Magistrado prepara indagaciones para establecer eventuales actividades ilícitas que pudo haber realizado el ex jefe de la Brico, Rómulo Aitken, cuando aún era funcionario de Investigaciones. Los hechos fueron denunciados por su actual pareja, la periodista Paula Afani, quien involucró incluso a varios abogados de la plaza al vincularlos con irregularidades.
Luego de dictar los procesamientos contra cuatro ex detectives involucrados en una red de apoyo a narcotraficantes, el titular del 20° Juzgado del Crimen, Christian Carvajal, apuntará a establecer la veracidad de un sinnúmero de antecedentes que dan cuenta que el ex jefe de la Brigada contra el Crimen Organizado (Brico), Rómulo Aitken, realizó este tipo de actividades estando aún entre las filas de la Policía de Investigaciones, de la que se retiró hace dos años.
Fuentes de El Mostrador.cl informaron que tras descubrir la primera hebra de las operaciones que realizaban funcionarios activos y en retiro para proteger a delincuentes involucrados en el tráfico ilícito de estupefacientes, el magistrado abrirá sus indagaciones al historial de Aitken al interior de la policía civil, cuyas eventuales actividades delictuales son un «secreto a voces» entre las filas de esa institución.
En ese marco, la periodista Paula Afani, actual pareja de quien fue el brazo derecho del ex director nacional de Investigaciones, Nelson Mery, durante su gestión (1992-2003), tendría mucho que aportar, dadas las denuncias que hizo ante el Departamento V de Asuntos Internos en contra del ex detective, el 13 de febrero y el 10 de abril del año 2002, las cuales también dejó estampadas en un tribunal del Crimen de la capital, en la cual acusó a Aitken por lesiones, amenazas, hurto y daño, fechada el 31 de octubre de ese mismo año.
Según ha trascendido, en esas imputaciones, la profesional -que fue marginada el viernes de sus labores como asesora de prensa del comando de Joaquín Lavín-, dio cuenta de graves acusaciones de corrupción en contra del otrora detective estrella de la policía civil. Junto a ello, sus afirmaciones vincularon incluso a afamados abogados de la capital que habrían participado de esas irregularidades, cuyos nombres este medio se reservará a la espera de la investigación judicial sobre los hechos.
Coincidencias afortunadas
Las denuncias de Afani son recordadas por varias fuentes policiales, ya que habría sido muy difícil que una investigación de Asuntos Internos que implicara a Aitken fructificara dada la importancia y el nivel de influencia que éste tenía al interior del alto mando de la institución.
En esa medida recordaron que esta otrora exitosa reportera policial formuló la primera de sus denuncias en el mes de febrero de 2002, fecha en que tanto el jefe máximo de la policía Civil, Nelson Mery, y el jefe del Departamento Quinto se encontraban haciendo uso de sus vacaciones.
Debido a ello, fueron el director (s) y subdirector (s) de la época, José Luis Sotomayor y Luis Henríquez respectivamente, los que dieron luz verde a las indagaciones de esas acusaciones, las cuales también involucraban al segundo a bordo de la Brico y aún en servicio activo, César Rebolledo, por sus vínculos amorosos con la esposa de un narcotraficante.
Otro de los implicados en los dichos de Afani fue el ahora subcomisario y estudiante de la Academia de Investigaciones Iván Villanueva, en cuyo caso las acusaciones no fueron probadas, al contrario de lo sucedido con Aitken y Rebolledo.
Esta investigación interna derivó en un proceso administrativo que recomendó drásticas sanciones en contra de esos dos detectives, la cual debía ser puesta a disposición de la Contraloría General de la República, para su toma de razón. La única salida para acallar este escándalo habría sido que Aitken -principal inculpado- se acogiera a retiro, a mediados de 2003.
Viajes y comisiones de servicio
Según se cuenta, Paula Afani llegó ese 13 de febrero de 2002 a las dependencias de Investigaciones con evidentes signos de haber sido golpeada, hecho que ella misma atribuyó a su pareja. Su idea habría sido buscar vengarse de Aitken, quien supuestamente decidió romper la relación para optar por su esposa legal.
En ese estado de alteración, la profesional dio cuenta de una abundante gama de hechos que confirmarían que ese detective participaba de varias redes de corrupción para prestar servicios a narcotraficantes, dentro de los cuales también se incluían contactos con afamados abogados de la plaza que podían obtener su libertad en un plazo breve, a cambio de una «pequeña comisión».
Por otra parte, ella también relató antecedentes que daban cuenta que Aitken y Rebolledo se habrían quedado con cantidades menores de la droga que incautaban, así como también con parte del dinero y propiedades confiscadas en operaciones contra narcotraficantes, cuando ambos encabezaron la Brigada de Inteligencia Policial (Bipe).
Según versiones periodísticas, parte de estos dineros incautados habrían ido a parar temporalmente a una cuenta corriente de Afani, quien registra aproximadamente siete depósitos por 50 mil dólares cada uno, los que habrían sido ingresados por Aitken. Pero, al parecer, esos dineros no sólo fueron destinados a abultar las arcas de la pareja.
Otra de las imputaciones se relacionaban con la realización de viajes de placer a distintas zonas del país en las que Aiken y Rebolledo habrían financiado con gastos de representación y comisiones de servicio, en los cuales eran acompañados por Afani yuna banquetera avencidada en Viña del Mar cuyo esposo estaba preso en la ex Penitenciaría acusado de narcotráfico a nivel internacional.
Extraña liberación de sospechosa
Esta última mujer es la que habría mantenido una relación sentimental con Rebolledo y, sin duda, su extraña puesta en libertad será una de las incógnitas que deberá develar el juez de este caso. Esto es porque fue la misma Brigada que encabezaba Aitken la encargada de detenerla junto a su cónyuge legal. Sin embargo, ella fue puesta en libertad de forma inmediata aún cuando existían antecedentes respecto a que era ella quien financiaba las operaciones ilícitas de su marido.
De estas denuncias también derivan las acusaciones acerca de las fiestas que realizó el cuarteto en el departamento de la mujer, ubicado en el edificio Los Coraceros de Viña del Mar. Según pudo constatar este medio por medio de los guardias de este condominio, el detalle anecdótico está en que el apartamento se ubicaba sólo unos pisos más arriba del domicilio del Jefe Zonal de Investigaciones de la V Región.
Hasta ahora, lo concreto es que quien deberá aclarar todos estos hechos será la misma que dio cuenta de ellos. Paula Afani ya fue citada a declarar por el magistrado Christian Carvajal, diligencia que se concretará la próxima semana.
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