congreso junto a ella, sino también, según relató la mujer a La Nación Domingo fue quien dio a Mega su nombre como una de las personas que había estado detenida en la época de Mery.
En los últimos días, el alcalde Villalobos ha manifestado a algunos cercanos no entender por qué algunas personas lo han identificado avalando la denuncia de Odette Alegría e incluso ha manifestado que no le agrada andar con escolta policial, que eso no tiene sentido.
A El Mostrador.cl explicó que fue al Parlamento porque lo citaron. "No es que la haya acompañado a ella. Yo pedí la audiencia porque el diputado a cargo hizo gestiones para que a Odette la recibiera el presidente de la Comisión de Derechos Humanos. Entonces, de allá me dijeron que tenía que pedir la audiencia y la pedí. Me dijeron que había que llevar escrito el testimonio y lo llevé en términos generales", cuenta.
Sobre Odette, dice conocerla "desde chica". "Soy amigo de ella y de sus hermanos. Lo que podría decir es que nunca fue de Patria y Libertad, como dijo el diputado Juan Bustos. El papá y la mamá de Odette eran de izquierda, apoyaron al diputado Dueñas, y me apoyaron a mí. Los hermanos mayores son militantes del PS. Uno que ya falleció, Sergio, fue dirigente de todos los niveles, comunal, provincial, regional, y dos más son militantes. Tres de la familia sufrieron torturas: Gilberto, Carlos y Odette", relata.
Villalobos cuenta que en el tiempo que estuvo recluido nunca vio a la mujer. "Estaba incomunicado en la cárcel. Yo había sido diputado y me hacían un montón de cargos. Estuve 96 días incomunicado. Por tanto, no la vi en ninguna parte. Ahora, respecto a la Odette y ante esta denuncia tan fuerte: ella lo dijo en la Agrupación de ex Presos Políticos, pero ella es la que sostiene eso, yo no he visto nada", cuenta.
– ¿Cree en la denuncia de Odette?
– No quisiera manifestarme sobre eso, porque es muy complicado. Ella lo ha dicho, ella lo sostiene y cuando presentamos la demanda el año 1999, insistió en que había sufrido vejámenes.
– ¿Lo había dicho antes?
– Ella mencionó que había sufrido vejámenes, pero no lo dijo tan claramente. También hay que comprenderla por situaciones de vergüenza o cualquier otra situación. Ella estaba muy molesta cuando se sacó el nombre de Mery de la querella. Yo no puedo decir más, porque no puedo estar incriminando a nadie sin saber bien las cosas.
Respecto a Mery, el alcalde vuelve a lo declarado ya ante la Comisión. "Lo único que dije es que nunca lo vi torturar, que a mí me interrogó en forma y que cuando me estaba interrogando era Torres Guajardo el que me amenazaba, incluso de muerte. El militar Antonio Aguilar Barrientos era burlesco y tal vez fue él, con Torres, el que consiguió que me echaran a los detectives de San Javier y me torturaran durante casi un día. Me pegaban en los codos, las rodillas, me trataron de rajar la cara. Antes, los carabineros me quebraron la nariz".
Agrega que Mery, en una ocasión, "fue a mirar cuando me estaban torturando. Cuando él abrió la puerta pensé que me iba a defender, como lo había hecho con tras personas, pero en ese caso no lo hizo. La segunda vez, me intentaron torturar los carabineros y él lo impidió.
La investigación del 92
Una de las cosas que más perturba a Teobaldo Peña es lo mismo que algunas familias de detenidos desaparecidos reclamaron en 1992, cuando Mery fue designado director de la policía civil. Ellos aseguran que el policía participó en detenciones de personas cuyos restos no han sido encontrados.
"Después de estar prisionero me fui de la zona. Regresé en 1993. El año 1992 la gente ya había hecho declaraciones públicas dando cuenta de las personas a las cuales había detenido Mery y los allanamientos en los que había participado. Ya en 1992 la gente había hablado de estas cosas", recuerda.
En efecto, el grupo incluso publicó una declaración en el diario El Mercurio de Santiago, pero sus reclamos no fueron oídos. Habían sido otras las personas encargadas de recoger la información sobre la conducta que había tenido el candidato a director de Investigaciones durante su paso por la Escuela de Artillería.
El citado, Humberto Araya era uno de ellos. Por coincidencia, hoy es pareja de una sobrina de Odette Alegría. Contó a este diario qué ocurrió en la fecha de la recolección.
"Desde la década del 80 participé en todas las organizaciones y siempre fui muy ordenado con los apuntes. Cuando iban a nombrar a Mery llegaron comunicaciones a todos los partidos políticos y el PS me encomendó a mí. Como era algo relativamente fresco, empecé a conversar con presos de ese tiempo. Yo había estado dos veces en la Escuela de Artillería, y conocía a muchos de los detenidos. Conversé con varias personas, unas 20 o 30, y nunca nadie me señaló que Mery había participado en torturas. No recibí por parte de nadie un testimonio contra Mery. En la Escuela, a los otros me los nombraban todos los días, pero a Mery nunca", cuenta.
Reconoce, sin embargo, que en esa oportunidad habló sólo con hombres. "No me entrevisté con ninguna mujer", señala. Respecto a Odette, dice que ella participaba desde casi comienzos de los 90 en organizaciones que tenían por fin "que se reconociera la verdad". En la investigación de 1992 no le preguntó nada. "A esa fecha yo sabía que había estado detenida, pero nada más".
Araya es cuidadoso, también, de dejar claro que el año 1992 había muy poca información sobre el tema y dice que eso derivó en que el traspaso de datos sobre las fuentes a consultar fuera deficiente.
De acuerdo a su conocimiento, Nelson Mery habría tenido un trato deferente con los detenidos. "Yo sé que Mery se ha portado bien. Lo conocí hace 40 años y en la Escuela de Artillería, donde estuve dos años y medio preso, me encontré con él dos veces. Sin ser amigos, nos conocíamos. Una vez que estaba esperando para que me interrogaran, me saludó y me preguntó cómo me habían tratado. Otra vez me torturaron los carabineros y antes en la sala estaban Torres y Mery. Mery se fue antes, quedó Torres solo".
Humberto Araya no desconfía, sin embargo, de la versión de Odette Alegría. "Yo le creo, porque lo dijo hace cuatro años atrás. Lo que sí me pregunto es por qué hoy ha causado tanto revuelo este tema".
CONTINUA…
Defensores de Mery con fuego cruzado
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