Ex ministra tiene a su madre enferma y las horas posteriores al cambio las destinó a acompañarla, lo que había postergado por sus responsabilidades de gobierno. Por otro lado, su salida no fue fácil, careció de apoyo político en momentos claves y también cometió algunos errores que le costaron el puesto.
Definitivamente no ha sido un buen comienzo de año para la sicóloga Clarisa Hardy Raskovan, la ahora ex ministra de Mideplan.
A su abrupta salida del gabinete, lo que para más de alguno fue una sorpresa, dada su cercanía con la Presidenta Michelle Bachelet, sumó una situación personal que le ha ocupado gran parte del tiempo del que empezó a disfrutar tras dejar la cartera.
Se trata de la delicada situación de su madre, Sara Raskovan de Hardy, que se encuentra muy delicada de salud producto de un cáncer. Precisamente el día subsiguiente de la salida de Hardy del gabinete, el pasado jueves 10 de enero, la madre de la ex ministra sufrió una recaída y debió ser internada en la Clínica Indisa.
Los Hardy, además son una familia, relativamente pequeña, que a lo largo de su vida han sufrido desde la persecución nazi -son activos de militantes de la causa judía-, hasta el exilio y la muerte de muchos amigos y conocidos durante dictadura militar.
Quién diría que tantos años después, desde que su padre Boris Hirsch -apellido que después la familia cambia a Hardy para escapar de la persecución nazi- filmara a mediados de los 60, la serie «Hombres de Blanco» (predecesora de la homónima serial estadounidense), tomando como argumento casos reales de la misma Clínica Indisa; Clarisa, quien entonces incluso actuaba en la filmación, estaría allí en circunstancias tan diferentes.
En estos días, que desde ya no han sido fáciles producto de su salida de un gabinete que siempre soñó integrar, la ex ministra se ha mantenido muy cerca de su madre y de su familia.
Razones de una salida
Y el paso de Clarisa Hardy -la más regalona y mimada de las hijas de Boris Hardy, que solía retratarla modelando vestidos en fotografías y películas-, por Mideplan tampoco fue una tasa de leche.
Debió enfrentar fuertes cuestionamientos políticos por ejemplo, por la manera de asignación -que era la tradicional- de la Beca Presidente de la República, las críticas al famoso programa Puente del Fosis (el mismo que motivó la primera salida pública de Lagos en defensa de su gobierno) y para qué decir la Casen 2006, que motivó una serie de acusaciones desde la Alianza, que aún no se tragan el hecho que esa estadística diga que la pobreza se ha reducido.
Hardy no es de las que se amilane, en todo caso. En el ministerio conocían de su carácter firme y también lo experimentaron sus detractores. Sin levantar mucho la voz, contestó todas y cada una de las críticas, sin mayor problema, haciendo naufragar todas las polémicas que la penaban.
Después vino lo de la Ficha de Protección Social, quizá uno de los elementos más complejos de su gestión. «Aquí lo que ocurrió fue igual que lo del Transantiago: se tenía una visión de lo que se quería hacer, un ideal, una verdadera revolución respecto del instrumento clave mediante el cual operaría el Sistema de Protección Social de la Presidenta, pero a la hora de los quibos, llevar eso a terreno fue tremendamente complejo», resume un fuente interna.
Y lo más complicado fueron los timing que se colocaron a la tarea, que estuvieron a punto de hacerla naufragar, cuando los municipios -encargados de operar en terreno la nueva ficha que reemplazaba a la odiada CAS- comenzaron a criticar la falta de recursos para contratar encuestadores y cubrir otros gastos operativos, además los problemas del sistema informático que por primera vez operaba en línea la asignación de beneficios sociales.
Para tener una idea de lo que significaba las implicancias de esto y el desastre en que podía convertirse, valga decir que por la fichas de protección social tenían que entregar a octubre del 2007 más de un millón de subsidios únicos familiares (SUF), casi 500.000 pensiones asistenciales y 720.000 subsidios al agua potable. Esto no incluye la clasificación de los afiliados que no pagan (grupo A) de Fonasa, la subvención diferenciada en educación y nada menos que los subsidios a la Vivienda.
Y fue precisamente esta última cartera la que debió enviar un oficio para señalar que los puntajes asignados por la nueva ficha de protección social no estaban calzando con los antiguos puntajes para la asignación de los subsidios y que algo había que hacer al respecto.
Pese a que el tema no trascendió mayormente, grupos de personas de escasos recursos que antes eran beneficiados por la ficha CAS y que ahora no lo eran por la ficha de protección social, comenzaron a realizar manifestaciones en las afueras del ministerio.
Con su conocido aplomo, Hardy tampoco le concedió demasiada relevancia al punto y se limitó a contestar los planteamientos que le hicieron pocos medios – entre ellos El Mostrador.cl– y también alguna que otra crítica desde la Alianza… que sólo vio la punta de iceberg en el asunto.
No obstante, con la brillantez intelectual que siempre la ha caracterizado, Hardy percibió inmediatamente que este tema podía transformarse en un dolor de cabeza de magnitud para la administración Bachelet y se abocó con todas sus fuerzas y empeños a su solución, lo que dejó prácticamente resuelto antes de su partida.
Mideplan tenía la responsabilidad en este punto de que el sistema creado por la nueva ficha de protección social tenía que estar listo para la entrega- en julio próximo, si el Congreso no dice otra cosa- de la medida estrella de la administración Bachelet, la Pensión Básica Solidaria (PBS), contenida en la reforma previsional.
Y también tenía la responsabilidad nada menos de identificar a los beneficios de los nuevos subsidios a las tarifas eléctricas, las mismas que han subido casi un 30% en el año, afectando fuertemente a las familias más pobres del país. Algunos problemas generados en ese tema- se supone- ya se han ido resolviendo…
La variable interna
Otro aspecto que sí fue complejo para Hardy y que tampoco trascendió a la prensa fue el de su complicada relación con el personal interno, principalmente de regiones. La ex ministra intentó llevar a adelante una fuerte modernización en la gestión (igual que Eduardo Bitran en el MOP), la que inmediatamente recibió reticencias de los grupos organizados de empleados y trabajadores de Mideplan.
Se sabe que algunos fuertes e-mail recorrieron las redes internas del ministerio, causando un malestar de proporciones en una parte del personal, que alegaba un trato casi autoritario y falta de participación. Hardy, empeñada en las tareas que La Moneda le había encomendado, no hizo mayores autocríticas -algo que a menudo se le reprocha- sobre el tema y siguió adelante.
El peso de la política
Pero cuando los partidos retornaron a tener la influencia que antes no tenían en el Gobierno, lo que quedó ampliamente demostrado en el último cambio de gabinete, comenzó la hora de pagar cuentas… En definitiva, fue la variable política, y no esta serie de problemas técnicos, los que gatillaron su salida.
Hardy fue siempre una persona cercana a la renovación del PS y, dentro de esta, a figuras como Ricardo Nuñez y Arrate, desde este punto de vista la directiva encabezada por Escalona, de la Nueva Izquierda, había dejado de tenerla entre sus figuras protegidas del Ejecutivo. De esa protección gozaban, por ejemplo, Osvaldo Andrade (Trabajo) y Soledad Barría (Salud), está última también por ser también muy cercana a la mandataria.
Y había un pequeño detalle, el tercerismo del PS -pese a tener diputados y senadores- no contaba con ministros y eso era algo que había que solucionar… Paula Quintana era el nombre, apoyado por figuras como Ricardo Solari y además de adecuado perfil técnico, con una personalidad más dialogante, que vendría a suplir esa falencia.
Sus cercanos dicen que- aún en esta ingrata circunstancia, su salida después de años de espera por un cargo ministerial- Hardy está feliz de haber servido al gobierno de la primera mujer Presidenta en Chile (es una profunda feminista), en el tema social que es el que más le apasiona. Seguramente sus padres seguirán sintiéndose orgullosos de ella, como lo eran cuando, la mimaban para que luciera los mejores vestidos de la fiesta.