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Los políticos menos creíbles para la prensa

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Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Las mentiras en Chile son un deporte nacional. Blancas, piadosas o inocentes, los hombres públicos las tienen a mano y las usan con particular talento algunos, con excesiva torpeza otros. Acostumbrada a las cuñas, trascendidos, comentarios en on y en off, la prensa del sector tiene su propio pulso, y aunque esto no salga en la televisión ni en los diarios del fin de semana, es la percepción de quienes construyen esa particular forma de realidad que llamamos noticia.


Entre tanta encuesta dando vuelta en medio de una contienda electoral cada vez más enardecida, El Mostrador decidió sumarse al torbellino de la numerología y salimos a buscar voces expertas en un fenómeno tan silenciado como real. Por lo mismo, a diferencia de otros sondeos, decidimos centrarnos en un solo atributo. Advirtiendo de ante mano que el margen de error bien podría llegar al cien por ciento, consultamos a un significativo grupo de periodistas especializados ¿quiénes son, a su juicio, los tres políticos menos creíbles de Chile?

En principio imaginamos que los curtidos reporteros de La Moneda, el Congreso y el sector en su conjunto, se sobarían las manos ante la invitación a elaborar su propio ranking de titulares del blabla. Pero aunque parezca increíble, la tarea que arrojó como resultado este artículo no fue nada fácil. A los periodistas, tan dados a “pelar”, nos cuesta hacernos cargo de nuestros comentarios cuando sabemos que van a quedar para la posteridad. Así, de un listado de 37 profesionales sólo 20 respondieron, entregando sus opciones y la argumentación de por qué cada uno de los mencionados les parece de los menos creíbles.

La mayoría que accedió a participar lo hizo sólo cuando estuvo convencido de que bajo ninguna circunstancia se filtraría su medio y mucho menos su nombre. Sólo unos pocos no preguntaron nada y comenzaron a lanzar nombres sin decir agua va, apenas se les comentó de qué se trataba el artículo. Ese entusiasmo no fue generalizado por más que la mayoría de los consultados coincidió en que nadie que se precie de ser político “no se ha pegado más de una mentirilla por ahí”.

Número uno, número uno, número uno…

A riesgo de que algunos políticos de oposición, convencidos de que la prensa es “mayoritariamente de izquierda”, sienta que este ranking les da la razón, quien lo lidera tal como las demás encuestas que lo dan como el más probable próximo Presidente de Chile, es el empresario Sebastián Piñera. “Tatán” sumó nueve preferencias de 20. Explicaciones para ello sobrarían si el sondeo se hubiera realizado sólo a partir de la semana pasada. Pero como la fase de “terreno” tomó un mes, los argumentos de los periodistas que se inclinaron por su nombre van más allá de la contingencia. Aunque, claro está, tal vez podrían servirle para corregir algunos defectillos que sus asesores no han logrado aplacar y, lo mejor de todo, ¡gratis!

Lo primero que salta al tapete es su permanente conflicto de intereses entre los negocios y la política. “Son poco creíbles sus argumentos respecto al conflicto de intereses”, dice un reportero que no vacila en agregar que “en materia de reformas políticas ha sido oscilante. Se maneja muy mediáticamente y es populista”. Otro va más allá al sostener que “tiene una clara disonancia entre su discurso personal y lo que dice en los medios”. “Su falta de transparencia se nota en que no es capaz de improvisar sobre ningún tema y siempre sus cuñas son armadas con anticipación”, son algunos de los argumentos. Otros son que Piñera ha demostrado “ser un operador”, porque “cuando lo bajaron de la Quinta Costa hizo una operación y se fue donde José Miguel Insulza para denunciar seguimientos y de eso no hubo nada”.

Suena familiar por estos días el silogismo de que “contesta lo que él quiere y no lo que se le pregunta. Se le nota que le carga el contacto con la gente. Uno ve como trata a las personas cuando se apagan las cámaras” o que “se hace el simpático y amable sólo cuando le conviene”, “ofrece propuestas y apoyos políticos que no tiene. Habla en nombre de un grupo político que realmente no representa”. O que “es un gran jugador de póker. Es de los que te puede decir ‘ok, juntémonos a las 10:00, pero ven solo porque yo iré solo’ pero llega con diez más”.

El “versero”

En el segundo lugar del ranking, tras el empresario, está uno de los integrantes de su núcleo más cercano, el senador por la Araucanía Norte, Alberto Espina. El parlamentario, también de RN, obtuvo ocho menciones. De él se dice que “no tiene ningún inconveniente en mentir descaradamente. No asume el costo de decir que no quiere hablar con alguien y, en vez de eso, lo tramita. También tiene una capacidad de tergiversar la realidad que es grosera”. Además, al igual que en el caso de Piñera, se percibe que “tiene un doble discurso muy evidente”.

También genera desconfianza que haya “puesto temas políticos que no ha podido sostener, porque después se demuestra que sus argumentos eran falsos”, aludiendo a lo sucedido en el polémico caso FARC. Adicionalmente, uno de los entrevistados afirma que “es un tipo que no escucha y siempre tiene la razón. Convierte sus opiniones en hechos objetivos y siempre tiene agenda propia. Enfrenta a los periodistas con un objetivo utilitario”. Y que “es capaz de cambiar una versión de un minuto para otro y sostenerla como si lo hubiera dicho siempre”.

El que los dos primeros lugares estén acaparados por la derecha no significa que sus pares de la Concertación sean más creíbles. De hecho, el tercer lugar lo comparten el senador Guido Girardi (PPD) y el diputado Iván Moreira (UDI), con siete puntos cada uno. El primero, famoso por salir en defensa de todo tipo de temas que lo coloquen en primera plana ante la opinión pública, pero también por haber sido investigado en casos como Publicam. El segundo, célebre por sus vocerías de verano en su partido.

Mentiroso, mentiroso

Los argumentos que esgrimen quienes se la jugaron por Girardi apuntan a que “peca de falta de honestidad” y a que “ha demostrado que en su vida pública valen más las apariencias que el servicio público”, aludiendo al polémico caso del parte que le pasaron en la Ruta 68. En la misma línea, se menciona que “ha estado metido en cuanto chanchullo existe y varias veces lo han desmentido públicamente”. Que “tiene una larga trayectoria en hechos extraños, un largo historial de mentiras” y que “es súper poco objetivo en sus declaraciones”.

Uno de los periodistas que lo mencionó en su trío de nombres menciona sobre Girardi que “está bien un político mentiroso, casi todos lo son: ahora, que te pillen en falta no una, sino varias veces, habla de alguien que superó el umbral de la mentirilla privada: eso es mentira compulsiva, casi ostentación”. También se recuerda el episodio “cuando filtró a El Mercurio sus exámenes, donde según parecía estaba grave y lo tenían que operar, justo cuando estaba en tela de juicio por un caso político. Eso lo retrata de cuerpo entero”.

Moreira le disputa a Girardi el tercer lugar del ranking y el razonamiento para ello va en la línea de que “da cuñas sin ningún contenido, lo que le importa es generar conmoción, pero cero profundidad en sus argumentos”, o que “aborda todos los temas sin manejar ni un centímetro de argumento” y que “su capacidad de análisis es bastante limitada, en parte debido a su exacerbado sectarismo”.  También que “con tal de hablar y aparecer en la tele es capaz de decir cualquier cosa”.

También entraron al ranking

Aunque los mencionados son los políticos que destacaron y marcaron distancia de sus pares, no significa que el ranking llegara hasta ahí. Porque si bien no a todos les dio para sobresalir del resto, muchos más fueron mencionados. A continuación los nombres con tres preferencias y sus respectivos argumentos: Andrés Allamand (RN), sobre quien los periodistas que lo mencionaron señalan que “basta con leer la Travesía del Desierto. Acomoda los hechos a su interpretación, incluso para darse un rol más protagónico que el que en verdad le cupo”; “un tipo que arregla las cuestiones en su beneficio” y “no cumple su palabra”.

El actual ministro de Defensa Francisco Vidal (PPD), quien dejó una huella indeleble en la cartera de Gobierno, también se ganó tres puntos y sólo para partir con los argumentos de quienes lo tomaron como una opción al menos creíble de todos, está la postura de quien se pregunta “¿Qué vocero de Gobierno no es un mentiroso profesional? ¡Imaginen que no fuera así! Algunos deben aprenderlo, como en el caso de Ricardo Lagos Weber o Carolina Tohá, a otros, como a Vidal, les sale facilito”. Otro reportero asegura que el ex vocero “es el rey del doble discurso, dice una cosa en ON y otra en OFF”. Y, por último, “cuando no tiene argumentos, pero tiene que rebatir algo saca de inmediato a flote los temas de la dictadura”.

El actual piñerista Jorge Schaulsohn lidera a quienes cuentan con dos menciones. Sobre él se dice desde que “es un tipo especialmente camaleonesco” hasta que “es incoherente en sus decisiones políticas” y que al igual que Piñera “tiene un conflicto de intereses” para actuar en política. Con la misma puntuación le siguen Carlos Ominami, quien “mezcla sus intereses personales con los políticos” y “nunca pudo explicar bien lo sucedido en los casos PGE, es hábil en el engaño”; Antonio Leal, quien “habla sólo para estar” y “es aprovechador, no convence”. A los varones les sigue la primera fémina de la lista: la RN Lily Pérez, porque “juega con la noticia” y “opera mucho”. Y por último, el timonel de la UDI, Juan Antonio Coloma, quien también recibió dos puntos, porque “es el político más timorato de todo el abanico” y “ha tenido que salir a desdecirse muchas veces”.

Ya llegamos al final, donde están aquellos que sólo fueron mencionados una vez en esta lista abierta. Ellos, en orden de mención, son Jorge Tarud, Carolina Plaza, José Antonio Viera-Gallo, Mariana Aylwin, Nicolás Monckeberg, Jorge Pizarro, Alejandro Bahamondes, Fernando Flores, Carlos Maldonado, Juan Carlos Latorre, Camilo Escalona y Ricardo Lagos Escobar. Para no aburrir al lector y no ser reiterativos no detallamos los argumentos que acompañan a estos nombres. Usando una frase muy utilizada por estos días, para que usted se pueda imaginar las explicaciones de quienes mencionaron a éstos, los últimos del ranking, sólo podemos decir que es “mejor no hablar de ciertas cosas”.

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