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Los secretos de la investigación de la fuga de la CAS (II)

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A las 00.15 horas del 31 diciembre de 1996, una vez en Mendoza, Distéfano, también llamado Diego La Place o Roberto Dicelle, preguntó al conductor dónde había un restaurante para comer una parrillada, porque debía celebrar. El taxista no aceptó la invitación. Cuántas veces chocaron las copas es parte, hasta ahora, de la historia desconocida de este caso.


Los primeros días de 1997 fueron "movidos" para la prensa nacional. El ministro en visita Lamberto Cisternas Rocha era el principal objetivo a ubicar en cada desplazamiento que tuviera por Santiago y había que tratar de conocer todas y cada una de las diligencias que decretaba para dar con el paradero de los fugados.



La urgencia estaba sobre los hombros de la justicia, pero también de las policías y de todos los servicios de inteligencia nacionales que, sin duda, buscaban datos para ganarse un punto a favor si lograban dar con alguna información sobre los cuatro frentistas fugados.



Cisternas, con esa misma tranquilidad que se le conoce en los pasillos de tribunales, el día 3 de enero de 1997, dictó un oficio de diligencias a fojas 126 del proceso. Aunque de carácter formal, ingresó el primer informe ampliado de inteligencia de Carabineros, como también la declaración del entonces director de Gendarmería, Claudio Martínez Cerda. En ella, Martínez de quejó ante Cisternas de que por culpa de la comisión de derechos humanos de la Cámara y la dirigida por Jaime Castillo Velasco, hubo que cambiar el régimen carcelario de la CAS.



Tampoco fueron menores a los ojos del ministro los dichos del abogado Hugo Pavez, quien aseguraba que el FPMR tomaría la justicia por su mano contra las personas que participaron en violaciones a los derechos humanos. Sin duda había que tomar esos testimonios, pero hasta ese momento no existían pistas concretas sobre los frentistas, su posible destino, si es que aún estaban en Chile.



El colombiano



Isaac Friedman Benson, es un colombiano que se gana la vida como transportista de turismo. Su nombre le fue recomendado a Distéfano por otro conductor, a saber Luis Canales Valenzuela, quien declinó trabajar para ellos. "Por tincada y por el acento argentino o uruguayo muy remarcado, me desagradó", dijo a fojas 130.



Pues bien, Friedman aceptó la labor de buena gana y se reunió con Distéfano en el Lomitón de Tobalaba, a las 10.45 horas el 27 de diciembre. Lo mismo hicieron el día de la fuga, donde Distéfano sólo le pagó la mitad del viaje indicándole que en la tarde le llamaría al celular para cancelar el resto.



"Aunque no recibí ese llamado, me trasladé al aeródromo Tobalaba y me encontré con la sorpresa de que se habían fugado en el helicóptero que habían arrendado", le dijo al ministro Cisternas.



Los testigos seguían pasando por la oficina de Cisternas, pero no aportaban muchos antecedentes, aparte de reconocer en fotografías o retratos hablados a Distéfano u otras personas que habían viajado en el helicóptero.



Las citaciones seguían. Luego vinieron los encargados de seguridad de la CAS, pero sus declaraciones nada aportaban, salvo procedimientos administrativos.



Sin embargo, una luz apareció en la fojas 218, casi al final de un informe de la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (BIPE). Habían sido detenidas en la calle Siria, comuna de Macul, cuatro personas por orden del Segundo Juzgado de Quillota, por el llamado "robo del siglo", donde fueron sustraídos 137 millones de pesos en 1993.



Los detenidos eran Rodolfo Maturana Alarcón, Paula Rosso Montenegro, Miguel Angel Carrasco y Gabriel Peña González. Según el informe de la BIPE en el casa de Rosso fueron encontrados tres fusiles M-16, una escopeta, una sub ametralladora marca She, dos pistolas, un revólver, explosivo c-4, un chaleco antibalas, una bandera cubana y una pañoleta del FPMR. Pero el detalle lo constituyeron las fotos encontradas en la casa de Carrasco, donde habían fotografías de un helicóptero "con un elemento colgando".



Sin embargo, a los pocos días la jueza subrogante de ese tribunal los dejó libres por falta de méritos pero la magistrada, al mismo tiempo determinó procesar a Carrasco y Maturana por infracción a la Ley de Armas. Tras esto, se declaró incompetente en el caso.



Más allá de las detenciones las primeras conclusiones emitidas en el informe por los subcomisarios Gerardo Gálvez y Rómulo Aitken de la BIPE, revelaban la misma idea que se formó cualquier ciudadano común.



"Del análisis de los antecedentes recopilados hasta el momento, se puede apreciar que el día 30 de diciembre de 1996, cuatro reos subversivos… lograron evadirse del citado recinto carcelario. Para lograr su objetivo contaron con el apoyo externo de personas, quienes, a lo menos del mes de agosto, planificaron detalladamente cada una de las etapas. Es importante hacer presente que en el curso de esta operación contaron con apoyo económico, logístico y técnico que demuestra una acabada acción de elementos sofisticados", consta a fojas 220.



Por auto y avión



El jefe del Departamento III de Inteligencia de Carabineros, comandante Luis Muñoz, quería lograr mayores antecedentes. No dejaba pista sin chequear. Por eso llegó al apart hotel Los Españoles. Allí pidió hablar con el recepcionista Esteban Weisberger Boskovitz. Este último entregó la identificación de las hermanas Christine y Fransece Shannon, las acompañantes irlandesas de los operadores de la fuga, quienes fueron llevadas al aeropuerto por Rumualdo Sepúlveda, quien sin saberlo se hizo parte de la historia.



Pero el 7 de enero, en el informe N° 15 de la inteligencia de Carabineros dejó claro cómo salieron de Chile la otra parte de los participantes de la fuga.



La información la obtuvieron del taxista Luis Barahona Silva, taxista que llevó a Carlos Distéfano y otra mujer hasta los transportes Nevada, que realizan viajes hacia Mendoza, Argentina.



Distéfano le dio una propina de mil pesos y habló con su nuevo conductor, Fernando Ferrer Alarcón, quien lo llevaría a Mendoza, fuera del cerco policial, mientras esperaba a otras dos mujeres, identificadas como Vanesa Weinberg y Marcela Acevedo.



El viaje hasta el otro lado de la Cordillera se efectuó sin problemas, relató Ferrer. De hecho, a las 00.15 horas del 31 diciembre, una vez en Mendoza, Distéfano, también llamado Diego La Place o Roberto Dicelle preguntó dónde había un restaurante y le invitó una parrillada porque debía celebrar. Pero el taxista no aceptó. Debía llegar a la casa de una familia amiga, le dijo a los policías a fojas 371, en un informe de la Dipolcar.



Sin embargo, qué se dijo en la comida o cuántas veces chocaron las copas es parte, hasta ahora, de la historia desconocida de este caso.



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El lunes de la próxima semana,
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