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La derecha engrifada con Chávez y Evo

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Según la Alianza por Chile, los mandatarios latinoamericanos que se reunieron de emergencia en nuestro país no consideraron la postura de la oposición a Evo Morales, lo que constituye su principal argumento para descalificar la cita de Unasur en Santiago.


La intervención de Hugo Chávez en el conflicto político y social que afecta a Bolivia puso en guardia a la derecha chilena. En la Alianza temen que el mandatario venezolano pretenda utilizar la plataforma de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para imponer su liderazgo en la región. Es por eso que, con el fin de frenar las aspiraciones de Chávez, el sector decidió respaldar el periplo del presidente del Senado boliviano, Óscar Ortiz, para contribuir a "socializar" en Chile la postura de la oposición al gobierno de Evo Morales. Finalmente, como era de esperar, la "Declaración de La Moneda" no dejó conforme a la oposición.



Si bien aseguran estar concientes del difícil momento que atraviesa Bolivia, en la derecha estiman que el encuentro de la Unasur convocado por la presidenta Bachelet, y que se desarrolló durante la tarde de ayer en La Moneda, no tendrá efecto alguno si la instancia no considera la postura de la oposición boliviana, representada en Chile por el presidente del Senado de esa nación altiplánica. Y si no se le pone freno al ímpetu "intervencionista" del mandatario venezolano.



La especulación de la Alianza tiene su origen en el hecho de que fue Chávez quien anunció la reunión antes de que lo hiciera formalmente la presidenta pro témpore de la Unasur, la mandataria chilena. Siguiendo la secuencia de los acontecimientos, los dirigentes opositores llegaron a la conclusión de que Bachelet fue presionada por el jefe de Estado venezolano para que citara al organismo pese a que está en gestación y a que, en opinión de la oposición, debiera haber sido la Organización de Estados Americanos (OEA) la que tendría que haberse pronunciado sobre lo que ocurre en Bolivia.



Tanto el senador Hernán Larraín (UDI) -integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado- como el timonel de RN, Carlos Larraín, coincidieron en el hecho de que la OEA tendría que haber tenido el rol principal en la búsqueda de una solución al conflicto en Bolivia, mientras que la Unasur sólo debería haber actuado como complemento. De hecho, Carlos Larraín admite que él hubiera preferido derechamente que este organismo se encargara de intentar buscar un arreglo a lo sucedido en la nación altiplánica.



Esto, sin duda, -dicen en la derecha- pone en tela de juicio la labor de José Miguel Insulza y la instancia que encabeza. Pero también abre una interrogante acerca del real aporte de este tipo de organismos a la solución de problemas, si su relación sólo está enfocada a los gobiernos. Ello, porque en general -sostienen- los conflictos internos suelen darse entre las autoridades imperantes en cada nación y otras instituciones del Estado.



Caudillo de segunda



Al menos en esta instancia, la Unasur es vista con abierta desconfianza. A tal punto que Hernán Larraín, ayer advertía que su partido rechazará el financiamiento para este organismo -que actualmente se analiza en la Cámara Alta- si llegan a la convicción que lo que se pretendió con la reunión de los presidentes en Chile fue "interferir" en la vida interna de Bolivia.



Ello, porque en la Alianza temen que, como lo planteó el propio Larraín, a través de la Unasur se pretenda "importar modelos revolucionarios fracasados de caudillos de segunda categoría", aludiendo con ello claramente a la figura de Chávez. De hecho, el mandatario venezolano le hizo un flaco favor a la ratificación del organismo por parte de Chile, porque desde su irrupción en la escena a raíz de los acontecimientos en Bolivia, la derecha observa con preocupación que su archienemigo político intente utilizar esta instancia para irrumpir en la escena política interna de otros países de Sudamérica.



Al finalizar la cita de los presidentes, si bien Hernán Larraín valoró el esfuerzo de los mandatarios reunidos por fortalecer el proceso democrático en Bolivia, admitió que quedó sólo "parcialmente satisfecho" con el resultado del encuentro. Ello, porque a su juicio en la declaración "no se reconoce más que la labor democrática de Evo Morales, en circunstancias que en la oposición también hay sectores que buscan fortalecer la democracia, como es el caso del presidente del Senado boliviano".



Por lo que estima que, finalmente, hubo una mirada "unilateral" del proceso en Bolivia, puesto que sólo se oyó a Morales y se hizo caso omiso de la postura disidente. En la misma línea, Carlos Larraín manifestó su deseo de que "ojalá esto tenga un buen final", ya que estima que "la declaración tiene desequilibrios importantes". En este escenario está por verse, entre otras cosas, el futuro de la Unasur en el Senado chileno, lugar donde se debate el financiamiento de esta instancia.

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